Y el paro pasó. Quedaron imágenes, sensaciones, emociones vividas en gran parte del planeta; de un mundo particular, que es el mundo de las mujeres, de lo femenino. Un territorio en movimiento, que se hace cada vez más ancho y se expande como el agua, que va colándose aun donde pareciera imposible y va traspasando fronteras, sumando ideas, personas y corrientes. PáginaI12 propuso a mujeres de ocho países, feministas ellas, académicas algunas, escritoras, periodistas otras, que contaran lo vivido la jornada del 8, a partir de sus ojos, su cuerpo y sus reflexiones.

Desde Cuba, la experta en género y comunicación Isabel Moya habló de las olas del feminismo. “Necesitamos un tsunami” para cambiar la sociedad, apuntó. Y en algunos países la movilización se pareció bastante a una ola enorme e imparable, no solo en Argentina, sino en Uruguay, desde donde la feminista histórica Lilian Celiberti comparó la emoción colectiva sentida en las calles de Montevideo con lo que provocaban las movilizaciones de la vuelta a la democracia. También para Claudia Dides, feminista chilena, este día tuvo algo de lo que se vivía en esa lucha contra la dictadura. 

La historia, por supuesto, estuvo presente en los recuerdos de estas mujeres.  A la escritora española Rosa Montero, la movilización en las calles de Madrid casi le hizo saltar algunas lágrimas, por la maravilla del “relevo generacional” que encontró. Allí, la maestra en medios y género Pilar López Diez registró también lo trascendente de esta fecha, que será recordada en la historia de su país, dijo, como parte de un momento de enorme sensibilidad hacia los derechos de las mujeres. 

Desde Brasil,  la religiosa y filósofa Ivone Gebara, referente en el mundo por su trabajo de teología feminista y por haber sufrido la censura de la Iglesia Católica al expresarse acerca del derecho a decidir de las mujeres, fue cauta. Describió las contradicciones de un día donde convivieron las movilizaciones con medios de comunicación hablando de que los hombres son los que más violencia sufren y con grupos de mujeres jóvenes que desconocían que la palabra feminismo pudiera aparecer asociada a la teología, a pesar de todo lo transitado.  

A Lucía Lagunes, coordinadora de la agencia de noticias de género mexicana CIMAC, el 8 la encontró volando a Nueva York. Se mostró feliz de que la realidad la sorprendiera con la “fuerza femenina unida por todo el mundo, construyendo la igualdad para el bien de la humanidad”. 

Pero la calle, claramente, fue el escenario donde el 8 se mostró con mayor fuerza en todos los países sumados a este paro. Allí estuvo casi todo el día la gremialista Zuliana Lainez, quien desde Perú contó sobre la necesidad de conmover, concientizar, llamando a no ser indiferentes frente a las violaciones cotidianas a los derechos de las mujeres. 

Allí estuvo también la activista feminista nicaragüense Sylvia Torres, que vivió este paro como “una buena señal” de cambio; en su país por lo menos, lejos estuvo de expresarse con la contundencia de otras latitudes. Ese movimiento incipiente, dice, le recordó a cómo se fue diseminando la idea del voto de las mujeres. 

Diseminar, colar, filtrar, derramar, marear, hacer olas, y por qué no, tsunamis. Así se va expandiendo la necesidad del cambio para las mujeres del mundo.

Los tsunamis, como se sabe, se producen a partir de un fenómeno extraordinario: los terremotos.

Y este 8 de marzo, como anunciaba el llamado al Paro Internacional de Mujeres, efectivamente la tierra tembló.


“Es buena señal”

Sylvia Torres, activista feminista (Nicaragua): “Técnicamente yo no pare, desde las 7 estaba con mi mamá en citas médicas. A las 10, la marcha pasó frente a mi casa y me uní, saludando compañeras de muchas luchas. Las de la lucha por la tierra, las defensoras del aborto, las de las libertades públicas. Era la marcha más numerosa de los últimos años, y esta vez no había antimotines, ni grupos oficialistas antimarcha. 

