Organizar una misa para pedir por algo es muy habitual en la Iglesia, y nadie debería sorprenderse por eso. Pero cuando el motivo es a partir de una propuesta (aún no conocida en su totalidad) por parte del presidente de la Nación, sería ingenuo o negador ignorar que la convocatoria pretendía “presionar”. 

la que muchos consideran la Institución más patriarcal de Occidente pretenda levantar la bandera de “las mujeres” (¡sí a la mujer!) las cuales, como es obvio, no estaban en el altar, ya resultaba grotesco, si no ofensivo. Y aunque pretendieran (y eso se puede celebrar) incorporar muchas situaciones de muerte, como el hambre, la desocupación o las enfermedades de la pobreza, la segunda parte del slogan (¡sía la vida!) estaba claramente en contra del proyecto de Ley a presentar en el Congreso de Interrupción Legal del Embarazo. Pero, para “presionar”, siempre es conveniente, antes de pensar una convocatoria, evaluar la capacidad de movilización y de presión. Se pueden analizar otros muchos elementos, pero si la marcha y misa en Luján hubiera sido multitudinaria, al menos invitaría a muchos a pensar; porque muchos quieren decir algo que parece sensato escuchar. Pero si fue, ¡y lo fue!, un estruendoso fracaso, sin duda es ¡más que un papelón! 

Sin duda indica que ni siquiera aquelles que se sienten (nos sentimos) parte de la Iglesia nos sentimos convocados por el acto. No estoy de acuerdo con quienes sostienen que curas y obispos no podemos opinar. Solo que creo que toda opinión debe nacer del respeto, de la escucha, de la humildad, y – muy claramente – desde la capacidad de aceptación de las posiciones en contrario. Y, además, que las opiniones han de tener fundamentos y razones razonables. Posiciones desde slogans y desde el poder, sin duda resultan dignas de rechazo. Creo, por el contrario, que puedo tener una actitud muy errada, pero que en una actitud de diálogo no dogmático puede estar abierta al cambio o a corregir posiciones, y a veces también aportar algo a otros. Lamentablemente no parece ser esa la postura desde el fundamentalismo. Lamentablemente.En una clase de teología práctica, una mujer de los barrios de la Matanza le decía a un cura amigo: "¡qué lástima que los obispos hagan misa en Luján este domingo... porque ese día es el día de la mujer y que la Virgencita no estaría atendiendo..." Pareciera que la Virgen también adhirió al paro de mujeres. ¿Sabrá cierta jerarquía de la Iglesia escuchar esta “Vox Populi” o se seguirá creyendo la poseedora exclusiva de la “Vox Dei”?

 

*Integrante de los Curas en Opción por los Pobres