Desde los feminismos populares en todo Abya Yala, se ha venido acuerpando a las mujeres y pueblos en resistencia, en Honduras, Paraguay, Brasil, Colombia, Guatemala, Chile, y en diferentes rincones donde se abren las heridas producto de las violencias patriarcales, racistas, coloniales, fundamentalistas. En este caso, el objetivo planteado era recibir las denuncias sobre las violaciones a los derechos de las mujeres y de los pueblos, producto del golpe de estado, para ser difundidas y presentadas entre los movimientos feministas y populares del continente, así como en instancias internacionales. El informe, todavía en construcción, busca ser un aporte a la lucha por memoria, verdad, justicia; para que no haya impunidad. Se busca así contribuir a romper el cerco mediático, y abrazar y compartir reflexiones y sentires con las víctimas del golpe de estado.
A partir de las denuncias recibidas, que se están organizando para su publicación y difusión, la Delegación realizó el 9 de marzo una Conferencia de Prensa, en la que presentó conclusiones preliminares, caracterizando lo sucedido el 10 de noviembre de 2019 como “un golpe de estado fascista, racista, patriarcal, policial, militar, religioso, un golpe al pueblo, que fue planificado sistemáticamente antes de las elecciones, financiando a grupos paramilitares que generaron terror en la población. La participación policial, militar y paramilitar fue decisiva para concretar el golpe. Entre los objetivos del golpe de estado está destruir la organización social y política, y específicamente acabar con el rol político de las mujeres en el proceso de despatriarcalización.” Se subrayó que “actualmente las represiones se mantienen desde el gobierno de facto, y que éste genera permanentemente un incumplimiento a los convenios y tratados internacionales de derechos humanos firmados por el estado boliviano. Continúa también el cerco informativo”. Ante la convocatoria a un proceso electoral, la Delegación advirtió que hay proscripciones políticas, que las familias de los presos y presas políticas, perseguidas/os, heridos/as, y otras personas represaliadas viven bajo un permanente hostigamiento. Las mujeres son especialmente vulneradas, y se desarrolló una estrategia de endeudamiento, para mantenerlas sometidas y humilladas. La persecución, el amedrentamiento y la manipulación de documentos, la falta de libertad de expresión niegan o condicional cualquier proceso democrático”.
¿Por qué una delegación feminista?
En las experiencias del continente, las feministas han ido aprendiendo que todos los golpes de estado, dictaduras, invasiones, guerras, se descargaron de manera especial sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres. Sin embargo esto fue sistemáticamente invisibilizado. La delegación se propuso conocer y divulgar este lado de la historia, a partir del diálogo con las mujeres agredidas, y la escucha atenta y amorosa de sus denuncias. Para ello se fue en distintas comisionas a Cochabamba, Cercado, Sacaba, Huayllani, Ovejuyo, La Paz y el Alto, visitando cárceles, hospitales, organizaciones sociales y políticas, coordinadoras barriales, periodistas, personal de salud, heridas y heridos, presos y presas políticas, familiares de personas asesinadas.
La delegación estuvo integrada por más de 35 activistas feministas, que trabajaron con otras 600, para concretar alrededor de 60 entrevistas y la recepción de 250 denuncias que revelaron las violaciones sistemáticas a los derechos de las mujeres y a los derechos de los pueblos y de los derechos humanos individuales y colectivos. Participaron integrantes del Feminismo Comunitario Antipatriarcal y del Movimiento Insurgente, Obreras multidisciplinarias independientes, Colectivo Plurinacional Comunitario de Bolivia. Desde Argentina llegaron de Ni Una Menos, Campaña Nacional contra las Violencias, MTD Lucha y Libertad de la FOB Autónoma, Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, Feministas del Abya Yala, Frente Popular Darío Santillán, FPDS Corriente Nacional, Frente de Organizaciones en Lucha FOL, Venceremos – Partido de Trabajadores y Trabajadoras, Marcha Noticias, Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, Pañuelos en Rebeldía, Colectivo Fuegas, Mujeres de la Nación Diaguita, Frente Popular Darío Santillán - Coordinadoras Barriales.
