El presidente afgano Ashraf Ghani asumió este lunes un segundo mandato presidencial en un contexto de crisis institucional, ya que el exprimer ministro Abdulá Abdulá, que también reivindica la victoria en las elecciones de septiembre de 2019, se declaró presidente inmediatamente después.
"Juro en nombre de Dios obedecer y proteger la santa religión del islam, de respetar y supervisar la aplicación de la Constitución", dijo Ghani en una ceremonia que contó con una importante asistencia de diplomáticos. Al mismo tiempo, en otro lugar, en una ceremonia transmitida por la televisión, Abdulá Abdulá se declaraba presidente de Afganistán.
Abdulá Abdulá juró "proteger la independencia, la soberanía nacional, la integridad territorial y los intereses del pueblo afgano", minutos después de que Ghani jurara el cargo de presidente. Y mientras ambas ceremonias de investidura tenían lugar, se produjeron dos explosiones en Kabul.
"No tengo chaleco antibalas, solo mi camisa. Seguiré en el cargo aunque me tenga que sacrificar", disparó Ghani, sin abandonar el estrado en el que estaba pronunciando su discurso, pese a que se activaron las alarmas en el palacio presidencial.
"Pido a mis rivales electorales que se unan a mí para servir a este sagrado país", agregó Ghani durante su discurso, que contó con la presencia de una amplia representación diplomática, en la que destacaba el representante especial de Estados Unidos para la paz en Afganistán, Zalmay Khalilzad.
La jura de Abdullah, que en numerosas ocasiones fue retransmitida en directo junto a la de Ghani por las televisiones locales con la pantalla partida en dos, contó sin embargo con una representación de perfil más bajo, con simpatizantes políticos nacionales.
Crisis política
Esta crisis gubernamental viene gestándose desde septiembre, cuando la celebración de los comicios estuvo marcada por una baja participación debido a las amenazas de los talibanes y las posteriores denuncias de fraude masivo por parte de los rivales de Ghani.
Los resultados finales, que se retrasaron hasta febrero, confirmaron la victoria de Ghani con un 50,64 por ciento de los votos, frente al 39,52 por ciento de Abdullah, que al tiempo que rechazaba el escrutinio se autoproclamaba vencedor de los comicios. Sin embargo, Ghani insistió hoy durante su discurso que no cierra la puerta a sus rivales, en clara referencia a Abdullah, al remarcar que necesita un "gobierno fuerte" ante el momento histórico que le ha tocado vivir a Afganistán.
Abdullah, en su discurso, también se mostró "listo para las negociaciones" y para trabajar en aras de la "unidad de Afganistán", aunque eso no evitó que se proclamara "presidente" ante los asistentes.
Ese momento histórico no es otro que la negociación con los talibanes, un proceso de paz que llega tras la firma de un acuerdo el pasado 29 de febrero entre los insurgentes y Estados Unidos en Doha, en el que se pactó la retirada en 14 meses de las tropas extranjeras.
Conversaciones con los talibanes
Para el inicio de las conversaciones afganas, que estaban previstas en un principio para el 10 de marzo, los talibanes y Estados Unidos habían pactado la liberación de 5 mil insurgentes, algo a lo que Ghani se había opuesto hasta hoy, cuando pareció sin embargo dispuesto a ceder a cambio de una reducción de la violencia.
"La liberación de los prisioneros talibanes está vinculada a la paz y la seguridad de las personas, en este sentido emitiré un decreto mañana, que incluirá más detalles sobre este proceso. Afortunadamente, llegamos a un marco en el que, a cambio de la liberación de prisioneros, se producirá una reducción significativa de la violencia", sentenció Ghani en un anuncio inesperado.
Esa violencia, sin embargo, está aún muy presente, mostrándose también este lunes durante la ceremonia de Ghani, cuando se escucharon hasta seis explosiones mientras pronunciaba su discurso, lo que desató el pánico entre los asistentes.
El ministerio de Interior detalló en un breve comunicado que las explosiones se debieron a por lo menos cuatro proyectiles de mortero que cayeron en varias zonas de la ciudad, todas en las proximidades de la sede presidencial.
"Las fuerzas de seguridad y la policía continúan sus esfuerzos por detener a quienes están involucrados en este ataque", dijo el portavoz de Interior, Nasrat Rahimi, sin aportar más detalles.
El ataque se convirtió en una de las imágenes de la jornada, cuando Ghani en un gesto simbólico pidió a todos calma, asegurando que unas explosiones no debían amedrentarles, al tiempo que se desabrochaba su chaleco para mostrar que no contaba con protección especial.
"No estoy usando chaleco antibalas, estoy usando ropa común y corriente. Mi pecho está listo para ser sacrificado por Afganistán y mi pueblo", sentenció el presidente afgano, entre gritos y aplausos de los asistentes.