En su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso el presidente Alberto Fernández trazó lo que, más allá de las ideas generales ya anticipadas, son los ejes de su plan de gobierno. Advirtió, sin cargar las tintas, sobre la grave situación que recibió del gobierno anterior, retomó antiguas banderas del kirchnerismo y del peronismo, salió al cruce de distintas demandas y fijó su propia impronta para la gestión de los próximos años. Y en ese intento el mandatario impuso su estilo de contener a todos y todas y atender la mayoría de las peticiones sin eludir gran parte de los temas conflictivos. Pero no solo buscó atender a todos, sino también convocar al conjunto de la ciudadanía al "esfuerzo mancomunado", una sentencia que se repitió con distintas fórmulas a lo largo de toda la alocución.
Fernández no dejó de reconocer "el deterioro" con el que se encontró su gobierno al asumir, pero se diferenció de su antecesor Mauricio Macri evitando la idea de la "pesada herencia". Quizás una de las frases más categóricas en ese sentido fue la que apuntó a decir que "recibimos un país dañado en su tejido social y productivo”. Dejando de lado la queja apeló en cambio a la "solidaridad como vía maestra de la reconstrucción nacional".
Uno de los ejes del discurso estuvo centrado en proponer un "desarrollo inclusivo y sostenible", siempre sobre la base de que "hay que comenzar por los últimos para llegar a todos". Por eso Fernández destacó la importancia la "lucha contra el hambre" como prioridad principal de su gestión. Porque "comer no puede ser un privilegio", dijo.
En su propuesta se incluyeron, además de la confirmación de algunos temas como la reforma del poder judicial, la legalización del aborto y la confirmación de la creación del Consejo Económico y Social para el Desarrollo Argentino, algunas de las banderas que han sido vertebrales en sus anuncios. "Sin memoria, verdad y justicia la Argentina no puede ponerse de pie", dijo Fernández rescatando una bandera central de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Porque, insistió en otro momento, "los derechos humanos son la columna vertebral de la república". No hubo, en cambio, mención alguna sobre la situación de los "presos políticos" o, como prefiere llamarlos el Presidente, "detenidos arbitrarios". Sí dijo, sin embargo, que “venimos a ponerle fin a la designación de jueces amigos, a la manipulación judicial, a la utilización política de la justicia y el nombramiento de jueces dependientes de poderes inconfesables de cualquier naturaleza”.
Compromiso y solidaridad fueron dos de las palabras más usadas por el Presidente. La primera para vincularla con su propia acción y la de su gobierno. La segunda para convertirla en eje transversal también de sus acciones, pero como una permanente convocatoria al conjunto de la ciudadanía. A los propios, pero también a quienes se sientan del lado de la oposición, ya sea política, económica o empresaria. Fernández quiere mantener en alto la idea de Argentina Unida con la que pretende caracterizar su gestión y dejar atrás la idea de "la grieta".
En esa línea no fueron inocentes las menciones que hizo al ex presidente Raúl Alfonsín, algo que ya se ha convertido habitual en sus intervenciones públicas.
Pero también buscó demostrar firmeza en sus posiciones cuando sostuvo que “nunca más a un endeudamiento insostenible. Nunca más a la puerta giratoria de dólares que ingresan por el endeudamiento y se fugan dejando tierra arrasada su paso” y dejó abierta la posibilidad de investigar las condiciones en las que se endeudó al país. La mención debe haber provocado una sonrisa satisfecha en más de un oficialista que viene sosteniendo la necesidad de no pagar a ciegas. Algo que puede reafirmarse con la afirmación de que “no vamos a pagar la deuda a costa del hambre y la destrucción de los sueños de los argentinos y las argentinas”.
Alberto Fernández también dejó clara su impronta federal, otra de las promesas de campaña a la que el Presidente quiere atenerse.
En definitiva, un discurso programático, que reafirma los principales lineamientos de la campaña para instalarlos como prioridades de gestión y en el que la solidaridad fue un eje articulador.