¡La pollera se respeta, carajo!
La palabra “dignidad” sonó una y otra vez en las voces de las víctimas del golpe de estado. “¡La pollera se respeta!”, “La wiphala se respeta”, “Ni golpes de estado ni golpes a las mujeres”, “¡Áñez, fascista, vos sos la terrorista!”, “Senkata, Sacaba, han sido masacradas; ¡no se negocia con sangre derramada!”, gritaron con rabia, indignación y memoria ancestral las Feministas Plurinacionales en las calles de El Alto y La Paz, donde se marchó por largas cuadras, para hacer del Paro Internacional una jornada de reivindicación de derechos de las mujeres, lesbianas, trans travestis, y también de denuncia del golpe de estado que se ensañó una vez más en las mujeres. “Se trata de escarmentar a los pueblos, a través de los cuerpos de las mujeres”, analizaba la diputada Sonia Brito de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso. “Muchas fueron manoseadas en el momento de su detención, amenazadas, agredidas sus familias. Se reprimió y gasificó cerca de las escuelas, donde estaban los niños y niñas. A muchas se las amenazó. Las mujeres tienen que superar cotidianamente los traumas psicológicos por lo vivido, y la carga de deudas que se asumieron para el cuidado de los heridos, o por la pérdida de los trabajos.
Se señaló en la conferencia de prensa: “Se ejerció violencia sexual, física, racista, abusos sexuales, violencia física por su propia identidad, persecución y amenazas. Se ha evidenciado que la mayoría de las mujeres violentadas son mujeres indígenas de pollera y dirigentas sociales y políticas. Hay denuncias de que se les ha cortado las trenzas, se las ha obligado a arrodillarse, y otros actos de humillación. Hubo amenazas de violación a sus hijas y se mantiene el hostigamiento a sus familias”. “El golpe de estado –dijeron varias mujeres originarias entrevistadas- quiere terminar con nosotras, con nuestro orgullo, con nuestro proyecto histórico, con nuestra memoria”.
“Para nosotras, desde Bolivia, era importante romper las fronteras y sentir el acuerpamiento desde otras partes. Porque el golpe lo hemos sentido sobre nuestros cuerpos de mujeres aymaras, quechuas e indígenas. Es un golpe ante la decisión que hemos tomamos de construir un país distinto", expresó Adriana Guzmán Arroyo, del Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia. Jimena Tejerina Magne, de la misma colectiva subrayó: “Nos están sacando a golpes y a insultos de los espacios públicos que habíamos recuperado. El enfrentamiento al golpe que estamos realizando, es también parte de la memoria de dignidad de nuestro pueblo que les dejamos como legado a las wawas, a las nuevas generaciones”.
Estefany Murillo, warmi (mujer) indianista, expresó: “Este ataque a los pueblos se ha vivido desde la llegada de los españoles. Perdura en muchas de nuestras oligarquías y clases medias altas la concepción de que hay un conjunto de la población que no son seres humanos, que sus cuerpos siguen siendo objetos de ganancia. Hoy esa historia se repite ya que han asesinado a nuestras hermanas y esto ha sido invisibilizado incluso por los feminismos coloniales que han apoyado el golpe. Se ha trabajado no solamente un discurso de odio muy fuerte, sino que también ese discurso se transformó en prácticas. Por ejemplo, que las indias volvamos a ser las sirvientas de las dueñas de siempre de este país. Lo que les duele es que las sirvientas hayan ganado espacios de liberación y de poder, y eso es lo que se quiere revertir”.
Adriana Guzmán interpeló también a los feminismos racistas: "Sentir el Golpe ha sido también sentir un golpe dentro del feminismo. Que muchas feministas no hayan sido capaces de posicionarse ha sido indignante. Que ni las muertes de nuestros hermanos, ni las masacres, ni la vulneración de derechos, las detenciones ilegales sirvan como prueba de un Golpe de Estado, que no sean suficientes para el feminismo, nos da la certeza de que hay un feminismo racista y colonialista, y no es en ese feminismo en el que queremos caminar".
