Desde París. Hace seis años eran dos, en 2020 son tres. Por primera vez en la historia de una elección Municipal en la capital francesa, las principales candidaturas para la primera vuelta del próximo 15 de marzo no incluyen a hombres sino a tres mujeres: la actual Intendenta de París, Anne Hidalgo, la representante de la derecha de Los Republicanos, la ex Ministra de Justicia Rachida Dati, y la candidata del macronismo, la ex ministra de la salud Agnès Buzyn. Detrás hay candidatos masculinos, pero ninguno tiene posibilidades de ganar la Municipalidad. En 2014, el duelo final enfrentó a Anne Hidalgo y a la candidata conservadora Nathalie Kosciusko-Morizet. 2020 propone un trio femenino, lo cual confirma el perfil vanguardista de París. Ursula Le Men, portavoz del movimiento Osez le Feminisme !, comenta que “el hecho de que tres mujeres representen a los grandes partidos en las elecciones municipales es una señal muy positiva para la paridad. Sin embargo, esta elección es una excepción con respecto a lo que ocurre en el país”. Ese carácter “excepcional” parisino se debe ante todo a un concurso de circunstancias políticas fomentadas por un escándalo sexual. El candidato del macronismo era un hombre, Benjamin Griveaux, pero, el pasado 16 de febrero, tuvo que renunciar a la elección luego de que se difundiera un video sexual donde Griveaux era el principal protagonista. Su remplazo impulsó la figura de Agnès Buzyn, que hasta entonces ocupaba la cartera de Salud.
Desde el año 2000, la ley obliga a los partidos políticos a presentar un porcentaje simular de hombres y mujeres en cada elección, sobre todo en las ciudades de más de 1.000 habitantes. Aunque le ley se respeta, no siempre las mujeres que aparecen en las listas están ubicadas en una posición de elegibilidad. Ursula Le Men llevó a cabo un estudio estadístico sobre esta variable y constató que, al poner bajo la lupa las listas de seis partidos políticos en las 10 ciudades más importantes de Francia,” sólo un 29% de mujeres figuran como cabezas de lista”. En la capital francesa, de los nueve aspirantes al sillón municipal cuatro son mujeres. París se destaca entonces con este duelo con tres mujeres como intérpretes donde cada campo político se juega, además, su influencia futura. Las elecciones municipales, en contexto actual, son un salvoconducto. La socialista Anne Hidalgo, si revalida la municipalidad, sería casi la única dirigente de los restos del naufragio socialista que aún conserva una plaza política fuerte: la victoria de Rachida Dati marcaría el renacimiento de la diluida derecha francesa: y si se impone la candidata de Emmanuel Macron ello significaría la conquista de casi el único pilar que le falta luego de la victoria presidencial en 2017 y la abultada mayoría parlamentaria que consiguió un mes después durante las elecciones legislativas. Cuando falta una semana para la primera vuelta del 15 de marzo, los sondeos le adjudican una leve ventaja a la candidata del partido creado por Nicolas Sarkozy, Rachida Dati. Cuando salió electa en 2014, Anne Hidalgo fue la primera intendenta de la historia de París. Y apenas asumió mantuvo vigente el principio de paridad interna porque nombró a 14 mueres entre los 27 adjuntos municipales, y ello en puestos tan claves como la seguridad, el medio ambiente o los refugiados. Esta distribución aparece como una pieza esencial para las asociaciones que militan por una paridad hombre/mujer. Ursula Le Men observa al respecto que “el poder de las representaciones es primordial para que un reparto no sexista de las funciones políticas se vea normalizado, tanto más cuanto que las municipalidades ocupan un lugar esencial en la construcción de una ciudad feminista”.
En estas tres candidaturas se mezclan algunas dimensiones más que la igualdad hombre/mujer. Cada una de las candidatas encarna el movimiento poblacional que forjó a la Francia moderna. Anne Hidalgo es hija de inmigrados españoles: Rachida Dati es hija de un padre marroquí y de una madre argelina: Agnès Buzyn es hija de deportados. Guerra Civil española, Segunda Guerra Mundial o las experiencias coloniales de Francia en el Magreb se combinan en esta elección a través de la cual estas tres mujeres son la perfecta ilustración de lo que la prensa llama “el éxito republicano” (Le Monde). Anne Hidalgo y Rachida Dati son dos mujeres políticas con mucha experiencia y construidas desde la base en combates políticos muy aguerridos. La otra rival, Agnès Buzyn, es una hematóloga, especialista en inmunología y cuenta con una escasa práctica política. Pertenece de hecho a esa generación joven, oriunda de la sociedad civil, que se unió al proyecto político de Emmanuel Macron en 2016 sin ninguna acción previa, ni ministerial, ni electiva. Su candidatura tardía, su imagen de burguesa y el hecho de que represente al partido presidencial en un momento político delicado para el jefe del Estado juegan contra ella. Sin embargo, desde que aceptó la candidatura de la ciudad luz no hace sino repetir: ”en la vida, nada me asusta”. Anne Hidalgo enfrenta desde el principio un viento contrario debido a su política ecológica y la bronca (perfectamente justificada) de los parisinos contra las bicicletas y las trotinettes (monopatines) que invadieron París e hicieron de las veredas un desafío para cada peatón y una víctima posible de la mala educación. El caso de Rachida Dati es más complejo. La ex ministra de Sarkozy se impuso ante los monarcas masculinos de un partido donde los caballeros tienen, al menos en París, todas las prerrogativas. Es una combatiente de esas que salen de la tumba cuando todos la creen muerta. En su libro La Confiscación del Poder (2019) Rachida Dati escribe: ”la adversidad motiva mi voluntad”.
La batalla de París está sustentada por varias líneas narrativas, donde domina la línea de las tres mujeres. Sin embargo, cada una de ellas, para imponerse, necesita aliarse con un hombre: Hidalgo con el candidato ecologista, Dati con los disidentes de la derecha y Buzyn con un disidente del macronismo. Con todo, lo que sí está asegurado es que habrá una mujer en el sillón municipal de París.