Así que, aunque me esperaba un informe por terminar, me fui a la marcha. Fue poderosa y empoderante la marcha, nos dimos fuerza, nos dimos cariño. 

Otros 8 de marzo salí a la calle con miedo, esquivando a los hombres de negro y viendo a mis amigas entregar flores y poemas a las mujeres en la primera fila de los antimotines.

En este país, en donde el oficialismo empujó a sindicatos y asociaciones gremiales a renunciar a la representatividad de los sectores, las mujeres no han abandonado una sola bandera. Han estado construyendo una economía alternativa, resistiendo la imposición de un estado confesional, siempre en lucha. Creo que la salvación de Nicaragua la harán las mujeres. Las feministas, claro. Las del gobierno, desde la asamblea nacional, felicitaban a las mujeres por cuidar sus hijos y ‘no andar en paros perdiendo tiempo y a lo mejor el trabajo’.

Se llamó al paro,  pero siento que apenas lo estamos incubando a este paro internacional.

Necesitamos más conciencia y más organización. Me ilusiona que en tantos países mujeres que no nos conocemos, y que vivimos circunstancias tan disímiles en ciertos casos, coincidamos en empujar una acción. Es buena señal. Me recuerda cómo se fue diseminando la idea del voto de las mujeres.”


“La fuerza femenina unida”

Lucía Lagunes Huerta, periodista, coordinadora de la agencia de noticias feminista Cimac (México): “Esta ha sido una conmemoración distinta, muy potente, llena de esperanza, donde rompemos fronteras. Si me hubieran preguntado hace cinco años si esto sería posible, hubiera dicho que lo veía lejos, pero me alegra equivocarme y encontrar esta fuerza femenina unida por todo el mundo, construyendo la igualdad para el bien de la humanidad.

También creo que el trabajo que hemos hecho durante años desde el periodismo está dando frutos, hoy la voz de las mujeres estuvo presente en el mundo, en prácticamente todos los medios de comunicación y eso nos habla de un cambio profundo. Hacernos cargos de ello, de esta fuerza que hemos construido para transformar el mundo y para eliminar  la desigualdad. No tengo un recuerdo como este de antaño, la marcha contra (Donald) Trump nos ha dado fuerza, nos demostró que podemos construir esta fuerza.”


“Contra la indiferencia”

Zuliana Lainez, secretaria general de la Asociación Nacional de Periodistas de Perú (Perú).

–¿Dónde y con quiénes pasó este 8 de marzo?

–En las calles, que es donde se exigen las reivindicaciones. Primero, durante la denominada hora M (de 12 a 13) en un plantón frente al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo en Perú, con colectivos feministas, movimiento sindical, mujeres trabajadoras que se sumaron. Durante la tarde/noche participamos en una movilización que reunió a colectivos de mujeres, gremios, sindicatos, universitarios y expresiones político-partidarias.

– ¿Cómo lo vivió? 

–Tomar las calles siempre es intenso. Es reconocernos como colectivo, saber que estamos juntas, saber que no sólo podemos detener el tránsito sino llamar a quienes están en un paradero o en sus autos a no ser indiferente. Gritar, caminar, agitar pancartas… es sentirnos vivas, luchando. Como bien lo decían algunas vivas: “Señor, señora no sea indiferente…” Concientización. Eso es lo que buscan estos momentos llenos de simbología y propios de lucha. Ha sido intenso ver a mujeres de todas las generaciones, mujeres en sillas de ruedas con carteles, con fuerza, mujeres jóvenes llamándose feministas orgullosas y a voz en cuello. Te vuelves de una marcha convencida de que hay futuro, que hay quienes ponen la cara, que la lucha de las mujeres está llena de mucha sonoridad.


