Como en tantas otras casas humildes de la zona norte de Montes de Solymar, en el departamento de Canelones, en la suya tampoco había una computadora. Cuando sus papás se iban a trabajar, Facundo Cedrés se aburría y se cruzaba a lo de su vecinito, que sí tenía una. Con apenas 7 años, y gracias a este vínculo, le llegaron Eminem y 50 Cent. Facundo no entendía nada pero ahí estaba: flasheado con el rap sin saber que eso era rap, pero sí que lo hacía flashear. Se puso gede, quería escuchar música en su casa, subir el volumen y darle “play” a eso que lo convocaba. Por eso, sus papás no tuvieron alternativa: con el poco dinero que tenían, a los 10 años le compraron una compu. “Era medio una porquería”, recuerda jocoso Pekeño 77, alias al que responde el hoy referente del trap rioplatense .
Y así le llegó Internet, navegar por ahí, encontrar a 2Pac, la escena musical de Chicago, el rap más agresivo. De fondo, su barrio, el hood, el enclave más popular de la Ciudad de la Costa yorugua. Y vino Internet, pero también le empezaron a pasar algunas cosas: más de adolescente, Facundo se volvió picante. “De gurí hacía cualquier relajo, me cagaba a palos con todos”, sigue. De tanto trajín y con algunos mambos, tuvo ataques de pánico. Pero, sin apelar al romanticismo, esa compu lo salvó: “Para entretenerme, empecé a cantar y lo hacía para mí”.
En aquel entonces, se juntaba con Mesita, joven trapero uruguayo que oficiaba de productor, y se pasaban temas. “Primero lo hacíamos jodiendo”, aclara Pekeño 77. Para esos días, Facundo había dejado el liceo (el secundario de allá) y trabajaba haciendo leña, arreglando jardines, vendiendo chatarras, haciendo changas. Fisuró sus cosas, vendió su motito, hizo algo de cash. “Era el terror del barrio, no me importaba nada”, cuenta. Así, la poquita plata que juntó la puso toda en Coronado, uno de sus primeros temas que, además, tuvo su videoclip. Más tarde, llegaron Pistola II y Rango, donde la cosa tuvo más vuelo.
Ahora sí con el foco ajustado en otro objetivo, Pekeño 77 decidió dejar el malandraje y el bardo para dedicarse de lleno a la música. A pesar de pegarse poco a poco en la movida trapera, sus papás no le sacaban la onda. “No entendían nada, es que son de otro palo”, aclara el artista uruguayo. Y la cosa fue volviéndose seria: sumó un manager, engordó las views, llegaron los shows. “Empecé a laburar todos los días en lo que me gusta”, comenta. Y, en un vuelo inesperado, cita a Joan Manuel Serrat (que ya había citado al poeta Antonio Machado) y dice: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Vaivenes del trap rioplatense
Con Zanto, Gian, Mesita y Pekeño 77 como algunos de los nombres fuertes, el trap uruguayo todavía no terminó de explotar. Suena un run run, falta el gran salto. Por eso, le vino bien que Buenos Aires fuera abriéndole las puertas. Primero lo hicieron los Panter Music, después los Bardero$ (de ese momento quedó Detenido, con Homer el Mero Mero) y también pasó el Buenos Aires Trap, donde el Pekeño la rompió con su presentación crepuscular. Los presentes corearon su nombre y hasta hizo stage diving sobre la gente. “Hice cosas de negros, ja”, bromea. “Tengo más público en Argentina que en Uruguay.”
Por estos días, Pekeño 77 está por lanzar Muévelo, un nuevo tema junto a su amigo Franux BB, un jovencísimo trapero de sus pagos. Será una canción de espíritu callejero, con referencias al tráfico de drogas. Y por ahí suele vascular su imaginario: comprime cierta estirpe marginal y otro poco de sazón delincuencial. Además, viene de romperla con dos colaboraciones junto a esa máquina de hits llamada BZRP: una Music Session y Lil Baby, video que tiene la participación de Alejo Devil, otro de los fenómenos interneteros del momento. Sumados, ambos clips juntan la friolera suma de 22 millones de reproducciones. “Al principio no entendía nada, después nos hicimos amigos con el Biza”, cuenta. “Su canal está re pegado.”
Como el Diego, como la PXXR GVNG, como su admirado 50 Cent y como tantos otros: vienen de abajo y van para arriba. Está por viajar a México, tiene shows potentes en Argentina. No la puede creer, pero se lo nota tranquilo. Anda en chancletas, short de fútbol, chomba y gorrita. Se acuesta tarde y se levanta ídem. Graba acá y allá. Y mucho. Todo mucho: tiene 20 años y ya es uno de los nombres más fuertes del trap sudamericano. “Ayer hice un tema, tengo un montón de cosas para sacar”, asoma. Se viene su primer Niceto Club, y Pekeño 77 no se achica: “Que se preparen porque un show mío tiene mucho agite”.
Cuando te vas a dormir, ¿con qué soñás? ¿Qué te gustaría que pase?
--Mi sueño es cantar en inglés, pegarme en Estados Unidos y ranchear ahí, con los negros de allá.
Te lo deben haber preguntado mil veces pero, ¿qué significa ese tatuaje en la cara que dice “N’XALA”?
--Quiere decir “hermano”, en charrúa. Me lo dijo un amigo, el DJ POBVIO, que anda re metido con los indios.
¿Y el otro?
--¿El japónes? Dice amor y es el símbolo de Gaara, un personaje del anime Naruto Shippuden.
¿Y el 77?
--El “77” es lo que dice la policía cuando estás legal.
¿Y a vos te lo dijeron alguna vez?
--Más vale: “Facundo Cedrés, 77, sin prontuario”.
* Pekeño 77 tocará el viernes 20/3 a las 20 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.