Científicos de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) y del CONICET crearon un catalizador que elimina los contaminantes producidos por la actividad industrial y purifica el aire. Esa tecnología será facilitada a pequeñas y grandes industrias mediante una empresa de base tecnológica y mejorar así la calidad del ambiente y la salud de la población.
El conversor comenzó a gestarse en el Instituto de Investigación en Tecnología Química (INTEQUI), con doble dependencia UNSL-CONICET. Este dispositivo es capaz de degradar por completo los compuestos orgánicos volátiles (COVs) emitidos por las industrias, lo que contribuye al aumento de contaminación del aire, principal responsable de muchas enfermedades respiratorias.
Un grupo multidisciplinar estuvo a cargo del proyecto, coordinado por el director del INTEQUI, Luis Cadus, y conformado por los investigadores especialistas en catálisis Roxana Morales, Fabiola Agüero, Flavia Durán y María Laura Rodríguez, el técnico Cristian Velasquez y el docente Marcelo Spina, junto con alumnos de grado de distintas facultades de la UNSL.
Según detalló Cadus al Suplemento Universidad, esta tecnología “alcanzó una performance similar” a los catalizadores que existen en países europeos y en Estados Unidos, pero fabricado territorio nacional con “elementos amigables al medio ambiente y muy baratos”. “La mayoría de los dispositivos comercializados son a base a metales preciosos. Nosotros los hacemos con metales comunes, como manganeso o cobre, con la ventaja de que tienen mayor durabilidad”, explicó.
Estos conversores pueden montarse en las líneas de venteo de un amplio rango de empresas, que incluye desde pequeñas localizadas en centros urbanos hasta grandes en parques industriales.
A través de este dispositivo, el aire contaminado pasa por el conversor, donde ocurre el precalentamiento de la masa de aire contaminado y la posterior degradación de los contaminantes por reacción química (mediante un reactor). El resultado es aire limpio.
“El inconveniente es la ausencia de una legislación que obligue a las industrias a utilizar este tipo de catalizadores, como sí pasa en otros países. Sin embargo, nos encontramos con empresas que tienen la decisión de tener un contrato ambientalmente amigable más allá de si son obligadas o no”, indicó el científico.
Para proveer esta tecnología a las empresas interesadas, la UNSL está desarrollando una empresa de base tecnológica, en articulación con el CONICET, que comprenderá un laboratorio de mediciones, un espacio de propuestas y soluciones para empresas, y un área de fabricación del reactor.
“Nuestras expectativas como investigadores es que mejore la calidad de vida con nuestro trabajo. Somos muchos quienes podemos aportar conocimiento, pero no todos tienen la impronta de batallar para lograr que los resultados de la investigación terminen en una solución de problemas”, afirmó Cadus y concluyó: “El Estado tiene la posibilidad de usar el conocimiento en beneficio de una economía con valor agregado, trabajo de calidad y generación de riqueza para beneficio de todos. El CONICET y la Universidad son herramientas importantes para ello”.