La desilusión de tener que volver antes de tiempo pero la tranquilidad de estar en casa. Esa fue la sensación que reinó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza durante la madrugada y la mañana de este viernes, con la llegada al país de una de las últimas tandas de argentinos provenientes de las zonas más afectadas por el coronavirus: China, Corea del Sur, Japón, Irán, Europa y Estados Unidos. A partir del martes 17, los vuelos que unen Argentina con esos destinos quedarán suspendidos por un período de 30 días.
Jimena y Lola tienen 24 y 19 años, ambas son cordobesas. Hace dos meses y medio subieron a un avión rumbo a Madrid: “Yo para hacer un máster en economía verde y ella para estudiar periodismo”, explicó Jimena. No sospechaban entonces que el avance de un nuevo virus les impediría completar los tres meses de estadía que habían planificado.
“Cuando nos enteramos ayer (jueves) que se iban a suspender los vuelos hacia Argentina, no lo dudamos. Nos subimos al primero que conseguimos. Teníamos mucho miedo de quedar encerradas en Madrid”, contaron las jóvenes, que volvieron sorprendidas por los efectos de la pandemia en la ciudad española. “Los locales de ropa cerrados, los súper cerrados. Lo mismo los boliches y todas las actividades de los hostel. No podías hacer nada. En la calle no había nadie, estábamos solas”, lamentaron.
La soledad, ahora, continuará en Argentina: “Nos parece súper que hayan ordenado cuarentena acá. Ahora a estar en casa, mantener las manos limpias, usar vajilla distinta a la de nuestra familia y a no recibir visitas”. Según establece el DNU firmado este jueves por Alberto Fernández, deberán permanecer aislados durante un período de 14 días aquellos que:
* revistan la condición de “casos sospechosos”, es decir, las personas que presenten fiebre y uno o más síntomas respiratorios como tos, dolor de garganta o dificultad respiratoria y que, además, en los últimos días, tengan historial de viaje a “zonas afectadas” o hayan estado en contacto con casos confirmados o probables de Covid 19;
* posean confirmación médica de haberlo contraído;
* los “contactos estrechos” de las personas que estén calificadas como “casos sospechosos” o de quienes hayan recibido la confirmación del diagnóstico;
* quienes arriben al país habiendo transitado por “zonas afectadas”;
* quienes hayan llegado al país en los últimos 14 días, habiendo transitado por alguna de esas “zonas afectadas”.
El hijo de Luciana Lupotti, de Santa Fe, tuvo menos suerte. Hace 15 días, el joven salió rumbo a Trento, junto a su mamá, con la intención de inscribirse en una universidad de la ciudad italiana. “El lunes, cuando vimos que la situación empeoraba, decidimos que no valía la pena quedarse. Cerraron la facultad y suspendieron temporalmente los exámenes de ingreso, sin una fecha de reprogramación”, lamentó la mujer de 47 años, sin sacarse el barbijo.
María y su familia también llegaron al país con barbijo, pese a la ausencia de síntomas. “Nos fuimos de vacaciones a Francia y a Inglaterra. Teníamos planificado visitar Italia pero la semana pasada decidimos cancelar ese último tramo. Algo pudimos recorrer durante el viaje, pero también pasamos mucho tiempo dentro del hotel porque los tours estaban suspendidos”, contó la mujer, de 53 años. En su casa, para la cuarentena, los espera “un gran stock de comida que dejamos preparado. Así que estamos tranquilos de volver”.
“No tenemos miedo, pero vamos a ver qué pasa. Por ahora no presentamos síntomas”, se atajó la mujer, reflexionando sobre cierta estigmatización que está comenzando a circular hacia las personas que llegan de viaje desde países con gran presencia de coronavirus.
Jorge, de 56, también decidió cancelar su paso por Italia. “Vengo de visitar España, donde tengo familia. Mi plan era seguir hacia Italia, donde también tengo algunos parientes, pero decidí suspender porque ahí la situación está muy delicada. Tenía mucho miedo de no volver”, explicó. “Tenemos que estar tranquilos porque hay mucha psicosis y eso no ayuda. Yo no tengo miedo, pero sí lo estoy viviendo con precaución”, agregó.
La cuarentena obligatoria, al igual que el resto de los pasajeros que accedieron a hablar con este diario, le pareció una excelente medida para desacelerar el avance del virus en el país. “Espero que todos la cumplamos, por el bien de la humanidad”, sentenció sobre los días de encierro que le quedan, que transitará entre “mates y jugadas al solitario con las cartas”.
Ángel Romero y Patricia Zabala sí estuvieron en Italia, luego de un paseo por Madrid. Recorrieron Nápoles, Roma y pensaban seguir por otras ciudades cercanas pero luego de consultar con la embajada argentina decidieron cancelar la misión. “Íbamos a quedarnos hasta el 29 de marzo, pero son razones de fuerza mayor y hay que aceptarlas. Además, no podíamos hacer ningún tour porque estaba todo suspendido. En Roma, donde no había ni un alma, los policías nos pedían que volviéramos al hotel. A las 18 cerraban todos los negocios y ayer (jueves), directamente, solo abrieron farmacias y supermercados”, dijo Romero.
Los pasajeros que llegaban desde Miami, que también deberán cumplir con la cuarentena obligatoria, agradecieron más que nadie pisar suelo argentino. “El vuelo casi no sale, así que estábamos preocupados. No nos revisaron ni nada, pero sí nos dijeron que se iba a cancelar el despegue. Por suerte ya estamos acá”, comentó Juan, recién llegado de unas vacaciones junto a su novia.
"Allá, por suerte, todavía no hay tanto nivel de paranoia con el coronavirus. Al menos por el momento. Veremos cómo se vive acá", concluyó.