“Escribir es buscar en el tumulto de los quemados el hueso del brazo que corresponda al hueso de la pierna. Miserable mixtura. Yo restauro, yo reconstruyo, yo ando así rodeada de muerte”, escribió Alejandra Pizarnik. La letra cursiva, en tinta azul de pluma, convierte el texto encontrado en las últimas dos páginas de los Canti de Giacomo Leopardi (1798-1837), ejemplar de la biblioteca personal de la poeta que integra el Fondo Alejandra Pizarnik de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, en una escena inesperada para la investigadora-detective Lucía Resnicoff: el hallazgo de un poema manuscrito inédito de la autora de Árbol de diana y Los trabajos y las noches. Hay que ponerse guantes para tocar los materiales que están en la Sala del Tesoro. Resnicoff descubre en ese poema inédito un tono leopardiano en el tratamiento del tema del infinito, de la naturaleza y la condición del ser humano frente al dolor de una realidad sublime.
Resnicoff está realizando una investigación en el marco de una adscripción dentro de la cátedra de Literatura Italiana a cargo de Alejandro Patat, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. “En octubre de 2019, después de algunos intercambios por correo con Evelyn Galiazo -quien está a cargo de la catalogación y estudio crítico del Fondo Alejandra Pizarnik-, tuve la oportunidad de acceder a los materiales que se encuentran en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno y que contiene parte de la biblioteca personal de la poeta. Revisando las obras de Giacomo Leopardi, apareció, en las últimas dos páginas de los Canti, un poema manuscrito en tinta azul marino. La letra correspondía a Alejandra –revela Resnicoff a Página/12-. Sin embargo, no debía asumir que el texto era inédito sin corroborarlo primero. La particularidad del caso Pizarnik reside en que sus escritos están dispersos en distintos lugares del mundo. Se trata de un archivo que invita a la labor detectivesca. Por ese motivo, el rastreo fue arduo. Tuve que revisar diferentes publicaciones, tanto revistas como poemarios, para descartar esas posibilidades”. El poema, que se reproduce a continuación, es inédito:
“Mañana desaparecerá este pobre sol
Yo me volveré
con descuido / de ser todo lo que soy
porque la fe en el sí misma
no existe
Ningún desierto es perdurable
ninguna soledad sin motivo
ningún lugar es apto para refusilarse
solo las flores son libres ellas saben morir
y yo no / conozco ni este cielo ni esta arena
solo las huellas húmedas
el pis caliente / sí como una piedra culpable
adiós mi adiós te amo vilmente no olvides
de mi sangre las palabras de mi sangre
maldita / miseria
que con dinero y pan aún castiga
como un deseo frente a la noche del verano
como / el viento hijo de puta que me arrastra
no quiero que me lleven quiero nada estarme
nada / conocido nada por conocer
sino este lento flotar vagar divagar estar
dejar / que los perros laman mi
cerebro yo yo ser yo y estar en ti
en ti / calcula el recuerdo en estocada fatal
en tu medida la que sirve de patrón para la
herida / de aire en mi corazón
oh tú ten piedad de mí XXX (palabra inentendible en el original)
tú odiado tan amor oh mío”
La joven investigadora advierte que Pizarnik (1936-1972) tenía el hábito de intervenir los textos que leía a través de anotaciones en los márgenes o subrayados. “En octubre del año pasado, cuando tuve en mis manos los volúmenes de Leopardi que estaban en su biblioteca personal, Canti y las Operette morali, ya tenía la hipótesis de que en la escritura de Alejandra había tonos que podían ser de derivación leopardiana. El hallazgo del poema fue sorpresivo en sí mismo, ya que no esperaba encontrar un texto dentro del libro de Leopardi que, de manera tan explícita, reenviara a la obra del poeta, no solo a través de los temas sino también de la utilización de ciertos términos específicos característicos del escritor italiano. La aparición de ese poema, entonces, confirmaba materialmente mi hipótesis”, cuenta Resnicoff.
En un artículo que escribió para la revista Hablar de poesía, la investigadora avanza en su hipótesis. “Allí donde Pizarnik escribe ‘este lento flotar vagar divagar estar’ resuena el último verso de ‘L’infinito’: ‘e il naufragar m’è dolce in questo mare’ (y naufragar en este mar me es dulce). Aún con mayor fuerza, los términos ‘sol’, ‘desierto’, ‘soledad’, ‘cielo’ y ‘arena’ podrían remitir al icónico poema ‘La ginestra o il fiore del deserto’. En palabras de Leopardi, ‘tuoi cespi solitari intorno spargi,/ odorata ginestra, / contenta dei deserti” (‘tus matas solitarias diseminas, / olorosa retama, / contenta del desierto’). La idea del refusilo también aparece allí: ‘veggo dall’alto fiammeggiar le stelle (…) con l’aureo sole insiem, le nostre stelle / o sono ignote, o così paion come / essi alla terra, un punto’ (‘miro de arriba llamear los astros (…) con el dorado sol, nuestras estrellas / o son ignotas, o parecen como / ellos son a la tierra, un solo punto’). La flor de la retama, la única que crece en el desierto frente a la hostilidad del ambiente, también muere. Pero su muerte la vuelve ‘più saggia, ma tanto / meno inferma dell’uom’ (“más sabia, mucho / menos vana que el hombre”). En palabras de Pizarnik, ‘solo las flores son libres ellas saben morir’”.
La investigación de Resnicoff sobre el cruce entre Pizarnik y Leopardi –que cuenta con el apoyo de la tutora Claudia Fernández- “mostraría que estamos ante un caso en el cual, como probablemente en otros, no solo la literatura francesa tuvo influencia sobre una autora argentina”. La investigadora agrega: “Esto recién empieza, hay mucho aún por trabajar”.