Las imágenes recorrieron el mundo y no tardaron en viralizarse: durante doce minutos, los jugadores del Hoffenheim, que hasta ese momento estaban siendo goleados 6-0 por el Bayern Múnich en una nueva fecha de la Bundesliga, le pasaban la pelota a sus rivales, que se la devolvían de inmediato, en un inédito pacto de no agresión. El insólito comportamiento de los jugadores surgió como una defensa al dueño del pequeño club del sudoeste alemán, que estaba siendo insultado por los aficionados más radicalizados del Bayern.
Cuando faltaba el último cuarto de hora de un duelo ya resuelto por la espectacular goleada del líder y vigente campeón alemán, sus hinchas desplegaron el plan que tenían en mente para protestar contra las ideas de Dietmar Hopp, el multimillonario dueño en los hechos del Hoffenheim, que pretende cambiar la famosa cláusula 50+1, la regla que garantiza que todos los clubes de la Bundesliga se mantengan en manos de sus socios, al menos en un porcentaje mayoritario. Por ese motivo, los hinchas de clubes como el Borussia Dortmund o el Bayern, que están absolutamente en contra de la aparición de sociedades anónimas en el fútbol alemán para evitar la llegada de mecenas del estilo del Manchester City o el Paris Saint Germain, suelen protestar contra Hopp o contra los dirigentes del Leipzig, el club que patrocina la bebida energizante Red Bull.
Tanta es la bronca contra Hopp que casi al mismo tiempo, el duelo que el Dortmund le ganó 1-0 al Friburgo se vio interrumpido en el inicio de la segunda parte por cánticos en su contra, por más que el Hoffenheim no tenía ningún papel en ese partido.
En esta ocasión, los aficionados bávaros desplegaron banderas y carteles en los que tildaban de "hijo de puta" al multimillonario alemán, fundador de SAP, una de las empresas de software informático más importante de Europa. Hopp, de 79 años, invirtió buena parte de sus millones en el Hoffenheim, club prácticamente creado desde cero a partir de los euros del magnate y que llegó a la Bundesliga gracias a su aporte.
Cuando se jugaban 78 minutos y el partido ya estaba resuelto, el árbitro Christian Dingert decidió interrumpir el juego por los insultos contra Hopp. "Todo sigue igual, la federación rompe su palabra y Dietmar Hopp sigue siendo un hijo de puta", decía el conjunto de tres carteles mostrados por los simpatizantes visitantes.
En ese momento, los jugadores del Bayern se dirigieron hacia su propia tribuna para intentar convencer a los hinchas que frenaran con ese comportamiento. Incluso, el presidente de la junta directiva del Bayern, Karl Heinz Rummenigge, bajó al campo de juego junto con Hopp, en un gesto de solidaridad contra el dirigente agredido.
Tras unos cinco minutos de interrupción, en los que los jugadores incluso fueron hasta los vestuarios, el juego se reanudó, aunque para ese entonces, los futbolistas de ambos equipos ya habían convenido en pasarse la pelota sin atacarse, en una especie de "huelga de brazos caídos" en protesta a los insultos contra Hopp. Así lo hicieron hasta que se cumplieran los 90 minutos reglamentarios, en medio de los aplausos de la mayor parte del público y de gritos de apoyo al veterano dirigente local, que seguía el partido junto a Rummenigge.
Tras el partido, Rummenigge explotó contra sus propios hinchas y aseguró que intentarán sancionar a los responsables de lo sucedido. "Me avergüenza ese comportamiento, ésa es la cara horrible del Bayern y no tiene excusa ninguna. Hicimos filmar todo. Procederemos contra ellos con todos los recursos y les exigiremos cuentas", remarcó el ex internacional alemán en declaraciones al canal de televisión Sky. Rummenigge, además, aclaró que la idea del pacto de no agresión fue una idea que surgió de parte de los futbolistas.
Una curiosidad, o no tanto para entender el tema, es que la empresa SAP, propiedad de Hopp, es uno de los principales auspiciantes del Bayern Múnich, tal como figura en la página web del gigante alemán.