El cronograma de canje de deuda podría sufrir una reprogramación en medio de la actual crisis bursátil global. Si bien dentro del equipo económico que comanda el ministro Martín Guzmán conviden dos visiones, una positiva y otra negativa, en cuanto al efecto que tiene la actual turbulencia financiera en el proceso de reestructuración, un empeoramiento de la situación derivará en un diferimiento en las presentaciones. Este lunes los mercados globales volvieron a desplomarse, arrastrando a los activos privados y soberanos argentinos, lo que disparó el riesgo país hasta los 2768 puntos básicos, su mayor nivel en 15 años, previo al primer canje que realizó Néstor Kirchner. Para esta semana estaba previsto que se conociera formalmente la propuesta que se les hará a los inversores privados, pero ahora todo dependerá del contexto.

Este lunes el coronavirus volvió a infectar a los mercados. Wall Street registró pérdidas de hasta 7,8 por ciento y el índice Bovespa de la bolsa brasileña se contrajo 12,2 por ciento. El desplome en el precio del petróleo, que bajó hasta un 25 por ciento, y el contexto bursátil global arrastraron al índice accionario argentino, que perdió 13,75 por ciento durante la jornada. El contagio llegó también a los títulos públicos, cuyas cotizaciones volvieron a descender, lo que abre interrogantes respecto a si se podrán cumplir los tiempos establecidos en el programa de reestructuración. “De Guzmán hacia abajo están todos con la mirada puesta en las pantallas analizando cómo seguir en el actual contexto”, de acuerdo con fuentes oficiales.

Malo, bueno o ambos

Al igual que sucede con analistas privados, en el Palacio de Hacienda conviven dos visiones respecto del impacto que tendrá para la Argentina la actual crisis global en su propuesta a los acreedores. Una línea de análisis asegura que el contexto podría ser beneficioso para la negociación de la deuda. “Por ahí a los que no les convenía la propuesta ahora los convenza con esta situación”, explican en el entorno de Guzmán. En las últimas semanas las cotizaciones de los bonos argentinos se contrajeron a un 40 por ciento de su valor (de 35 a 40 dólares por lámina de 100), un precio que acerca posiciones a la propuesta de quita de valor presente neto que pretende el Gobierno.

En este caso es clave entender que entre los tenedores del stock a reestructurar hay tres universos: los que están dispuestos a aceptar, los que plantean una negociación más dura y los que sí o sí buscarán litigar contra el país. Este último grupo, compuesto básicamente por fondos buitre, está creciendo por la compra especulativa de bonos baratos para luego litigar. En Economía no descartan que la Reserva Federal pueda hacer algún nuevo recorte de tasas, lo que mejoraría la relación riesgo/rendimiento argentino.

“Si vivís en un mundo de tasas cero, porque en los países desarrollados hoy rinde literalmente negativo, es posible que cualquier porfolio manager vaya a buscar algún rendimiento positivo. El problema es que la crisis amplió la brecha del riesgo país argentino”, explicó a Página|12 José Ignacio Bano, gerente de Research de InvertirOnline. La mirada negativa se basa en esta situación de “risk off” (salida del riesgo) que exhiben los grandes fondos de inversión para quedarse líquidos o comprar títulos libres de riesgo, como los del Tesoro estadounidense. En el Gobierno reconocen que el país está fuera del mercado, sin importar que el riesgo país sea de 1600 o 2800 puntos. Por encima de mil puntos ningún país en el actual contexto emite deuda.

A contrarreloj

La mirada oficial está puesta en cómo se sucedan los hechos. La licitación de este lunes fue mejor de lo esperada en el actual contexto. Economía recibió 21.883 millones de pesos en ofertas por sus nuevas letras a descuento y colocó 16.401 millones. “Hay que recordar que después de las PASO hubo licitaciones desiertas, así que esto está bien. Igual las necesidades de financiamiento son muy grandes y se requiere avanzar rápido hacia un acuerdo”, explicó Bano.

“La preocupación está y con el cierre de los mercados se irá viendo. No se descarta reprogramar a la espera de un contexto lógico”, señalaron fuentes oficiales respecto al cronograma de canje. Según lo previsto en el calendario que difundió Economía en su página Web, tras la selección de los agentes de distribución, Bank of América y HSBC, en febrero, estaba definido para este mes una instancia de intercambio con los bonistas. Esto se llevó a cabo la semana pasada. Y en el transcurso de esta semana estaba previsto el lanzamiento oficial de la oferta, junto con reuniones informativas sobre la propuesta y luego el roadshow (la gira que realizarán funcionarios para promocionar buscar adhesiones), que tiene como principales destinos Estados Unidos y Europa. “Hay cosas que dependen del giro que pueda dar la endemia”, explicaron a este diario.

“Hoy cualquier cosa que tenga riesgo los inversores lo repudian. Pero también querrán sacarse nuestra deuda de encima. Esto puede jugar a favor o en contra. Lo importante es llegar a un acuerdo pronto porque el país tiene problemas de financiamiento”, detalló Bano. “Pero tampoco hacerlo a cualquier costo. El actual es un problema financiero y no económico. El problema de la deuda actual, más que la cantidad, es el corto período de repago que se planteó y la Argentina hoy no tiene capacidad de hacer rollover de esa deuda”, señaló el analista.

Si la Argentina ingresa en una fase de default la negociación será más dura y la salida al mercado se retrasará. “Las estadísticas muestran que un país previo al default consigue una quita de 18 por ciento y después de una cesación de pagos obtiene el 42 por ciento. El problema es que si hay una negociación amistosa, el país al año vuelve al mercado. Con default puede hacerlo recién en cinco a seis años”, agregó Bano. El riesgo de un acuerdo rápido para cubrir las actuales necesidades de financiamiento es un mal acuerdo. “El megacanje se hizo en un mes, pero fue tan inconveniente para el Estado y extremadamente beneficioso para inversores que terminó siendo un problema económico. El país terminó debiendo 2000 millones de dólares más y cambiando deuda de 4 por ciento anual a una de 8 por ciento”, concluyó Bano.