En el aglomerado del Gran Rosario, la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 35 por ciento, sensiblemente más alta que la nacional, del 26,1%. Así se establece en el primer informe "Desigualdad de género en números, Ciudad de Rosario", elaborado por la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario. Que las mujeres hacen la mayor parte de las tareas del hogar es una realidad nacional, y también está un poco más acentuada en lo local: en Rosario, ellas hacen el 76% de ese trabajo que no tiene retribución, mientras los varones se encargan del 24%. En el total de los 31 aglomerados que mide el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, esa relación es de 73 a 27. Este importante factor de desigualdad está en la base de las brechas en el mercado laboral, y también "condiciona el tiempo que estas personas destinan a la educación, al ocio, a la participación social y política", indica el informe elaborado por la Usina, con la coordinación general de Paula Durán.

"Mientras que el promedio total de horas trabajadas -ya sea para el mercado como para el propio hogar- es similar para ambos sexos, en el caso de las mujeres, el 61,5% de las horas se destinan a trabajo doméstico y de cuidado dentro del propio hogar, no pagadas, y sólo el 38,5 por ciento fuera del hogar. Lo inverso ocurre con los varones, quienes dedican el 76,8% de su tiempo de trabajo a actividades para el mercado y sólo el 23,2 a trabajo doméstico dentro del propio hogar", se lee en el informe. 

Otro dato que resalta es que la tasa de actividad (las personas que tienen trabajo o lo buscan activamente) es del 69,7% para los varones y del 48,1% para las mujeres. "La carga de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que tienen las mujeres impide su incorporación al mercado laboral y las mantiene, mayoritariamente, lejos de la posibilidad de generar sus propios ingresos", explica el informe.

La desigualdad no se detiene allí, ya que las mujeres no sólo trabajan menos sino que lo hacen en trabajos de menor calidad. La proporción de trabajadoras precarizadas al interior del total de trabajadoras (36%) es mucho mayor que la proporción de hombres asalariados precarizados (27%). 

En cuanto al acceso a la seguridad social, el informe puntualiza que las mujeres son el 62,5 por ciento de la población jubilada. La mayor cobertura en el sistema previsional se debe, fundamentalmente a las moratorias. "Al referirse a las jubilaciones obtenidas a través de una moratoria es importante destacar que los planes de inclusión previsional popularizados como 'jubilación para amas de casa' funcionaron como un reconocimiento histórico al trabajo no remunerado de las mujeres", dice el informe. Se prueba con números (en este caso no es estadística sino que son números absolutos): El 81,3 por ciento de las mujeres accedió al derecho con una moratoria, una cifra que desciende al 42,8% en los varones.

Si se toma el concepto de feminidad de la pobreza, en el primer semestre de 2019 en Rosario había 107 mujeres pobres de entre 20 y 59 años de edad cada 100 varones de esa franja etaria en situación de pobreza. "Esta índice es menor al de otros lugares de América Latina pero también es una prueba de desigualdad", afirmó Durán. 

El informe reúne datos de distintas fuentes, como la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, datos de Ansés y la Encuesta de Usos del Tiempo realizada por el Grupo de Estudios de Género de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNR, que se hizo en 2010, y que esperan se pueda repetir pronto. "Hay muchas mujeres que investigan la desigualdad de género en el ámbito de la Universidad, y lo que ahora existe es una apuesta más institucional, porque antes quedaba más a cuenta de investigaciónes sueltas, ahora desde la Usina de Datos, queremos potenciar los estudios que ya están, y que puedan aparecer otros tipos de trabajo, como insumo para acompañar a las luchas de los feminismos", consideró Durán. 

En ese sentido, una de las primeras aclaraciones que se leen en el mismo informe es que "se retoman y se reproducen categorías binarias en relación a la utilización de las nociones varón-mujer, entendidas estas como sujetos universales. Las mismas provienen de diversos indicadores socioeconómicos que, hasta el momento, produce nuestro Sistema Estadístico Nacional con el INDEC como organismo superior". En ese sentido, Durán se entusiasma con el censo que se realizará este año. "Va a ser el primer momento donde se implementa el género autopercibido en las personas, se va a inagurar otra manera de identificar o clasificar a las personas por género y ya no por sexo binario", apuntó la investigadora. 

La Usina de Datos depente del Área de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo, a cargo de Guillermo Montero; y específicamente del director de Investigaciones Interdisciplinarias, Agustín Prospitti. La coordinadora general es Durán, mientras la coordinación estadística está a cargo de Lucía Andreozzi. Sol González de Cap es la referente del núcleo económico.