“Necesitamos una gran ola”

Isabel Moya, coordinadora del Diplomado Internacional de Género y Comunicación del Instituto José Martí (Cuba): “Las etapas del desarrollo del feminismo han sido llamadas ‘olas’. Entre otras razones porque llegan a un momento cúspide de reivindicación, y luego decaen, como las olas que mueren en la orilla. En los últimos tiempos, en que incluso se ha hablado de posfeminismo, el movimiento ha tenido que enfrentar todo tipo de vicisitudes: desde las que dicen que no es necesario ponerse ‘etiquetas’ hasta cierta academia que pretende separar feminismo de estudios de género, y asumir estos últimos, sin el carácter verdaderamente transgresor que los caracteriza. 

Pero una ola se está armando, varios son los indicadores, pero me centraré en dos de ellos: la  marcha  de mujeres contra Donald Trump  y el paro internacional del 8 de marzo convocado por el movimiento argentino Ni una menos.

La manifestación mundial contra la misoginia de Trump fue la de mayor participación de todas las organizadas contra las políticas discriminatorias anunciadas por el presidente norteamericano y el paro, de este 8 de marzo, involucró a mujeres de más de 50 países en marchas físicas,  y movilizó las redes sociales, hasta tal punto, que en las tendencias, seis etiquetas  relacionadas con la fecha ocuparon los 10 primeros lugares y  #nosotrasparamos  se posicionó en el lugar 64 entre los 400 más activos.

Las consignas enarboladas fueron disímiles y recorrían muchos puntos de la agenda feminista y de los movimientos sociales. En mi opinión, tal vez el más desafiante de los paros propuestos para el día 8 no se refiere al del empleo remunerado, sino el del cuidado, naturalizado como propio de las mujeres y totalmente subvalorado, a pesar de que la sociedad no pudiera funcionar si no se realizan esas labores.

El paro se asumió de manera individual y colectiva, cada una trato de sumarse desde sus posibilidades reales y muchas pusieron sus fotos en las redes sociales poniéndole rostro a las protestas y exigencias. Sin embargo, tuvo poca cobertura en los grandes medios más allá de notas puntuales y, por tanto, las demandas se invisibilizan. El bagaje de noticias de las siguientes 24 horas sepultan las del día 8.  

Tenemos que seguir articuladas. Una ola no es suficiente para cambiar el patriarcado, necesitamos un tsunami. Tal vez se esté gestando ya. En esta ocasión se trata de parar el mundo, pero no para bajarse de él, sino para cambiarlo.”


“Un basta potente y político” 

Claudia Dides, feminista, directora de Corporación Miles (Chile): “El 8 de marzo lo inicié con la participación en una acción ciudadana ‘Todas en Silencio’, con mis compañeras de trabajo y de lucha política y social de la Corporación Miles, con las amigas y compañeras fraternas de distintas ONG, movimientos feministas, mujeres independientes, profesionales, y trabajadoras. Una acción del silencio porque hay silencios que son más contundentes que el más agudo de los gritos. 

En la tarde, a las siete, marchamos, juntamos nuestros brazos alzados para decir basta. Es un basta grande, potente y político, porque estamos cansadas de las muertes y asesinatos de las mujeres en el mundo, porque cada vez que una mujer muere en manos de la violencia machista, se marchita la libertad. Porque estamos cansadas de un sistema económico neoliberal que destroza los vínculos sociales y comunitarios, que nubla la capacidad de reflexión, que utiliza los cuerpos de las mujeres y no respeta nuestra autonomía y derecho decidir.

Hoy mi madre me recordó con en plena dictadura militar, ocho mujeres (por ser un 8 de marzo), en la ciudad de Talca en el sur de Chile, en la década de los ochenta, ella participó en esa acción... se pararon frente al colegio de niñas y cantaron la canción nacional, no alcanzaron a llegar a la segunda estrofa y las reprimieron. Me siento orgullosa de ella, una dueña de casa, acogedora con tanta gente, fue capaz de salir a la calle y decir basta en plena dictadura militar.

