El lockout de la Mesa de Enlace le generará al país un costo de 10 mil millones de pesos por la disminución en la faena de animales, el parate en la molienda de cereales y oleaginosas y la cancelación de fletes para el traslado de las distintas producciones agropecuarias. La estimación de especialistas del sector tiene la misma rigurosidad que las que suelen hacer medios de comunicación y dirigentes de la derecha cuando las medidas de fuerza son de los trabajadores. Ese enfoque, sin embargo, desaparece frente al “paro del campo”, que es reivindicado como una protesta legítima por la afectación de intereses sectoriales.
El 25 de junio de 2018 la CGT concretó su tercer paro general contra el gobierno de Mauricio Macri. A esa altura el Presidente ya había dispuesto el regreso a los acuerdos con el FMI sin debate previo en el Congreso, se aplicaba una nueva ronda de tarifazos en los servicios públicos, el ministro Nicolás Dujovne postulaba el déficit cero y los salarios y jubilaciones caían tan rápido como los puestos de trabajo. Es decir que sobraban motivos para el reclamo, más frente a un gobierno que seguía adelante con el ajuste fiscal sin la menor contemplación.
Sin embargo, dirigentes y referentes de las mismas entidades agropecuarias que ahora realizan el lockout se prendieron a una campaña en redes sociales contra el paro de la CGT, alentada por el gobierno de Macri. Se realizó bajo el hashtag #ElCampoNoPara. Twitter se llenó de mensajes con fotos y videos de productores rurales y ganaderos que mostraban cómo ellos y sus peones seguían trabajando.
Julián Baldunciel, quien se presentaba como integrante de la Sociedad Rural de Jesús María y de la Asociación Argentina de Siembra Directa, propuso: “No pares, seguí sumando valor y construyamos definitivamente una gran Nación”. “#ElCampoNoPara porque trabajamos los feriados, los fines de semana, las navidades, las Pascuas, simplemente porque es así y esto necesitamos”, argumentó.
Ricardo Bindi, director del portal Agrositio, se sumó con una foto y el siguiente mensaje: “Una de las tantas imágenes de la gente que se levanta a la mañana, se pone el país al hombro y dice #ElCampoNoPara y yo tampoco”. Desde la empresa de managment en agronegocios Man Agro escribieron: “Con el frío de la mañana, en Man Agro ya arrancamos a trabajar en las 7 provincias!! #ElCampoNoPara No al sindicalismo corrupto”. Atilio Carignano, ex vicepresidente de CRA, publicó: “#ElCampoNoPara Trabajamos para una Argentina más justa … @CRAprensa @AteneosCARBAP”.
En la misma línea, arreciaron los editoriales en la prensa dominante cuestionando la medida de fuerza de la CGT. En Clarín, por ejemplo, ese 25 de junio de 2018 salió un artículo bajo el título “Una película spoileada”, donde se afirmaba que la huelga no servía para nada y que el camino de la confrontación no lograría cambiar la realidad económica. “Solo deja tranquilo al corazón más tradicional del sindicalismo peronista, que saca chapa de combativo al mismo tiempo que evita que los sectores gremiales más rebeldes (incluidos los K, la izquierda y el moyanismo) les roben lo que les queda de representatividad”, sostenía.
La supuesta inutilidad de las medidas de fuerza cuando son de los trabajadores, el repudio a los sindicalistas que “no dejan trabajar” a quienes desean hacerlo, los costos que los paros le ocasionan al país, la calificación de “vagos” a los que adhieren a la huelga y la estigmatización general de la lucha obrera son también clásicos de la derecha frente a un paro general. Todo ello, en cambio, adquiere una valorización épica cuando las acciones directas son protagonizadas por los ruralistas. Los piquetes en las rutas, las requisas a los camioneros, el perjuicio económico a toda la sociedad por el aumento del precio de la carne ante el cese de comercialización son justificados si el lockout es contra “la voracidad fiscal” de un gobierno que sube las retenciones.
Miguel Etchevehere, por ejemplo, fue un activo participante del lockout de 2008 contra las retenciones móviles. Sin embargo, en abril de 2017, cuando presidía la Sociedad Rural, lanzó desde la página oficial de la entidad el hashtag #ElCampoNoPara para repudiar el primer paro general de la CGT contra el gobierno de Macri. “Los países se construyen trabajando. Hoy, más que nunca, #ElCampoNoPara. Se necesita del trabajo y el esfuerzo de todos para acompañar el camino del crecimiento que está dando sus primeros pasos”, arengaba. Luego Etchevehere se convertiría en ministro de Agroindustria y más tarde sería degradado a secretario de Agroindustria, cargo desde el que justificó en septiembre de 2018 la suba de retenciones de Macri “porque el país necesita en este momento de emergencia del esfuerzo de los que exportan”.