“¡Amo América del Sur, amo a la Argentina y estoy ansioso por redescubrir un país tan hermoso!”, enfatiza Martin Lancelot Barre, ante su inminente presentación en el Teatro Coliseo de Buenos Aires (el jueves 12 a las 21). No es la primera vez que viene a tocar aquí -ya lo ha hecho con Jethro Tull varias veces entre 1993 y 2013-, pero sí que lo hace en condición solista. Pasa que el guitarrista se quedó sin esa banda que lo vio nacer en el ocaso de la década del '60 y, como un guerrero jamás detiene su marcha, su vida musical devino por un nuevo carril. Tiene 73 años, el hombre, y sigue adelante , secundado por Adam Wakeman, el hijo de Rick que toca en Black Sabbath y la banda solista de Ozzy Osbourne, y por Dee Palmer, nombre femenino de David, tecladista y arreglador orquestal histórico de los Tull que en 2003 decidió cambiarse de sexo. “Ella escribió todas las partes de las cuerdas y es una parte muy importante de la historia de Jethro Tull”, refrenda Barre ante Página/12. “Y Adam, interpretará las partes de piano y Hammond que tocó John Evans en los álbumes originales. Entre ambos, le dan un sonido muy especial a mi propuesta”, sostiene.
La banda solista de Barre se completa con Dan Crisp en voz, Darby Todd en batería y Alan Thomson en bajo. Y el propósito de la visita al teatro de Marcelo T. de Alvear 1125 es conmemorar los cincuenta años de Jethro Tull, pero no tomando como base el año real del nacimiento de la genial banda (1967), sino el del ingreso de Barre, que se produjo dos años después, en medio del período que va de This Was, disco debut, y Stand Up, segundo LP de la banda y primero en tener al hombre que brillaría en el esencial Mystery in the Gallery.
"Tendremos un espectáculo que destaca los cincuenta años de historia de Jethro, comenzando desde los primeros días, pasando por las canciones más importantes de la historia hasta el álbum Crest of a Knave, de 1987. Tocamos muchas de las canciones de rock, orientadas a la guitarra pesada, pero podemos representar toda la música de una manera muy emocionante y dinámica. ¡Puedo prometerles a los fanáticos que estoy seguro de que cada canción que aman se tocará!”, certifica este dueño de riffs y solos inolvidables, pensando en “Aqualung”, “Bungle in the Jungle”, “Locomotive Breath”, y “Cross Eyed Mary”, entre más.
-Para llegar a los cincuenta años Jethro Tull empieza contar desde que entró a la banda, no desde que realmente nació. ¿Le han reprochado algo por eso?
-No. Además, éste es un capítulo muy emocionante de mi vida. Estoy rodeado de los mejores músicos, tocando la mejor música a algunos grandes públicos de todo el mundo. Han sido unos años realmente buenos en el camino. En algún sentido, me hacen acordar al Jethro del principio, cuando mi escritura tenía que luchar por crear cada nota… Lo que me pasa hoy es que mis álbumes en solitario son muy importantes y me encanta escribir, organizar y producir. En especial, estoy muy orgulloso de Back to Steel y Roads Less Traveled, mis dos últimos trabajos.
La militancia musical de Barre en Jethro transcurrió entre 1969 y 2012, cuando Anderson tomó la decisión de hacer un parate con la banda, hasta 2017. Su prehistoria, en tanto, habla de un viaje iniciático de Birmingham a Londres, y de su incorporación como saxofonista de una banda llamada Motivation, cuyo mayor laudo fue haber teloneado a Pink Floyd en Dundee la noche que debutó David Gilmour. Tal agrupación luego se transformó en Gethsemane, y secundó a Jethro Tull una noche en el club The Van Dyke. Fue el paso que le faltaba para ingresar a la banda de Anderson, que ya picaba en punta y había tocado en el Rock and Roll Circus junto a los Stones, Taj Mahal y John Lennon. “Admiro a Steve Winwood, Don Henley, Neil Young”, contesta Barre al preguntársele por sus influencias permanentes. “Y lo que hago hoy además de tocar es correr y jugar al tenis de mesa”, detalla sin sorprender. El deporte, en rigor, no solo bajó a tierra el vuelo cósmico que provocaba en el guitarrista ese mosaico de blues, hard rock y folk inglés que destilaba junto a los Tull, sino que lo sigue bajando en una carrera solista que, iniciada en 1990, ya suma ocho discos: A Summer Band, A Trick of Memory, The Meeting, Stage Left, Away with words, Order of Play, Back to Steel y Roads Less Traveled, publicados entre 1992 y 2017.
-Volviendo a Jethro, un rasgo central fue que pasaron más de veinte músicos, solo contando los estables. ¿Por qué la banda sufrió tantos cambios? ¿Y por qué usted y Anderson siempre permanecieron como miembros estables?
-Y, la
gente cambia (risas). Los músicos pueden ser ingenuos, mientras Ian y yo siempre
tuvimos la misma ética de trabajo. Los músicos se iban, había algunos
problemas, pero con Ian los superábamos. Además, me quedé siempre porque nunca
renuncio.
-¿Cuál es su opinión sobre el cambio de música que experimentó el grupo durante los años '80, que muchos viejos seguidores despreciaron?
-Evolucionamos y cambiamos
constantemente... Esa fue la forma en que escribimos e interpretamos música. No
veo contradicción en ello. De hecho, ahora estoy tocando mucho la mandolina
y armando sesiones con otras bandas, además de seguir escribiendo música todo
el tiempo.