Rompiendo fronteras
Quienes en Argentina o Bolivia vivieron dictaduras anteriores, sabían de qué se trataba ese dolor. Margarita Cruz, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, subrayó en la Conferencia de Prensa: “Los hechos que ocurrieron desde el golpe constituyen crímenes de lesa humanidad”. Por lo tanto no prescriben, y uno de los objetivos de esta Delegación Feminista Plurinacional -como de la Delegación Argentina de Solidaridad con el Pueblo de Bolivia que viajó anteriormente-, es aportar a que no haya impunidad, dado que una parte de los organismos de derechos humanos de Bolivia, incluso a nivel internacional, no han respondido ante las exigencias humanitarias que surgen del enfrentamiento popular a la dictadura.
El perfil racista atraviesa las débiles respuestas, y nutren el miedo y la complicidad. ¿Qué sucede que a Bolivia no llega ayuda humanitaria de la comunidad internacional? ¿Por qué no hay condenas contundentes de los organismos internacionales que dicen velar por la defensa de los derechos humanos? ¿Por qué unas vidas valen más que otras?
El golpe de estado busca eliminar a los pueblos indígenas y a las mujeres, en su carácter de protagonistas del proceso de cambio impulsado por el gobierno de Evo Morales. Más allá de los errores que se puedan imputar al MAS, muchos señalados por sus protagonistas en estos encuentros, el golpe de estado pretende revertir el protagonismo que alcanzaron los pueblos y comunidades. Los ataques, aun siendo muy duros contra los activistas del MAS, los exceden. En las calles golpearon a las cholas, a los jóvenes indígenas, sólo por estar en ese lugar público que recuperaron en los últimos años. Y se persiguió y armaron causas contra líderes del MAS, entre ellos varias mujeres.
“Este 8M no se olviden de las mujeres privadas de libertad”
Así pidieron algunas de las presas políticas visitadas el domingo 8 de marzo por la delegación. En la cárcel de Obrajes se encuentra la abogada Patricia Hermosa Gutierrez, apoderada de Evo Morales. Está presa hace 45 días bajo la causa de "terrorismo, sedición y financiamiento al terrorismo". Fue detenida en el momento en que llegó a Bolivia, para presentar los papeles legales que habilitarían la candidatura a senador del ex mandatario. Desde ese entonces no puede acceder a su derecho de prisión preventiva por "riesgo de fuga"”. La detención se centra únicamente en las conversaciones telefónicas que mantuvo durante los primeros días del golpe con Evo Morales.
En la misma cárcel se encuentra María Eugenia Choque, quien fue la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, y la dirigente afroboliviana Elena Flores, de la Asociación Departamental de Productores de Coca de los Yungas, de La Paz. En el caso de María Eugenia Choque, se trata claramente de persecución política. Su detención, como la de las y los otros integrantes del Tribunal, es resultado del armado de causas para sostener el discurso golpista que acusa de fraude, corrupción y terrorismo al gobierno de Evo Morales. Son rehenes políticas de ese discurso fascista. La prisión de Elena Flores, es parte de la persecución e intento de desarticulación de los movimientos sociales.
Se señala en el informe de la delegación plurinacional: “De las visitas a las cárceles se ha evidenciado que hay un uso desproporcional de la fuerza, acoso, generación de torturas psicológicas y físicas, ataques con predeterminación a órganos vitales, dilatación y vulneración del debido proceso, armado de causas, sembrado de pruebas y presión para autoinculparse e inculpar a otras personas con cargos políticos sindicales. Hubo detenciones arbitrarias, privaciones ilegítimas de la libertad. Existe persecución a las familias, se les ha obligado a renunciar a sus trabajos. Las y los presos políticos no tienen garantías en alimentación, atención en salud. Se han evidenciado espacios y prácticas de tortura en los lugares de detención y en las cárceles. Existe criminalización de la pobreza sin acceso a la justicia, como parte de la persecución política”.
