Josh Speidel tenía 17 años y estaba considerado uno de los mejores proyectos que había llegado a la Universidad de Vermont (UVM) para competir en la NCAA, la Liga universitaria de Estados Unidos. Muchos le auguraban un futuro en la NBA. Sin embargo, un accidente automovístico en 2015 que casi le cuesta la vida y que lo tuvo en coma durante más de un mes truncó su posibilidad de convertirse en una estrella del básquetbol, aunque gracias a su equipo, que le respetó la beca pese a todo, pudo concretar el sueño de debutar en la Liga universitaria norteamericana y anotar un doble cinco años después de aquella noche fatídica.
Sus 2,01 metros de altura, su versatilidad y su capacidad atlética habían llamado la atención del entrenador de la Universidad de Vermont John Becker, que estaba orgulloso de que el joven hubiera optado por unirse al programa de los Catamounts. "Pensaba que era el mejor jugador que había conseguido reclutar", reconoció Becker a la cadena CBS. Estrella de la Secundaria Columbus North en Indiana, donde promediaba 25,6 puntos y 9,3 rebotes, Speidel era el mejor jugador de su camada en ese estado, por delante de Kyle Guy y Dylan Windler, dos jugadores que ya están en la NBA después de haber sido elegidos en el draft de 2019.
Pero el 1 de febrero de 2015, en la noche que se disputaba el Superbowl y un día después de anotar 33 puntos y capturar 18 rebotes en el que fue su último partido, su futuro de estrella quedó trunco. Después de salir de un estacionamiento de un local de comida rápida, el Honda Accord que manejaba fue embestido por otro auto cuando ingresaba a la autopista, lo que le provocó secuelas para toda la vida. A pesar de que no llevaba identificación ni registro en el momento del accidente y que estaba bañado en sangre, uno de los primeros testigos que lo socorrió pudo reconocerlo por su creciente popularidad en aquel momento.
Una fractura de cráneo, con una lesión cerebral traumática, determinó que estuviera en coma inducido durante semanas. Por eso, nunca se enteró de que la tercera noche en la que estaba en el hospital recibió la visita de Becker, que había volado desde Vermont a Indiana y le prometió a sus padres, Dave y Lisa, que el acuerdo seguiría en pie y que Josh iba a recibir su beca universitaria. Su fortaleza física le había salvado la vida. "Eso fue realmente lo que lo salvó", explicaba Becker. "El hecho de que estaba en muy buena forma y era muy fuerte. Estaba teniendo un gran año. Habría sido uno de los grandes de nuestra historia", recordó el entrenador.
Lo concreto es que tras una larguísima recuperación, que incluyó lo que los médicos llaman un reseteo cerebral, y tener que volver a aprender cosas tan básicas como a hablar o caminar, Speidel llegó a Vermont un año después de lo previsto. Desde entonces, participó en todas las prácticas de Catamounts y cumplió todas las rutinas que su físico le permitió. Durante cuatro años -los de su formación universitaria-, el joven que ahora cuenta con 22 años y que tiene previsto graduarse en mayo en educación y servicios sociales con las más altas calificaciones, fue un integrante más del plantel de la UVM, aunque sin poder jugar ni un minuto.
Sin embargo, el martes cuando los Catamounts disputaron el último partido de la serie regular ante Albany en el Patrick Gym, que sin aquel fatídico accidente hubiese sido el último juego en su carrera universitaria tras cuatro años, Speidel pudo cumplir su sueño. Por un acuerdo entre los entrenadores de ambos equipo, Josh ingresó en el quinteto titular de Vermont y fue el encargado de anotar los primeros dos puntos de su equipo. De esa manera, ante la ovasión de todo el estadio, el joven tuvo su debut y despedida en la NCAA, el torneo en el que tenía todo para brillar.