Hace una década, Lorena Almirón y Liliana Leyes recorrían los espacios de trabajo estatal como militantes de ATE Rosario en colectivo, bicicleta o caminando. Al secretario Gremial le fueron a pedir un auto para trasladarse y el dirigente se le rió en la cara. "¿Ustedes van a manejar?", les respondió. Les costó ganar esa batalla. "No nos dejaban conducir un auto y ahora conducimos todo el sindicato", dice Liliana Leyes, secretaria de organización de ATE Rosario y referente feminista de la ciudad. ATE Rosario lanza hoy su Programa de Igualdad Sindical de Oportunidades, porque la construcción de un gremio feminista para mujeres, varones y disidencias es una de las premisas que alumbra a esta filial, que no está alineada con la conducción provincial. "Hace cuatro años teníamos un 60 por ciento de afiliadas mujeres, y hoy nosotras somos el 72 por ciento de las afiliadas", subraya Lorena Almirón, secretaria general desde noviembre pasado. En el acto de hoy, a las 18, en San Lorenzo 1879, presentarán los datos de una encuesta realizada a afiliadas, en la que el 72 por ciento identifican haber sufrido algún tipo de violencia en su trabajo.
"Que un sindicato decida dedicar sus esfuerzos a generar evidencia, a través de datos, para fundamentar nuestras políticas, es muy importante", consideró Luciana Sosa, que forma parte del Departamento de Mujeres, Género y Diversidad. La encuesta fue respondida por el 3% de las afiliadas (mientras los muestreos oficiales toman muestras del 1%). El 77,5 por ciento son empleadas de planta permanente y aunque esta nota usa el femenino, entre quienes respondieron, hay un 0,6 por ciento de no binaries, como así también 1,2 de lesbianas, 1,8 que se identificaron como gays y 96,4 como mujeres. La afiliación a ATE Rosario requiere que la persona haga un trámite ante el empleador.
El machismo lo vivieron en carne propia de múltiples maneras. Los entonces dirigentes de ATE Rosario las llamaban "porteritas con celular". "Era una discriminación por género y por clase, porque somos asistentes escolares, es decir, las que menos ganamos", recuerda Almirón, sin rencor y con la convicción de que garantizar las condiciones para que las mujeres puedan crecer en la vida sindical permitirá construcciones más democráticas. Por eso, el impulso a la ley Micaela es una de las bases del trabajo sindical, porque consideran que es una herramienta transformadora transversal para la organización, y sobre todo, para el Estado. "Me entusiasma este espacio porque hay dos frentes en los que trabajar: uno es el interno, para modificar las prácticas dentro del sindicato y el otro es interpelar al estado para que cumpla con los compromisos asumidos no sólo a nivel internacional, sino con las leyes. El estado se plancha si las organizaciones no están siempre alertas", consideró Sosa.
Justamente, la encuesta apunta a los dos aspectos. Entre las afiliadas que respondieron, del 72% que identifica haber sufrido algún tipo de violencia, el 57% dijo haber sufrido maltrato psicológico o simbólico; el 35% comentarios sobre su aspecto o forma de vestir, el 10% violencia sexual o acoso y el 6% discriminación por orientación sexual.
Uno de los ejes del trabajo de ATE Rosario en pos de la igualdad sindical será el de las tareas de cuidado, por eso el sindicato tendrá un espacio que permita a afiliadas, mayormente, pero también afiliados, participar de reuniones y actividades, sin que la atención de les hijes sea un obstáculo.
Entre las muchas acciones que vienen realizando las mujeres de ATE Rosario se encuentra el impulso de espacios multisectoriales e intersindicales de mujeres sindicalistas, como la Multisectorial de Mujeres Sindicalistas de Rosario, la Intersindical por la Ley Micaela y las Asambleas del 8M. "Me da mucho orgullo que antes fuéramos apenas cuatro sindicatos y hoy haya más de 60 en la Multisectorial", consideró Leyes, de incansable labor en esa articulación.