Registro suave, sonoridad dulce y expresividad escénica. Performatividad teatral, folclore contestatario y plasticidad corporal. Juan Iñaki es cordobés, cantante, productor, compositor y percusionista. Reivindica al género de la música folclórica en tanto usina poética, pero denuncia que este circuito está a destiempo. Traicionar el heterosexismo y disputar la representatividad LGBTIQ en estos escenarios significó un giro en su carrera.
Lleva grabados 6 discos solistas. Se formó en canto lírico, música de cámara y contemporánea. Estudió Composición Musical en la Universidad Nacional de Córdoba. En 2015 después de actuar en la Feria EXIB Música, en Bilbao, le ofrecieron el papel de Jean Valjean para la ópera “Los Miserables”. Desde entonces asegura que la música es como un dibujo y el teatro un 3D.
El pasado 1° de febrero, junto con Mery Murúa y Paola Bernal, presentó en el Festival Nacional de Folclore de Cosquín el espectáculo “Chabuca 100 años”. Actualmente está girando con su “Solo Set” por el país, en donde adapta canciones de su último disco “Aquí y Ahora" y de toda su discografía a máquinas y pedales. Dirá Juan Iñaki que el amor es fundamental para motorizar la lucha, la denuncia y la construcción colectiva.
¿Participás del circuito de peñas?
Desde hace mucho que estoy ausente del circuito de peñas, por elección. No me interesa mucho, no es un lugar que elija para mostrar nada. No es que desmerezca a las peñas, no es que yo tenga un roce con ese espacio, pero no es un lugar por el que circule. Acá en Córdoba se habían armado las peñas universitarias, digamos que eran las que nos cobijaban a todos; las peñas de Los Coplas, la del Raly, las peñas que se hacían en el Comedor Universitario tenían un espíritu contestatario más potente. De ellas, “La Trashumante” es una peña que sobrevive todavía, y sobrevive así como eran las otras. Lo que pasa es que no se hace todos los meses.
¿Cómo te sentís con el circuito actual del folclore?
Estoy en una situación un poco rara con la música folclórica. Con sus formas, con la falta de propuesta, es decir, con la falta de propuestas realmente renovadoras, con una mirada actual, digamos. Creo que me siento conflictuado con lo temporal, con lo que tiene que ver con el hablar de ahora. Siento que hay muy poco espacio para hablar de ahora en el contexto de la música folclórica y eso a mí me complica, me complica porque me siento inscripto no solo en causas, sino en cosas que me son trasversales a mi vida, digamos que quiera o no quiera, interpela al folclore. Es un género que no se deja interpelar entonces yo no tengo mucho lugar ahí.
¿Y se deja interpelar?
El folclore de alguna manera, como decía Roberto Cantos, es un ecosistema. No me refiero a la música, me refiero a lo que hacen los trabajadores, a quienes lo consumen. Desde hace mucho siento que pareciera que hay rendir un examen para pertenecer al folclore. Hay ciertos requisitos que cumplir y que todos tienen que ver con cuestiones de formas, no de contenido. La verdad durante mucho tiempo, peleé con eso, me enojé con eso. Hoy ya no tanto, hoy ya lo solté, voy encontrando otras vías por donde hacer lo que hago, mostrar mi trabajo que sigue inscripto el territorio de la música latinoamericana, el folclore latinoamericano, por decirlo de alguna manera. Pero hay debates que desgastan, desgasta abrir discusiones todo el tiempo. Pero no porque considere que ya no tiene lugar, sino porque considero que el mundo, la juventud lo resolvió hace tiempo y acá se sigue planteando como una agenda tensa, como una agenda sensible. Esas discusiones del folclore han llegado a cansarme un poco.
¿Y qué pasa con esas discusiones?
