“Las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS) representan el monumento a la opacidad e implican directamente el traslado del riesgo al tercero, ya sea a un cliente, un proveedor o un peatón chocado por una camioneta que es propiedad de la empresa. Es una sociedad constituida para el fraude”, califica el director de la Inspección General de Justicia (IGJ), Ricardo Nissen, al tipo de sociedad que creó el gobierno anterior bajo el slogan de poder "armar tu empresa en apenas 24 horas". Nissen explica que las SAS se utilizaron para todo tipo de cosas menos para beneficiar a los genuinos emprendedores. Anticipa que el gobierno va a modificar dicho régimen y va a establecer un programa exclusivo para emprendedores comprobados, en donde haya un registro público, con análisis sobre el tipo de actividad y un tiempo determinado durante el cual puede funcionar una sociedad poco capitalizada (tipo SAS), pero que luego deberá pasar a ser una SA o SRL si el negocio funciona bien. Por otro lado, se están investigando unas 60 empresas creadas en guaridas fiscales en los últimos dos años por parte de argentinos que buscaban operar en el país a través de esas pantallas. Dichos empresarios se beneficiaron de una medida del gobierno de Mauricio Macri, que permitió la constitución de sociedades off-shore con el fin de operar internamente, algo que el ex mandatario, sus amigos, socios políticos y comerciales y sus familiares muy bien conocen, como demostraron los Panamá Papers.

“La Resolución 6/2018 de la IGJ bajo la gestión anterior permitió el ingreso de cerca de 60 sociedades constituidas mayormente en el Estado de Delaware, Estados Unidos. Se trata de sociedades constituidas en esa guarida fiscal por parte de argentinos para trabajar en la Argentina. Entonces, esas sociedades deberían haber sido constituidas en el país, según lo que marca nuestra Ley de Sociedades. Nosotros habíamos controlado este tema en 2005 pero Macri en 2018 dejó sin efecto la regulación”, explica Nissen.

- ¿Qué puede hacer el Estado argentino en términos de regulación en esos casos que parecen ya estar barajados porque se confeccionaron bajo la normativa anterior?

-La semana que viene vamos a sacar una resolución que dirá que someteremos a esas sociedades a una investigación para que nos informen concretamente cuáles son sus actividades y cómo es su funcionamiento interno.

- ¿Considera que en algún caso la facilitación para inscribir una sociedad en una guarida fiscal puede traducirse en una inversión genuina en el país?

- No. Es imposible que a través de off-shore tengamos brotes verdes. Si un argentino quiere hacer una inversión en la Argentina, constituye una sociedad argentina y liquida sus impuestos en Argentina. Cuando son los argentinos los que realizan una actividad en el país pero aparecen como titulares de una sociedad offshore, nada bueno puede salir. Esto es el instrumento del agravio hacia el patrimonio argentino. Si yo trabajo en la Argentina, es lógico que tribute en el país.

Las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS)

“Las SAS están incluidas en una ley de apoyo al capital emprendedor. Esa norma crea un nuevo tipo de sociedad, que son las SAS, que no se incorporan a la ley de sociedades. Y es una sociedad que tiene un capital de apenas dos sueldos mínimos, un objeto omnicomprensivo de toda actividad económica y sus socios limitan su responsabilidad al aporte efectuado. El Estado aprueba el trámite en 24 horas y no hay que presentar balance contable ante la IGJ. Esto es el monumento a la opacidad e implica el traslado del riesgo al tercero”, dice Nissen.

- ¿Por qué están en riesgo terceros?

- Porque si la sociedad tiene 30 mil pesos de capital y ante cualquier eventualidad el socio sólo responde con el capital de la sociedad, el acreedor puede no cobrar nunca o lo mismo una persona que pueda ser atropellada por una camioneta a nombre de la SAS. Esto está prohibido por el Código Civil y Comercial, que dice que el patrimonio del deudor es la prenda común de sus acreedores. La SAS es una sociedad constituida para el fraude.

- Pero hay entidades empresarias que las valoran como instrumento, porque reduce los costos de inscripción de la sociedad.

- Estas sociedades se constituyeron para cualquier cosa menos para proyectos de emprendedores, sencillamente porque la ley no obliga a acreditar el carácter de emprendedor para poder acceder a las SAS. Hemos encontrado SAS que se constituyen una semana antes de una compra de un inmueble por millones de dólares, sociedades extranjeras que constituyen SAS como filiales en el país, concursos preventivos en donde aparecen SAS comprando créditos. Esto no tiene nada que ver con el emprendedurismo. En un 90 por ciento se utilizan para el fraude. En la propia situación del ex funcionario Rodrigo Sbarra –en cuyo despacho se hallaron 10 mil dólares—están involucradas sociedades de esta índole.

- ¿Qué va a pasar con la digitalización de este trámite?

- No es que nosotros no queremos la digitalización. De hecho, por mi tendrían que estar digitalizados hasta las SA y las SRL, pero siempre con control de la IGJ. El tema es que con el actual sistema, la IGJ no puede intervenir ni hacer el control de legalidad, pero no por la digitalización en sí misma, sino por cómo está diseñado el sistema. Lo que vamos a hacer es ir hacia otro esquema en donde la IGJ pueda hacer las observaciones pertinentes sobre las solicitudes de creación de sociedades. Pero además, vamos a crear un registro de emprendedores, en donde se va a analizar cada proyecto. Y se van a otorgar los beneficios por un plazo determinado: si el negocio va bien, la sociedad tiene que pasarse a SA o SRL.

- Es decir que no va a continuar aquello de “creá tu empresa en 24 horas”.

- Para armar una SA o SRL hay muchísimas normas de orden público de protección a terceros y socios minoritarios. En cambio, la SAS no pide nada, es una sociedad absolutamente infracapitalizada. Este sistema tiene que estar absolutamente controlado y enfocado en verdaderos emprendedores. Y además hay un tema conceptual que es fundamental. Una sociedad no es una empresa, sino el molde de una empresa. Una sociedad en sí no aporta nada a la productividad, lo importante es la empresa, o sea, el negocio. La sociedad es el arreglo entre socios para ver cómo se enfrentan determinadas situaciones. No existe eso de "crear una empresa en 24 horas". Con las SAS, en teoría se crearon cerca 15 mil empresas. Pero en el mismo período, la inversión privada cayó a pique. Esto significa que fueron empresas creadas para la insolventación.