En el mes de la memoria y de las luchas feministas, Ciudad Futura impulsa la creación del Día Municipal de la Educadora Popular, en homenaje a Antonia "Checha" Frutos, protagonista de una experiencia innovadora: la Biblioteca Popular Vigil. Checha, quien fue directora del jardín de infantes y parte de la Comisión Directiva, falleció el 12 de marzo de 2017 y no pudo estar presente en las audiencias de Feced III, donde se juzgan los hechos cometidos contra el emblema de Vigil. "Fue parte de la construcción desde sus inicios de La Vigil y dejó todo cuando la dictadura genocida de los ‘70 intentó destruir la institución, luchando por su recuperación y, más tarde, por la reconstrucción colectiva de la memoria sobre lo que ahí había pasado y por la búsqueda de justicia", expresaron desde Ciudad Futura tras la presentación que hizo la concejala Jesica Pellegrini, junto con Caren Tepp, Luz Olazagoitía y Pedro Salinas.

El proyecto se presentó en un nuevo aniversario sin Checha, a quien recuerdan como docente y dirigente histórica de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, proyecto pedagógico cultural de barrio Tablada, que se erigió en 1959, tras formar parte de la asociación vecinal de Tablada y Villa Manuelita. "En pocos años, su potente fuente de financiamiento autónomo la volvió una organización mutual de carácter popular sin precedentes en la región y el país", recuerda el proyecto.

Tal como se plasmó en los diferentes testimonios durante las jornadas de juicio oral y público de Feced III, en los Tribunales Federales, hacia principios de la década de 1970 La Vigil ya era jardín de infantes, instituto secundario, escuela primaria, servicio bibliotecario, editorial, talleres de producción, museo de ciencias naturales, observatorio astronómico, universidad popular, centro recreativo, cultural y deportivo, caja de ayuda mutua, guardería y centro materno infantil. "Quienes construyeron la biblioteca popular le torcieron el brazo a políticas que desde siempre generaron desigualdad, mejorando la calidad de vida de miles con la certeza de que ello era posible a través del trabajo colectivo y la cultura popular", expresa la iniciativa para gestar el Día de la Educadora Popular.

La historiadora Natalia García remarcó en los últimos años el carácter único e irrepetible de La Vigil, en nuestro país y en Latinoamérica, en cuanto a la magnitud, los alcances de una organización civil hecha desde abajo que se convirtió en la institución educativa, mutual y cultural más importante de América latina. 

Para Ciudad Futura, "la historia de Vigil está indisolublemente ligada al nombre de Antonia Checha Frutos, ya que su impronta y aporte a esa construcción colectiva aparece desde los inicios de la institución, su desmantelamiento e intento de destrucción por parte de la dictadura genocida, su recuperación y la reconstrucción colectiva de la memoria y búsqueda de justicia".

El proyecto repasa que la historia de Checha como maestra comenzó con la de Vigil. "Se entrelazan y resulta impensable hablar de una sin la otra. Ella ingresó a la sub-comisión de la Biblioteca de la entonces vecinal de Tablada en 1958, recién recibida de maestra normal, luego de sufrir -según ella misma relataba- la discriminación de la elite del Normal 1 por ser hija de obreros". En tanto, en 1959, "se separan de la vecinal y emprenden un camino sin retorno: construir una cultura popular en uno de los barrios más postergados, generando un colectivo que creció materializando desde el corazón de Tablada la demostración de que otra ciudad era posible".

El proyecto pide que se destaque el rol de las personas que como Checha contribuyeron a consolidar un proyecto colectivo y solidario, de innovación en la gestión social de lo común que llevó a la Vigil a constituirse en un ejemplo de organización popular de avanzada, así como de lucha por su recuperación siempre en clave colectiva.

Historia

Vigil fue intervenida en febrero de 1977. "No sólo implicó el intento de destrucción y devastamiento de esa experiencia colectiva y solidaria única en América, sino también la persecución y comisión de delitos de lesa humanidad contra los miembros de la Comisión Directiva, cooperadores, padres, madres, asociados, docentes y estudiantes de la institución", reza la iniciativa sobre lo que se está juzgando por estos días en Rosario.

