La literatura argentina, más allá de los géneros, tiene su lugar en el mundo. La 33° Semana Negra de Gijón, el festival de literatura policial más popular y longevo de España, anunció los finalistas de los distintos premios que entregará en esta edición, que se realizará del 3 al 12 de julio. Cuatro escritores argentinos están entre los finalistas: María Inés Krimer con Cupo (Revólver) podría ganar el Premio Dashiell Hammett a la mejor novela de género negro en español; Dolores Reyes con Cometierra (Sigilo) competirá por el Premio Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela de género negro en español; mientras que Mariana Enriquez con Nuestra parte de noche (Anagrama) y Kike Ferrari con Todos nosotros (Alfaguara) podrían quedarse con el Premio Celsius a la mejor novela de Ciencia Ficción y Fantasía en español.
En Cupo, la periodista Marcia Meyer –la protagonista de Noxa, novela que también fue finalista del premio Dashiell Hammett- vuelve a Buenos Aires y consigue un trabajo en prensa de un sindicato. “Yo celebro que Cupo sea finalista de la Semana Negra de Gijón, que es el gran acontecimiento literario del género negro de habla española. La verdad que fue una gran sorpresa para mí estar nominada –cuenta Krimer a Página/12-. Y celebro que dos colegas tan destacadas, como Dolores Reyes y Mariana Enriquez, estén también nominadas, lo que habla de una transformación y una recepción de ciertas inquietudes que escuché planteadas en ediciones anteriores respecto a los nominados, que por lo general siempre eran hombres. Evidentemente, los organizadores han escuchado estos reclamos y me parece un gran avance para la escritura de las mujeres”.
La autora de Sangre Kosher, Siliconas express y Sangre fashion, la trilogía protagonizada por la detective Ruth Epelbaum, una ex archivista que vive en Villa Crespo, advierte que una de las característica del género negro en Argentina es que “está escrito entre los bordes o cerca de los bordes y en eso las mujeres somos bastante cancheras”, advierte Krimer. “Cuando empecé a explorar el género negro, el lugar de la mujer era el de la víctima, como en los cuentos de Poe; mujeres que no entienden que está pasando y los hombres salen a salvarles las papas, o eran mujeres asesinas o que llevan a los hombres a la perdición. Ninguno de estos lugares son muy recomendables; por lo tanto las mujeres tenemos mucho que decir sobre el género y sobre cómo deconstruirlo”.
Una frase puede dar en el blanco para empezar una novela. Eso pasó con Cupo. “Cuando las mujeres hablamos en las asambleas, los hombres salen para mear o fumar un pucho”, le dijo una sindicalista amiga a Krimer. “Aunque en el mundo sindical, que es donde transcurre mi novela, está asegurado el cupo femenino eso no pasa en la práctica. El sistema toma el discurso, toma la ley, pero se encarga con cierto gatopardismo de ubicar a las mujeres en cargos que, si bien tienen cierta relevancia, nunca son los ejecutivos. Basta con mirar las fotos que salen continuamente de las representaciones sindicales: son todos hombres. Me parece que ahí hay un trabajo interesante para hacer y que lentamente las mujeres sindicalistas van a lograr espacios en cargos de decisión. El cupo femenino es un campo de batalla a dar y los campos de batalla son la especialidad del género negro”, plantea la finalista del Dashiell Hammett.
Es la primera vez que Enriquez es finalista de los premios de la Semana Negra de Gijón con Nuestra parte de noche -premio Herralde de Novela 2019-, en la que narra la travesía de un padre y un hijo desde Buenos Aires hasta las Cataratas del Iguazú en los últimos años de la dictadura cívico-militar. “Es una gran satisfacción ser finalista. Más allá de mi libro, me parece bueno que la Semana Negra haya abierto los premios a otros géneros que no sean solo el de novela negra”, dice la escritora y periodista de Página/12. Para Dolores Reyes resulta significativo participar con su primera novela Cometierra como finalista del Premio Memorial Silverio Cañada. “Yo quería que fuera una novela narrada desde nuestra perspectiva; que esas voces que circulan en la novela den cuenta de la enorme pérdida y el lugar tremendo donde nos deja la ola de femicidios; la falta de todos esos cuerpos femeninos a diario. Cometierra narra el asesinato de mujeres y su desaparición con voz propia y desde un lugar distinto al género negro tradicional. No hay erotización de los cuerpos”, explica Reyes.
Ferrari, que en 2011 ganó el Silverio Cañada a primera novela negra con Que de lejos parecen moscas, subraya que es “un orgullo” estar candidateado en alguno de los premios de la Semana Negra. En Todos nosotros trabaja con una fantasía que se convierte en realidad: un grupo de jóvenes rockeros creen que la historia con mayúsculas habría sido muy distinta si León Trotsky no hubiera sido asesinado por Ramón Mercader en 1940. “Yo vengo de la tradición del trotskismo argentino, ahí es donde se forjó mi formación ideológica –reconoce Ferrari-. Esta novela era un desafío porque además de traer a Trotsky y los debates del marxismo a la narrativa implicaba salir del género en que estaba habitando, en el que me manejo con mayor comodidad, que es el género negro, para pasar a la fantasía, a la ciencia ficción, a lo weird, a una literatura más enrarecida”.