Acaba de pasar una edición del Festival de Cosquín, la primera después de haber sido sancionada la Ley del Cupo Femenino, y no se alcanzó el cupo. El festival que tiene que dar el ejemplo, en ese sentido, no lo dio. Se trata de estar al día, siento que el folclore no está al día, eso es lo que además separa la brecha con la juventud. A mí no me interesa una música en la que la juventud no pueda hablar, que no pueda identificarse, no creo que ese sea el camino, no creo en esto como una pieza de museo. Creo en la música del folclore, la amo con toda mi alma, la estética del género. Pero no creo que de ninguna forma deje afuera a la juventud, que se estanque en un segmentito ínfimo de historia. Para mi existe un conflicto inclusive con la ruralidad, porque la mayor parte de los hacedores de la música no hemos nacido en un contexto rural. Creo que es urgente hallar una manera de generar un pívot contemporáneo, con un pie puesto en la tradición y con un pie puesto en las cosas que se están hablando. Si con la Ley de Cupo Femenino no se dio el ejemplo, imaginate entonces cómo pensar la presencia de diversidades, de disidencias; y no es que no las haya. Hay artistas como Susy Shock, Lorena Carpachay; y estamos hablando de la baguala, ahí sí estamos hablando de la música ancestral realmente.
Una suerte de tensión con la tradición…
Hay una falta de pensamiento sobre la tradición, hay una falta de pensamiento crítico, de raciocino real sobre qué es lo se debe conservar, y que sin lugar a dudas al hablar de un fenómeno identitario como el fenómeno folclórico es bastante más complejo. Va más allá de lo que tiene que ver con lo que se pone en un escenario o no se pone en un escenario. Imaginate, en los 90' se hablaba si batería sí o batería no para que la música sea considerara o no folclórica. ¿Cómo podemos hablar de disidencias? ¿Cómo podemos hablar de movimientos feministas? El movimiento ecologista sí tiene un lugar un poco más potente y la verdad hay que decir que las coyunturas folclóricas han acompañado un poco la lucha que tienen que ver con la tierra, al menos los sectores más progresistas de la música folclórica. Creo que hay buenas intenciones, creo que hay sectores dentro del ecosistema folclórico que tienen la intención de crecer y de sembrar una nueva conciencia. Pero sucede lo que sucede siempre, no en los lugares de mayor visibilidad. En mi caso, por ejemplo, vengo trabajando más en Buenos Aires últimamente que en Córdoba o en el interior, cuando antes era al revés. Desde que también es pública mi vida privada o desde que yo decidí hacer ese paso, hoy me siento más incluido en la urbe, que en los circuitos donde antes tocaba.
Claro, hacer visible tu identidad tuvo su precio…
Y sí, diría que cambió todo, la verdad. Sentí un cambio general en mi vida; en los lugares en los que me movía, hablo laboralmente. Yo era un artista que tenía lugar en el interior, que me movía mucho en la ruralidad, sobre todo, en el interior de Córdoba y eso fue una de las primeras cosas que sentí que cambió. Todo fue para mejor, mi decisión en aquel momento tuvo que ver con que en ese momento acababa de asumir Bolsonaro y habían habido una serie de ataques homofóbicos que sucedieron en distintos lugares, y también amigos que me estaban pidiendo que, de alguna manera, me pronunciara ante eso. La verdad, sentí el deseo de hacerlo en ese momento. Fui entendiendo que habiendo tomado esa decisión también me paraba en un lugar, no sé si militante, pero responsable al menos para la causa. Y que la causa no estaba tan resuelta ni tan ligero el asunto como para soltar esa militancia. Entonces siento que todavía tengo que hablar, que todos tenemos que hablar, que todas tenemos que hablar al respecto, todes, y en eso sí, cambió mucho la cosa. Hasta en los sectores progresistas de la música folclórica que, hasta ahora es donde yo más me moví, percibo que le cuesta bastante. Siento que vamos a tener que hablar, vamos a tener que insistir, vamos a tener que aliarnos con la gente que sí quiere que las cosas sean diferentes y que también están dentro. Pero estamos lejos de que la temática LGTBIQ, que las disidencias tengan el lugar que merecen porque estamos hablando que todavía el movimiento más poderoso en el que yo acredito, te diría que políticamente es en lo que más creo en este momento, que es el feminismo, tampoco tiene ese lugar. Estamos en un tiempo en que lo que más siento que tengo que hacer es aprender de las mujeres.
Juan Iñaki se presenta junto con la Orquesta Juan de Dios Filiberto en homenaje a Raúl Carnota hoy, viernes 13 de marzo en el CCK. CENTRO CULTURAL KIRCHNER