Las mujeres hemos dado la cara en muchas oportunidades en la historia humana, hoy seguimos en la misma, y espero que mis nietas y bisnietas puedan vivir mejor, ser más felices, ser reconocidas como sujetas de derecho, auténticamente reconocidas y no con leyes  a medias, ni pidiendo por favor ser escuchadas.”


“Las manifestaciones harán historia”

Pilar López Diez, periodista, investigadora y asesora en comunicación y género (España): “El 8 de marzo no pude ni salir a la calle, y cuando pude descansar un rato fue para ver la televisión y llenarme de júbilo cuando vi a tantas mujeres protestado por todo el mundo, no solo en España.

Paradójicamente, yo tuve que hacer mi trabajo feminista, preparando la presentación que haría al día siguiente, 9 de marzo, en las oficinas de Greenpeace España, para el departamento de Comunicación. Hice el paro simbólico de 12 a 12.30 que se había promovido en España.

Como les decía a las y los periodistas de Greenpeace, debéis felicitaros por haber emprendido el camino de la formación en la perspectiva de género en un momento de gran sensibilidad –y, por tanto, comprensión– respecto a la lucha por los derechos de las mujeres. Cualquier manifestación del 8 de Marzo reunía en la calle de Atocha, tradicionalmente, a 3000 mujeres que ya nos conocíamos de la militancia y siempre éramos las mismas personas; aunque los últimos años iban sumándose chicas, incluso muy jóvenes, y mucho más guerreras que las ‘históricas’. Pero este año ha sido diferente. En España, en los dos primeros meses del año hemos tenido 18 asesinadas. El martes, 21 de febrero, asesinaron a una mujer; al día siguiente, a dos; y a los dos días, a otras dos. Esta tremenda sangría de mujeres hizo que, además de la convocatoria unánime de todos los grupos feministas, a la que se sumaron los partidos de izquierda, las manifestaciones feministas y de mujeres en España serán recordadas en la historia de nuestro país.”


“Un relevo generacional”

Rosa Montero, escritora (España): La periodista y escritora Rosa Montero, autora de Historias de mujeres, entre otros tantos libros donde recupera mujeres anónimas o invisibilizadas, contestó desde Madrid al pedido de este diario. 

El 8 de marzo trabajó en su casa y después fue a la manifestación sola, a encontrarse con un par de amigas. Lo que encontró, la conmovió: “Fue una manifestación maravillosa, profundamente conmovedora, y no sólo por el gentío inmenso que congregó, por el buen ambiente, con batucadas, gente con la cara pintada, familias con niños o con perros, sino porque estaba mayoritariamente lleno de chicas y chicos jovencísimos. Ver cómo se producía ese relevo generacional, cómo estábamos pasando el testigo,  casi hizo que se me saltaran las lágrimas. En España no ha habido antes una manifestación feminista de esta dimensión”.


“Una emoción colectiva”

Lilian Celiberti, feminista, coordinadora de Cotidiano Mujer (Uruguay):

   –¿Qué hizo este 8 de marzo?

–El 8 fue un día largo. Comenzamos acompañando a las sindicalistas en el local de la Central de Trabajadores PIT CNT. Creo en un feminismo de muchas caras y sensibilidades, de mujeres que dan la pelea en todos los espacios y el movimiento sindical tiene mucho que cambiar. Continué a las 11 en el Parlamento, en la convocatoria de la Red uruguaya contra la violencia doméstica y sexual. Al grito de “Ley Integral ya”, expresaron su rabia por el retraso en la consideración de una ley integral contra la violencia de género. Con las compañeras de la campaña por el aborto legal salimos a la multitudinaria marcha de las 18, en 18 de Julio, que de tanta gente que había no se podía mover. “Abortar es nuestro derecho”, decía el cartel que expresaba una vez más que con cada ley que conquistamos apenas damos un paso, porque el patriarcado está socavando los logros desde el poder médico o desde una jueza que antepone sus convicciones por encima de la ley para impedir abortar a una joven decidida a hacerlo. 

