El intendente de Santa Victoria Este (SVE), Rojelio Nerón, denunció públicamente hoy que su casa fue atacada por un grupo de hombres que también persiguieron a sus hijos y sobrinos en la madrugada de este sábado. 

A las 5 de la mañana Nerón fue despertado por la detonación de tres disparos. Al salir a la puerta vio que uno de sus hijos ingresaba corriendo a la casa perseguido por la Policía. La situación se reiteraba con su otro hijo y dos sobrinos.

Los cuatro jóvenes habían ido a un local de espectáculos, la Peña de Gómez. Nerón contó a Salta/12 que en ese lugar fueron increpados por otros jóvenes, por ser hijos de un intendente que es miembro del pueblo wichí en SVE. Sobrevinieron insultos y tras ello los hijos y sobrinos del jefe comunal salieron hacia su casa, a dos cuadras de la plaza salió un grupo de motociclistas que los persiguieron.

Los jóvenes corrieron y alcanzaron el portón de acceso cuando led pisaban los talones unos policías que llegaron casi confundidos con los motociclistas y otros hombres que se movilizaban en una camioneta Ford “modelo viejo”. En ese momento hubo disparos.

Nerón se despertó por los balazos. “Me preocupé como todo padre, porque mis hijos habían salido”, dijo. Al salir vio que la Policía iba tras sus hijos y no tras los agresores. Los jóvenes ingresaron a la casa, que es del municipio. Una vez que sus hijos y sobrinos entraron a la vivienda, y los agresores se retiraron hacia el pueblo, hubo un segundo ataque. Un grupo de hombres apedreó la casa mientras gritaban que un wichí no podía estar a cargo de la intendencia. Nerón dijo que pese a que solicitó custodia a la Policía, incluso hablando a la Regional de Tartagal, los policías llegaron recién a las 8.

Ya de día, se encontró una vaina servida en un terraplén que corre paralelo a la calle de la casa del intendente. Nerón dijo a Salta/12 que cuando increpó a los policías que llegaron persiguiendo a sus hijos y sobrinos y les recriminó que no detuvieran a quienes habían hecho los disparos, estos le respondieron que los tiros habían sido realizados por ellos para intentar dispersar al grupo. Sin embargo, según el intendente y caciques que llegaron para solidarizarse con él y brindarle seguridad, el casquillo no es de un arma reglamentaria.

La novedad se difundió rápidamente entre las comunidades de la jurisdicción de Santa Victoria Este y este mediodía hubo una reunión de caciques bajo los árboles del amplio predio de la casa comunal victoreña, donde se cuestionó a la Policía por partida doble: primero, por no haber detenido a los agresores, que según Nerón son parte de “una patota”, y después por una polémica intrusión en donde se encontró una vaina servida.

El lugar había sido resguardado por los propios indígenas. Dos policías de civil ingresaron mientras se desarrollaba la asamblea. Los asambleístas sospecharon de una intención de modificar el lugar de las vainas, idea que se reforzó cuando advirtieron que uno de los policías que había ido a hacer “mediciones” había participado del incidente en la madrugada y era precisamente el que había dicho que los disparos provenían de la fuerza de seguridad.

El propio Nerón lo confrontó delante de la asamblea en pleno, que se trasladó al terraplén donde seguía la vaina servida. Los asambleístas exigieron que el policía cuestionado se retirara, y que la Policía local no realizara ninguna intervención en el lugar. El oficial a cargo accedió y el lugar quedó bajo la guardia de los comuneros.

El intendente manifestó que sabe a quien pertenece la camioneta Ford y que sus hijos también reconocieron a algunos de los agresores.

Nerón incluso se comunicó en ese mismo momento con el ministro de Seguridad de Salta, Juan Manuel Pulleiro, para ponerlo al tanto de la situación.