"Siempre le decimos borrador para que ningún ministro se enoje si después no queda algo", explicaba un importante miembro del Ejecutivo respecto al mensaje de Alberto Fernández. El Presidente se llevó el viernes a Olivos el "borrador" del discurso que le habían preparado el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz y el asesor Alejandro Grimson y le modificó cosas en su computadora hasta poco antes de salir hacia el Congreso. Como él prefiere, apenas hubo alguna referencia a la "herencia recibida" y sí una idea, repetida en varias oportunidades, acerca del objetivo de lograr una recomposición de ingresos que empiece por los sectores más postergados para luego llegar a todos. "Es el principio de la solidaridad en el que venimos insistiendo, convencer a toda la sociedad de estas medidas que buscan volver a la idea de una movilidad social ascendente", explicaban cerca del Presidente.

En el gabinete la sensación era de conformidad con el mensaje y, en general, con el desarrollo del acto, con militancia en las calles pero sin cantitos en el recinto. "Más normal", según definían. El Presidente imprimió el mensaje a las 10.30 y se lo mandó a Cafiero y a su vocero, Juan Pablo Biondi. Ni a los otros ministros ni a la vicepresidenta Cristina Kirchner. Igual, en un ratito lo iban a escuchar en vivo. Fernández salió y, después del acto, volvió a Olivos con la única compañía de su pareja Fabiola Yañez. 

"Se tocaron todos los temas y se explicó claramente el rumbo hacia dónde vamos, incluyendo varios anuncios", explicaba el funcionario. No aceptaban la crítica opositora -ya repetida- acerca de la supuesta falta de plan económico e incluso de presupuesto. "Ellos quieren que presentemos un Power Point y eso no lo vamos a hacer. Hasta que podamos refinanciar la deuda y sepamos a ciencia cierta con qué recursos contamos, estamos trabajando con el presupuesto anterior. Es algo que ya se hizo muchas veces. Y en cuanto a medidas, se habló en concreto sobre todas las iniciativas redistributivas que pusimos en marcha en 80 días y también de proyectos a futuro, como el de hidrocarburos, que va a servir para que vengan inversiones", respondía. En cuanto a ese proyecto, que ya está elaborado, adelantaban que permitirá una flexibilización del cepo cambiario para las empresas que inviertan en Vaca Muerta, un reclamo insistente de los funcionarios y empresarios extranjeros con quienes se reúnen.

A algunos ministros, que sienten la rigurosidad de tener que trabajar con caja cero, les gustaría que se hiciera un informe más detallado del desastroso legado que les regaló el macrismo. Pero Alberto Fernández entiende que a la gente se le ponen los pelos de punta cuando vuelve a escuchar algo de eso y tachó algunas referencias a la herencia recibida, aunque mantuvo intacto el "nunca más" a las políticas de endeudamiento. Seguramente el mayor condicionante con el que recibió el gobierno y que marcó uno de los momentos más contundentes del discurso, con cada afirmación rubricada por aplausos por parte de la bancada oficialista.

Ministros y funcionarios acercaron sus propuestas para la elaboración del mensaje. Los proyectos para terminar con el matiz secreto de la AFI y de sus fondos reservados los trabajaron entre Cafiero y la interventora de la Agencia, Cristina Caamaño. En cambio, los tres que tienen que ver con las Malvinas y cuestiones de soberanía -un tema que había quedado totalmente afuera de la agenda  con el macrismo-, aportaron el ministro de Defensa, Agustín Rossi, y el secretario para las islas, Daniel Filmus. En tanto, la Agencia de Evaluación de las Políticas Públicas y el cuerpo de administradores gubernamentales tiene el sello de Gustavo Beliz. En sus años en el BID, estuvo trabajando en todos proyectos por el estilo. Béliz también opinó respecto a la reforma del Poder Judicial, lo mismo que la ministra Marcela Losardo. Pero ahí fue el propio Presidente quien tuvo la última palabra. Ya en campaña había planteado la idea de reformar el fuero federal, ampliándolo de manera de diluir el papel de cada juez. 

Un eje importante, también sepultado durante el macrismo, fue el de la ampliación de derechos, uno de los legados más perdurables del kirchnerismo. En este caso, toda la atención estuvo puesta en el anuncio del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que no por conocido dejó de ser uno de los momentos más emotivos, con un aplauso de pie y con pañuelos verdes en alto. Estos medidas, que en principio no requieren de un esfuerzo presupuestario, explicaban en Gobierno, sirven también para marcar el rumbo de un gobierno, lo mismo que la creación de un espacio de memoria en Campo de Mayo.

Todo en una misma lógica, definían cerca de Fernández, que podía definirse como "solidaria" o "redistributiva" cuando se refiere a lo económico. "Hay que comparar las primeras medidas que tomó Macri y las que tomamos nosotros. Ahí se va a ver que tienen una dirección exactamente inversa. Con las tarifas y la baja de retenciones, Macri le quitó a las clases populares para darle a los sectores concentrados. Nosotros, con los pocos recursos que tenemos a mano, hicimos lo contrario. Todo el discurso de Alberto apuntó a mostrar eso", explicaban en Gobierno.