–¿Qué sensaciones le dejó? 

–Sentí la fuerza de las diversas expresiones  feministas, que con su sola presencia se confrontan con una cultura política de derecha pero también de izquierda que continúa marginando las luchas feministas  a un lugar secundario, reproduciendo una división obsoleta teórica y prácticamente entre “lo político” como gestión del Estado, y las relaciones sociales cotidianas en las que la exclusión social, el racismo, el sexismo y la heteronormatividad afecta la vida de las personas de carne y hueso. Sentí la rabia y el hartazgo en los gritos y cánticos pero también la alegría de estar junto a otras mujeres, las más diversas, de todos los barrios, con las desigualdades que también nos cruzan pero que a pesar de ello pueden encontrarse en el mismo deseo en el mismo grito. En muchos abrazos, amigas y amigos de muchas causas y muchos años decían “habrá un antes y un después de este 8 de marzo”. Pero sé que nada sucede sin la acción  dirigida a desplegar nuevos espacios colectivos autónomos, para reinventar las resistencias a la cultura capitalista en todas sus manifestaciones consumistas, individualistas, violentas, racistas, colonialistas, y patriarcales. Esa seguirá siendo una tarea cotidiana.

–¿Puede comparar este paro con algún otra acción feminista o movimiento, paro en su país? 

–La movilización de ayer me recordó dos momentos de emoción colectiva de esos que devuelven la dignidad y nos hacen sentir la fuerza de los cambios. Uno fue el acto del Obelisco denominado Río de la libertad el 27 de noviembre de 1983, una semana después de salir de la cárcel, que se constituyó en el símbolo de la lucha antidictatorial. El segundo fue el 8 de marzo de 1985, cuando inaugurábamos la democracia posdictadura y salíamos de calabozos y torturas para gritar otra vez en las calles y sentirlas nuestras. Sentí las mismas esperanzas de cambio de entonces, pero con más sabiduría y vejez, como para saber que la emoción de ayer, la fiesta y la rabia frente a tanta violencia y desigualdad nos obligan a la lucha de todos los días para garantizar que lo que hemos conquistado como derechos nos haga más libres y plenas como personas. 


“¿Qué es violencia para unas y para otros?”

Ivone Gebara, teóloga feminista (Brasil): 

   “El 8 de marzo me levanté como todos los días, temprano. 

Por la tarde participé de un debate en la revista feminista CULT sobre el feminismo en las universidades. Era más bien para jóvenes universitarias. Estaban también en la mesa algunas profesoras y periodistas. La media de edad de las jóvenes era entre 20 y 25 años. Fue simpático pero ninguna de ellas incluso las maestras había escuchado hablar de teología feminista… Percibí que a pesar de la difusión de los medios de comunicación el pensamiento crítico sobre las religiones y sus teologías no son un asunto de interés particularmente en el feminismo. 

Con las dos marchas de mujeres organizadas en dos puntos de la ciudad de São Paulo la circulación de autos era caótica. Así que llegué a una de ellas cuando ya se estaba dispersando. Sentí solamente el clima agradable de mucha gente en las calles y volví a mí casa. Por la noche vi las noticias en la televisión… Nada de nuevo. Me sentí invitada a pensar sobre la ‘banalización’ del día ‘de las mujeres’, sobre la recuperación del feminismo por el capitalismo, sobre los nuevos discursos conciliatorios y llenos de pena y de victimización de los varones que escuché. Al final dicen: ‘mueren más hombres que mujeres de violencia…’ ¿Qué es violencia para unas y otros?”

–¿Su visión es pesimista? ¿Cree que este paro internacional pueda aportar algo distinto al movimiento de mujeres y a sus reivindicaciones? 

–No soy pesimista. Creo que solo podremos saber más de los efectos del paro después de algún tiempo.