Es la mañana del martes 25 de febrero, en Roma, Italia. Hace frío, como todo invierno que termina, un invierno largo y preocupante para quienes sostienen desde el 2008, “La casa delle Donne Lucha y Siesta”. Lxs activistxs, parte del movimiento feminista italiano y la comunidad de la región de Lazio, se amuchan en la puerta. Llegaron temprano para resistir: la alcaldía de Roma quiere cortarles los servicios básicos para que no sigan habitándola. En dicha casa se encuentran alojadas 14 mujeres víctimas de violencia de género, junto a sus hijes. La promesa de la Alcaldesa romana- Virginia Raggi- es darle a estas mujeres asistencia y lugares dignos donde refugiarse. "¿Por qué ahora cambiaría la política que el municipio viene sosteniendo?" se preguntan sus operadoras.
En la actualidad, Roma tiene un gran déficit de políticas contra la violencia de género. “El gobierno italiano toma la problemática de violencias como una emergencia y no como un problema estructural. Es un tema tocado en las campañas electorales, pero luego el dinero para sostener las casas de las mujeres nunca llega, y la mayoría son sostenidas por activistas” señala Martina Cicciole, operatrice de “La Casa Internacional de la Mujer para no sufrir violencia".
Según el Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia de género Roma, por su número de población, debería tener habilitadas 300 camas para que las mujeres que sufren violencias tengan un lugar provisto por el Estado para empezar una nueva vida. Dicho municipio solamente tiene 30 y Lucha y Siesta añadió 14 más. “Por Lucha y Siesta han pasado cerca de 1200 mujeres con sus hijos e hijas y vivieron 142, también con sus hijos e hijas. Muchas de ellas son extranjeras e ilegales y el equipo legal las han ayudado con sus papeles, para que estén en orden y así puedan llevar a cabo su propio deseo en un país nuevo. El problema es que cada día que pasa el sistema liberal las oprime más y más”, dice Anahí, quien es activista y parte de la cooperación de dicha casa.
“Un acto también político” fue lo que idearon quienes decidieron tomar una casa abandonada de la concesión de trasporte de la municipalidad (ATAC), en la periferia de Roma. Marta Facchini, periodista italiana, dice que “esta casa es un lugar complejo. No es justo definirla con una sola palabra, porque es un espacio con un fuerte significado material y simbólico, generado gracias a la lucha y la autodeterminación de las mujeres. Es una casa de refugio, un centro contra la violencia y una casa semiautónoma arraigada en el territorio romano durante más de diez años. Ofrece escucha, orientación, ayuda psicológica y refugio para aquellas mujeres que se encuentran en una situación de violencia. Lucha es también un espacio para la construcción colectiva de un mundo sin violencia masculina”. Para armar Lucha y Siesta tuvieron que poner sus manos en el barro, en una casa que no estaba en condiciones para ser un refugio, en la que no existían 14 habitaciones, ni camas, ni bibliotecas y menos aún, la asistencia que brindan a la comunidad durante las 24 horas al día.
Fue la convicción de la militancia feminista la que puso el cuerpo, las ideas y el dinero para que Lucha y Siesta existiera. A lo largo de éstos casi 12 años, la casa fue creciendo, y además de la asistencia individualizada de cada mujer -que allí se refugia por tiempo indeterminado- también ofrecen talleres de todo tipo, hacia dentro y también hacia la comunidad de Roma.
La noticia del desalojo fue en septiembre del año pasado, la alcaldía mandó durante todos estos meses cartas de desalojo y cortes de los servicios básicos. Sin embargo, La Casa nunca detuvo sus actividades, sino todo lo contrario: formaron un comité para recaudar fondos, poder comprarla y hacerla Fundación: un sueño ambicioso y merecido para la comunidad que acude y vive allí.
Las tareas para recaudar fondos se sostienen. “Lo importante es no parar. Si con los fondos económicos que juntamos por medio de festivales, actividades y donaciones no podemos llegar a costear los gastos para organizarnos como Fundación, la utilizaremos para arreglarla” dice Anahí, desde Roma, llegada recientemente de Argentina.
A mediados de diciembre, el Consejo Nacional de la mujer de la región de Lazio, firmó una ley en la que comunicaba que se comprometían a facilitar el dinero (2 millones 600 mil euros) para comprar la casa. Para que dicha compra por parte de la región suceda, tiene que haber una subasta el próximo 7 de abril. El gran problema es que la municipalidad de Roma, bloqueó este acuerdo con la idea de vaciar antes de tiempo la casa. “ A la municipalidad de Roma no le interesa lo que hacemos, para ellos, las personas en situación de violencia son víctimas y nada más. Nunca se ocuparon”, señala Anahí.
Está visto que su sentido de desalojo connota el vacío de políticas públicas de integración, igualdad y libertad. Con el cierre de Lucha y Siesta también se acota la desconstrucción de la heterónoma que la derecha italiana, la ideología política que más fuerza tiene hoy en Italia, viene hace tiempo llevando a cabo. Ya que además de la casa refugio, la asistencia a la comunidad, dan talleres a las escuelas para educar en torno a la no violencia de género en todas su formas. La causa por la cual la casa no se cerró hasta el día de la fecha fue por la gran cantidad de festivales y actividades que se llevaron a cabo, que, con la cooperación de los medios de comunicación nacionales y la agitación del movimiento Non Una di Meno lograron por estos meses frenar el desalojo.
Durante todo el 25 de febrero, la comunidad militante social y feminista estuvo ocupando el jardín de la casa, en constante charlas y asambleas. De este día, participaron todos los rangos de edades y se escucharon atentamente. Circuló un comunicado que contaba que las mujeres que fueron derivadas a departamentos ofrecidos por la alcaldía ni siquiera tenían agua caliente y que la comunicación entre las activistas de la casa y la municipalidad estaba completamente obturada. “Está claro que Virginia Raggi ( alcaldesa) no conoce Roma, ni está al tanto de la importancia de este espacio para su sociedad. Espacios como éstos son el resultado de caminos de liberación y autonomía. Sentimos la responsabilidad de resistir no solo por nosotras, sino por todas las mujeres de la ciudad, por todas las mujeres del país, por todas las mujeres del mundo”. Hoy Lucha y Siesta no duerme, la persona de la alcaldía que hoy fue a desalojarlas por la tarde no volvió. Nosotras, también desde Argentina, nos solidarizamos con su Lucha, nuestra lucha.