Alphabet, la corporación que contiene a Google, reportó sus ganancias de 2019. Los inversionistas no quedaron contentos por un crecimiento que se desacelera pero éste no se detiene, mientras desde otros sectores exigen regularlo antes de que sea demasiado tarde.
Por segundo trimestre consecutivo los resultados económicos publicados por Alphabet, corporación madre de Google, quedaron detrás de los pronósticos. Esa es una mala señal para los mercados, tan mala que el valor de las acciones cayeron a las pocas horas de conocidos los números.
La causa fue, sobre todo, que en lugar de los 46.940 millones de dólares esperados, la empresa facturó “solo” 46.075 millones en el cuarto trimestre de 2019, menos de un 2 por ciento de diferencia. No importó que hubiera aumentado sus ganancias en un 20,2 por ciento respecto del año anterior, que la facturación total creciera un 17 por ciento o que las ganancias netas fueran 10.670 millones; de cualquier manera las acciones cayeron un 3,8 por ciento.
El reporte de ganancias tiene señales contradictorias que el mercado financiero no acepta. El grueso de la facturación de Alphabet proviene de la publicidad: nada menos que 37.934 millones en el último trimestre, es decir, cerca del 83% del total de ingresos.
El problema es que los costos para mantener el crecimiento en esa área se van incrementando por varias razones: gracias a la eficiencia digital de la empresa y sus competidores, como Facebook o Amazon, el valor de la atención, insumo necesario para vender publicidad, ha sufrido una devaluación: ya no se necesitan actores, periodistas o locutores para producir atención; ahora los propios usuarios comentan, sacan fotos de sus comidas o vacaciones y de esa manera atraen las miradas y oídos de sus pares.
Por eso es cada vez más caro crecer en un mercado ya saturado y supercompetitivo donde los precios bajan. Para no perder el paso, Alphabet debió aumentar su planta de empleados en un 20,4 por ciento interanual y llegó a casi 119.000 empleados, necesarios para mantener enganchados a los usuarios y atraer a otros nuevos.
El problema es que los competidores intenta hacer exactamente lo mismo y tironean también de la atención de las mismas personas ya sobresaturadas de estímulos. En particular, es preocupante para el mercado publicitario digital la fuerza con la que Amazon está intentando ganar espacios.
Otros mercados
Por eso, quienes basan sus ingresos en nichos ya saturados, luego de canibalizar a los viejos medios masivos, buscan expandirse hacia otros mercados. En el caso de Alphabet la estrella del crecimiento son los servicios en la nube que crecieron un 53 por ciento respecto del año anterior para llegar a unos modestos, en comparación, 2614 millones de ingresos.
También hay señales de un creciente interés por captar parte de los tentadores presupuestos educativos o de salud de distintos países ofreciendo sus servicios, así como otras empresas saltan hacia los servicios financieros o a las plataformas audiovisuales.
Un capítulo particularmente importante del reporte es que se dieron algunos resultados puntuales de YouTube, algo que pocas veces había ocurrido. En el cuarto trimestre de 2019 la plataforma facturó 4717 millones de dólares en publicidad, un 30 por ciento más que el año anterior. Para todo el año alcanzaron los 15.000 millones, el doble de lo declarado en 2017 y cerca del 10 por ciento del total de ingresos de la empresa.
El tema es particularmente relevante porque la plataforma de videos está en el ojo de la tormenta por el uso que le dieron desde los extremismos políticos y por ser un canal privilegiado para la circulación de campañas de desinformación.
El reporte llega, además, en un contexto local complicado para la empresa; varios precandidatos, sobre todo demócratas, aseguran de que es imprescindible aplicar las leyes antimonopólicas a los gigantes de internet antes de que produzcan un daño irreparable.
De hecho, Google, junto a otras, ya es objeto de una investigación por prácticas monopólicas. Justamente el día anterior a la nueva declaración de ganancias el director del área del Departamento de Justicia que investiga la causa, se recusó a sí mismo de la investigación a Alphabet por posible conflicto de intereses. Esta empresa es desde hace un año la que más gasta en lobby en Washington, por encima de las empresas tradicionales como Lockheed Martin o Boeing.
Alphabet junto a Microsoft, Apple y Amazon son empresas que están en la cima de la valuación de mercado. Pero lejos de permitir relajar las cosas, mirar al resto desde las alturas aumenta las tensiones. Por un lado los inversores exigen continuar el crecimiento meteórico sin importar los “daños colaterales” del modelo de negocio. Por el otro lado los escándalos se suman y la clase política empieza a notar que en poco tiempo, si acaso aún posible, no tendrá el poder de regular a los gigantes.