Checha y su familia fueron víctimas directas del accionar genocida, tal como lo relató su hija, Celina Duri, en su testimonio frente al tribunal de juicio. "Ello, junto con los delitos sufridos por la institución motivaron su constitución como querellante en la mega causa Feced III, donde tuvo un rol protagónico". Es que si bien no llegó a presenciar el debate, dio su "valioso testimonio en reiteradas ocasiones -durante la instrucción de la causa- y contribuyó en la inmensa tarea de reconstrucción de la memoria colectiva".

El proyecto político de Vigil "fue tan inmenso que su pretendido aniquilamiento demandó un proceso liquidatorio de más de 30 años, uno de los más vergonzantes para nuestro sistema de justicia, porque no solo saqueó y desmanteló lo mejor de Vigil durante la dictadura, sino que continuó durante décadas de democracia", expresa la presentación.

Su voz

La propuesta, recuerda palabras de la educadora: “Trabajábamos en una escuela donde no se podían aplicar ni premios ni castigos. Donde no se hacía fila para entrar al aula, porque no era ni un cuartel, ni una cárcel, ni un templo; era la escuela. Esto lo habíamos aprendido en ese entonces de haber leído a Freire, también por haber leído al Padre Milani de la Escuela de Barbiana, el movimiento tercermundista, que decían justamente que la obediencia no es una virtud, sino que había que preguntar, cuestionar y, sobre todo, opinar. Eso se constituyó, por supuesto, en una educación peligrosa y prohibida”.

En agosto del año 2012, Checha prestó testimonio en la causa Feced III, mientras la misma se encontraba en etapa instructoria. “Hubo una clara intención de anular una forma de ver o vivir la vida, porque esta particularidad de cultura popular, solidaria, no autoritaria, reflexiva, haciendo a la gente pensar y desarrollarse, no era conveniente para la clase dominante. Éramos vistos como personas peligrosas y por eso hablaron del trapo rojo, del semillero de marxistas y hasta un director delirante dijo que desde el observatorio nos comunicábamos directamente con Moscú; todo este delirio de gente de pensamiento cercenatorio, totalmente opuesto a lo que la Vigil pretendía. Si bien nosotros éramos pluralistas, con gente de distintos partidos políticos, no quiere decir que no hubiera una política en el accionar, sobre hacia dónde apuntaba la educación; no era amansar, sino participar; la escuela no era amansadora. Cuando se da este tipo de educación, se transforma en una educación peligrosa y prohibida".

Por todo, su labor es considerado "fundamental no sólo en la construcción de Vigil, sino también en el camino de la recuperación institucional que se transita desde el año 2004, desempeñándose como secretaria de la Comisión directiva entre 2012 y 2014".

Popular

"La enorme experiencia de la Vigil inspiró a otros procesos de educación popular en la ciudad e hizo crecer proyectos solidarios e innovadores de educación de gestión social. Desde Ciudad Futura y nuestras escuelas de gestión social, la Ética y el Bachi de Tablada, abrazamos y homenajeamos a quienes, como la Checha, pusieron cuerpo y corazón para construir una Rosario más justa, libre e igualitaria", plantearon al pedir la ordenanza. El proyecto indica también que en la ciudad hay experiencias pedagógicas "de avanzada" como la institucional y social de Vigil así como la experiencia de la Escuela Serena, enmarcada en el proyecto escolanovista de las hermanas Olga y Leticia Cossettini entre 1935 y 1950, se han convertido en referencia inspiradora para otras experiencias de educación popular de la ciudad, como las mencionadas y proyectos como el de la Facultad Libre.

La iniciativa agrega que "cada una de las experiencias de educación de gestión social, lejos están de convertirse en recetas que puedan ser reproducidas infinitamente; son espacios enmarcados en territorios concretos que buscan la manera de encontrar las claves en la experiencia concreta demostrando que es posible cierta transformación educativa si se democratizan los espacios de decisión, se incluye en los tiempos escolares la movilidad propia del deseo y se reconstruyen los vínculos sociales desde el amor".

Por ello, el proyecto de ordenanza apunta a "poner de resalto el valor de la educación popular y de mujeres que como Checha marcaron un rumbo en ese camino para avanzar hacia una ciudad más justa, libre e igualitaria".