El desarrollo del turismo en Salta convirtió a la actividad en uno de los pilares económicos de la provincia, pero hoy se encuentra en una encrucijada para dilucidar los pasos a seguir en por lo menos estos próximos 15 días que ya se pronostican aciagos para el sector.
El calendario de feriados del 2020 había planteado un panorama muy positivo para la primera mitad del año con carnaval, un feriado puente y semana santa desparramados entre febrero y abril. Sumado al encarecimiento de los viajes al exterior, llevó a que los niveles de reservas hoteleros sean alentadores para esas fechas.
Pero el paisaje cambió radicalmente cuando comenzaron los primeros casos de coronavirus en el país, situación de la que Salta no quedó exenta, sin casos confirmados pero con varios sospechosos.
Estas últimas 48 horas los referentes del sector turísticos las pasaron en estado de asamblea permanente atentos a las noticias y disposiciones que se daban tanto a nivel nacional como provincial y no son pocos los que prefieren cerrar sus establecimientos a recibir alguna persona en riesgo de haber contraído el virus.
Por el momento desde el ministerio de Turismo provincial se intenta llevar tranquilidad y sugiere evitar las medidas extremas. Igualmente las restricciones y caídas de reservas se van dando a medida que se dispone un mayor aislamiento. El cierre parcial de la frontera dispuesto anoche es la novedad que seguramente repercutirá en las próximas horas entre los hoteleros.
La situación de alarma ya se manejaba desde hace un par de semanas, pero se agudizó a mitad de la semana que pasó cuando se empezaron a conocer los primeros casos en el país y los sospechosos en Salta.
En ese período de tiempo hubo dos noticias que ilustraron la radicalización a la que puede llevar el miedo al corona virus, ya que en Iruya los concejales, a pedido de vecinos del lugar, decidieron prohibir el ingreso a cualquier turista extranjero que quiera visitar el pueblo.
Por otro lado en Cachi el jueves se activó el protocolo por un contingente de franceses que estaba de excursión en el pueblo, cuando una mujer, la más joven del grupo, presentó algunos síntomas que encendieron la preocupación de los conductores del vehículo que los llevaba y terminaron en el hospital. Finalmente se fueron de Cachi y la mujer quedó internada en Salta y sus familiares en cuarentena.
Pero en la localidad vallista quedó un encendido debate entre los integrantes de la Cámara de Turismo que quieren cortar la actividad y cerrar por un tiempo los hoteles, y los que solicitan revisar día a día ante de tomar un medida extrema.
En el medio hubo quien propuso imitar a Iruya en cuanto a aislar de los extranjeros al pueblo, y en alguno comercios pusieron carteles prohibiendo el ingreso a los europeos. Los habitantes de Cachi son conscientes de la cantidad de turistas que llegan a diario y los expuestos que se encuentran de aparecer alguien que haya estado en las zonas infectadas y esparza el virus por la zona, lo que se reafirmó cuando se conoció otro sospechoso en Cafayate, el otro punto turístico por excelencia de Salta.
¿Quien paga la cuarentena?
Ayer el ministerio de Turismo hizo circular la guía de buenas prácticas, que es una especie de manual en el que desarrolla los pasos a seguir, tanto desde cuestiones de higiene hasta como actuar para activar el protocolo ante un caso sospechoso.
En dicho material se reafirma la necesidad de aislar por 14 días a quienes tuvieron contacto directo con el posible enfermo o provengan de un país con alta tasa de afectados.
Así por ejemplo los familiares de la mujer francesa de Cachi cumplen con ese aislamiento en un hotel de la Capital desde ese jueves. Pero uno de los inconvenientes que surge de está modalidad de prevención es el costo económico que representa para el turista abonar todos los días de reclusión.
Por ese motivo ya son varios los hoteles que hicieron estos planteos por la preocupación que les genera dicha medida que se torna inviable para el turista y debe ser absorbida por el propio hotelero.