Y la paranoia volvió nuevamente a Buenos Aires. A raíz del avance del coronavirus en la capital argentina, que ya suma nueve casos (otras 70 personas están en cuarentena), el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Salud, Fernán Quirós, ofrecieron en la mañana del lunes una conferencia de prensa para informar sobre la puesta en marcha de las medidas de prevención para contener el brote. Una de ellas fue la cancelación de eventos internacionales que “involucren público extranjero como, por ejemplo, una convención o deportivos”. En ese sentido, Quirós ahondó: “Como medida de hoy, en términos de espectáculos de mucha participación, la única medida que hemos tomado, y que compartimos con la Nación, es que aquellos espectáculos que traigan mucha gente de Europa y del otros lugares del mundo son los que al día de hoy no vamos a permitir realizar”. Aunque el funcionario aclaró: “Si el espectáculo es de artistas internacionales, no se suspende, ya que es público local, no extranjero”.
Frente a la confusión que provocó esta medida, la productora que organiza en la Argentina el festival Lollapalooza, DF Entertainment, salió al paso poco luego de la conclusión de la conferencia de prensa brindada en el Palacio legislativo: “Algunos medios están comunicando que se suspendió el festival. Por ahora, eso no es verdad”. Además aseguró que, “por el momento, Lollapalooza Argentina y todos los shows de la productora se realizarán con normalidad”. A pesar de que se trató de una tergiversación, la noticia sobre la posibilidad de la cancelación del encuentro musical, que se celebrará el 27, 29 y 29 de marzo en el Hipódromo de San Isidro (DF Entertainment también organiza en marzo el recital de Maroon 5, al igual que el de Metallica en abril y el de Kiss en mayo), encendió las alarmas en la capital chilena, donde se realizará casi en simultáneo. Y es que la semana pasada el diputado Andrés Célis, integrante de la Comisión de Salud, afirmó que “es casi imposible que el Lollapalooza pueda realizarse, ya que se estaría exponiendo a la población chilena”.
Antes de que la pandemia comenzara a generar preocupación en la industria del entretenimiento local, en Miami se cancelaron la semana pasada el icónico Festival Calle Ocho, a celebrarse el 15 de marzo, y el festival de música electrónica Ultra Music Festival (su versión de Emiratos Arabes Unidos corrió con la misma suerte), pautado para el 20, 21 y 22 de marzo. Aunque este último se vio envuelto en un enfrentamiento político entre el alcalde del condado, Carlos A. Giménez, quien quería llevarlo adelante, y el alcalde de la ciudad, Francis Suárez, que había manifestado su preocupación. Pero fue el gobernador de Florida, Ron de Santis, el que terminó por bajarle el pulgar, al declarar el estado de emergencia. Mientras esto sucedía en la Costa Este de los Estados Unidos, en Austin (Texas) el festival de arte y tecnología South By Southwest, al que asistieron 400 mil personas en su edición de 2019, anunció el viernes pasado su cancelación. Lo que fue un golpe duro para sus organizadores debido a que se ha desarrollado de forma ininterrumpida a lo largo de 34 años.
Luego de que empresas como Netflix, Apple, Facebook, Twitter, TikTok y Amazon decidieran retirarse del South By Southwest, que se celebra durante 10 días (en esta ocasión iba a suceder del 13 al 22 de marzo), poniendo en jaque al evento, una petición online (con 55 mil firmas) pidió su cancelación. Sin embargo, pese a que la ciudad no está en emergencia, el propio alcalde, Steve Adler, se encargó de anunciar su suspensión oficial. El problema no termina ahí. Debido a que se apegó a una línea de no reembolso a participantes y público, el festival, que el año pasado le inyectó 356 millones de dólares a la economía de Austin, se vio en la posibilidad de tener que hacerlo, lo que derivaría en un desastre financiero: para colmo de males, la cobertura del seguro por cancelación, que cubre desastres naturales como terremotos o incidencias humanas como un atentado terrorista, no alcanza a casos de pandemia.
Pero el “efecto Covid-19” para los festivales musicales estadounidenses recién comienza. El próximo que está en la mira es el Coachella, con fecha para los fines de semana del 10 al 12 y del 17 al 19 de abril, en el Valle de Coachella, no muy lejos de donde se iba a hacer el torneo de tenis Indian Wells, cancelado por el coronavirus (supera los 400 en todo el país).
En tanto que la petición publicada en Change.org para dar de baja a la gran fiesta del indie de la Costa Oeste de los Estados Unidos ya recogió, en apenas unas horas, 5500 firmas, los festivales musicales europeos están a la expectativa. Si bien la versión invernal del electrónico Tomorrowland, a celebrarse en los Alpes franceses entre el 14 y el 21 de marzo, fue anulada, el inminente raid veraniego se mantiene en pie. Especialmente en España, donde esta actividad tuvo un impacto cada vez más positivo en su economía. Aunque la temporada empieza el abril con el Viña del Rock de Villarobledo (Albacete), la atención se concentra en el barcelonés Primavera Sound, considerado el mejor del mundo y que en junio próximo festejará sus dos décadas por todo lo alto. El que sí canceló, pero su versión hongkonesa, fue el también catalán Sónar. Y es que nadie quiere exponerse en el foco de la pandemia: Asia. Además de Green Day, grupos de la talla de Pixies y Stereolab, así como los cantantes Avril Lavigne y Khalid, y el rapero Stormzy le dijeron “tsai chien” a sus giras por allá.