Las corporaciones cómplices
La corporación médica, el sistema de justicia, los grandes medios de comunicación, fueron denunciados en distintos testimonios. Se dice en el informe de la Delegación: “La represión se realizó con balas de guerra dirigidas a zonas vitales, para provocar posteriores discapacidades y muerte. Se negó sistemáticamente la atención oportuna en centros de salud, se les sacaba las balas sin anestesia, hubo abandono de pacientes. Los heridos fueron amedrentados, sufrieron el hostigamiento racista junto a sus familiares, por parte del personal de salud. Algunos de los heridos fueron entregados a la policía. Algunos requerían intervenciones quirúrgicas que tuvieron que hacer en centros privados, o que aún no las han realizado por falta de recursos. Los tratamientos que hoy enfrentan los heridos, demandan costos que no pueden cubrir generando riesgo de su vida. Se evidenció que los heridos que fueron llevados a cárceles no reciben la atención médica necesaria”. Durante las represiones que le siguieron al asalto del poder gubernamental, se disparó desde helicópteros con intención de eliminación y no de persuasión. Las y los huérfanos suman más de 200 –informaron-. Los traumas físicos y psicológicos provocados por la represión siguen meses después”.
Un niño se puso de pie al terminar una de las audiencias de denuncias. Con voz pausada acusó: “Yo también tengo que hablar. Fueron muchos muertos. Corríamos, pero las balas corrían más rápido”.
Facundo y Sebastián
Entre los heridos que fueron trasladados a las cárceles, se encuentra el fotorreportero argentino Facundo Molares, quien recibió la visita de la Delegación en la Cárcel de Chonchocoro. La causa armada en la que lo acusan de organizar “grupos terroristas”, financiados por personas del gobierno de Evo Morales, presionándolo para que admita este hecho a cambio de su posible libertad, lo vuelve un rehén del régimen golpista. La Delegación feminista expresó el compromiso de movilizarse internacionalmente para lograr su libertad y para cuidar su vida, que continúa amenazada por su estado físico (complicaciones renales, pérdida de la visión de un ojo, y otros problemas derivados de la represión y la prisión), y por el ensañamiento del gobierno de Añez y de sus jueces y fiscales, que buscan quebrantar la voluntad de Facundo. No cuentan con la integridad de Facundo, que a pesar de las duras condiciones carcelarias, no ha perdido el horizonte ni la sonrisa.
La Delegación también reclamó Justicia para Sebastián Moro, periodista argentino que murió en circunstancias no esclarecidas, en el primer día del golpe de Estado. Tanto la familia de Facundo como la de Sebastián hicieron llegar su voz, a través de cartas, a las familias de las victimas bolivianas de los golpes de Estado. La solidaridad que no hacen los gobiernos, ni los centros internacionales de defensa de los derechos humanos, las van hilvanando los pueblos.
El cerco mediático
“El cerco mediático tiene que terminar –afirma el informe-. El silencio sólo beneficia a la impunidad”. La persecución a periodistas, su muerte o prisión, el amedrentamiento, han logrado levantar un cerco de silencio que obstaculiza la percepción de los alcances del golpe, y contribuye a la criminalización política de los pueblos y del liderazgo del MAS. Esto es aún más grave, en un escenario en el que se propone un horizonte electoral, en el que hay líderes proscriptos, presas y presos, o amenazados/as. No es posible creer que haya garantías para el desarrollo de un proceso mínimamente enmarcado en el derecho.
Latir con el corazón fuerte en Bolivia
Las integrantes de la Delegación Plurinacional escucharon, abrazaron, caminaron, gritaron, entraron y salieron de las cárceles, lloraron, rieron, sanaron juntas. Se rompieron fronteras. Se amasaron los dolores. Se mezclaron las memorias. Se idearon nuevos caminos. La pluralidad de experiencias, de identidades, de voces, de caminos, enriquecieron cada momento. Quedaron compromisos, proyectos comunes, promesas de regresos, aprendizajes. El compromiso colectivo fue seguir compartiendo aprendizajes, y respondiendo a las emergencias. No por mandatos burocráticos, sino porque el corazón plurinacional latió fuerte en Bolivia. Y no hay nada más intenso, más conmovedor, que un corazón colectivo, derribando los muros del silencio y la impunidad.