El principio, hace diez años, fue una jam session de amigos para celebrar a Wes Montgomery en el mes de su nacimiento. Hoy, Juan Miguel Valentino, impulsor de la iniciativa, habla de “el cumpleaños de Wes” como de una costumbre afianzada, una conmemoración en la que se recuperan las distintas formaciones que lideró el guitarrista nacido en Indianápolis en marzo de 1923. Se transcriben los arreglos originales y se revelan los secretos de una técnica original, que en su momento cambió el curso de la guitarra en el jazz. “Cada año significa más trabajo, pero aquí estamos”, dice Valentino, cuyo proyecto, el Valentino Jazz Bazar, ha ido tomando distintas formas frente a cada aniversario. “Este año tenemos la big band, el trío y el cuarteto y presentamos el disco en dos funciones”, enumera orgulloso.

El disco es Essence of Wes Montgomery, un álbum doble grabado en vivo el año pasado en Thelonious Club, que se presentará el viernes a las 21 y 23.30 en otro de los templos del jazz porteño, el Bebop Club. En el reducto de Moreno 364, Valentino celebrará otro cumpleaños de Wes encabezando el Hammond Trío, con Fernando Rusconi en órgano eléctrico y Timoty Cid en batería, y el cuarteto, que se completa con Matías Valentino en piano, Diego Arnal en contrabajo y Gonzalo Rodríguez en batería, además de la cantante Carrie Diane Ward. En el cierre actuará con la Big Band dirigida por Daniel Camelo.

“Este es un disco que me debía”, confiesa Valentino. “A Wes le dediqué mi carrera y me faltaba dejar plasmado en una obra toda esta pasión. Aprovechamos la formidable grabación que hizo Amadeo Alvarez del show en vivo del año pasado y nos animamos a hacer un disco. Primero iba a ser una selección de temas, pero salieron todos tan bien que decidimos hacer un álbum doble”, cuenta el guitarrista.

“En el show de Bebop no vamos a tocar sólo lo que está en el disco, también vamos a proponer cosas nuevas. Por ejemplo, la big band transcribió algunos arreglos tal cual de los discos, como una manera de mostrar más directamente lo que era el estilo de este monstruo”, explica Valentino. “Además, este año hacemos el homenaje con el Hammond Trío, que fue la formación de Wes de fines de los ‘50. Muchos guitarristas, entre ellos George Benson y John Scofield, en algún momento de sus vidas tocaron con este tipo de formación. Es un sonido muy particular, el órgano le da esa onda góspel o blues que está en el ADN de Wes”, describe. “En el disco está el cuarteto con vibráfono que hicimos el año pasado. Esa fue una formación muy interesante, en la que Wes tuvo sucesivamente dos vibrafonistas: su hermano menor Buddy, y más tarde Milton Jackson, con el que grabó Bags Meet Wes!, un disco colosal”, cuenta.

Valentino habla de “Wes” con devoción sencilla y convicción. Antes de ser un estudioso de su música y de su técnica fue un admirador, una mezcla de la que derivó un devoto alucinado confeso. “¡Cómo tocaba ese pibe!”, sintetiza el sentimiento, y también lo explica: “Era un blusero, sus fraseos están llenos de blues. Pero el tipo tocaba tan bien que a veces ni te das cuenta que está tocando blues”, asegura. “Wes hizo lo que ningún guitarrista en el planeta había hecho: para tocar bop y hard bop usó la técnica guitarrística del blues. Es decir, en la izquierda tocaba con tres dedos, sin usar el meñique. Con eso, sumado a un gran sentido melódico, logró un sonido personal y hasta ese momento único”.

–¿El deslumbramiento por la música de Wes fue inmediato o lo fue descubriendo de a poco?

–Cuando tenía 13, a principios de los ‘70, ya llegaban los vinilos de Wes. Era su época más comercial, digamos, pero era un referente, un gran guitarrista como podían ser Joe Pass o Barney Kessel. A los 20, un amigo me regaló The incredible Jazz Guitar, un disco anterior, de 1960, y descubrí a otro Wes. Me partió la cabeza, dejé de tocar la guitarra por ocho meses hasta que acomodé las ideas. Después agarré un disco de 1961, "So Much Guitar", y bué... nunca había pensado que podía existir un guitarrista así. ¡Ese era el Wes que estaba inventando un nuevo estilo, un nuevo todo para la guitarra! Pero no se terminaba ahí, porque además de tocar y de improvisar como él sólo podía hacerlo, fue un gran compositor. Sus temas están a la altura de Miles (Davis) o (John) Coltrane.

–¿Cómo fue elaborando todo eso en su estilo?

–En los ‘80 todos los guitarristas tocábamos igual en Buenos Aires. Escuchando a Wes dejé la púa y empecé a tocar con el pulgar para abajo. Me metí en ese mundo y cambió mi vida. Acá nadie tocaba así, muchos guitarristas me miraban y decían "este pibe está loco". Y con ese estilo me fui haciendo. Imaginate, para un músico como yo, autodidacta, que se crió en Haedo tocando con el dedo gordo, hoy poder tocar con estos maestros es un sueño. Y se lo debo a Wes.