Cuando Eduardo Galeano visitó Guatemala tenía tan sólo 26 años aunque, paradójicamente, ya contaba con amplia experiencia en el mundo periodístico: a los 14 años había vendido su primera caricatura política a El Sol, una publicación del Partido Socialista guiada por Guillermo Chifflet, en 1960 ya era secretario de redacción del semanario Marcha dirigido por Carlos Quijano (a quien reconocería luego como su padre periodístico), y en 1964 se convirtió en director del diario Época de Montevideo. Además, era colaborador asiduo en publicaciones de prestigio internacional como Revista de Política Internacional (Yugoslavia), Monthly Review. An Independent Socialist Magazine y Ramparts (Estados Unidos) o Mondo Nuovo y Problemi del Socialismo (Italia).
El escritor uruguayo —quien alguna vez se definió como “testigo de ojos abiertos y oídos atentos”— arribó a tierras guatemaltecas en abril de 1967, realizó un trabajo de campo exhaustivo y escribió una serie de crónicas entre junio y agosto de ese mismo año. Los registros aparecieron reunidos en el libro que originalmente se tituló Guatemala, clave de Latinoamérica, publicado en Uruguay bajo el sello Ediciones de la Banda Oriental a fines de octubre de 1967, poco después de la ejecución de Ernesto “Che” Guevara en la selva boliviana. El material circuló en castellano en dos únicas versiones: la uruguaya y otra mexicana, también lanzada ese año. Desde entonces, el libro nunca había sido reeditado.
Siglo XXI Editores —sello que cuenta con una colección dedicada enteramente a la obra de Galeano— se propuso rescatar las producciones de sus inicios como periodista para acercarlas a los lectores de hoy. Guatemala se incorpora entonces a un trabajo de edición que comenzó con El cazador de historias (libro póstumo lanzado en 2015) y que continuó en 2018 con la edición revisada de Amares. El libro cuenta, además, con prólogo de Pedro Daniel Weinberg —gran conocedor de la obra del uruguayo— y un epílogo a cargo de Roberto García, historiador y especialista en temas de Guatemala y América Central.
El joven Galeano estuvo en la Sierra de las Minas durante meses y convivió codo a codo con los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que junto al Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre constituían la resistencia armada contra la elite político-militar instalada en el poder desde 1954, tras el golpe al presidente constitucional Jacobo Árbenz Guzmán, quien había cometido la “osadía” de poner en marcha una Ley de Reforma Agraria que, entre otras cosas, proponía eliminar la propiedad de tipo feudal, abolir las formas atrasadas en las relaciones de producción (tales como la servidumbre o la esclavitud), dotar de tierras a aquellos trabajadores agrícolas que no las poseyeran y facilitar los medios de producción: una maniobra radical para aquel contexto histórico. Durante ese viaje, Galeano logró entrevistar a César Montes, uno de los líderes más importantes de la época y de los más buscados por los periodistas internacionales que llegaban al país para reportar (y en algunos casos deformar) lo que ocurría. En su autobiografía, Montes no escatimó elogios a la hora de referirse al escritor: “Se dice que, gracias a Galeano, para mí el Picasso de la literatura hispanoamericana, mucha gente conoció la lucha de Guatemala. Yo diría que fue al revés: gracias a Guatemala el escritor profundizó su sentimiento revolucionario y su capacidad de síntesis. Si alguien logró en pocas, sencillas y profundas pinceladas retratar la juventud y el romanticismo de los integrantes de las FAR, fue Eduardo Galeano”.
A partir de ese viaje, de su contacto con los revolucionarios y de las numerosas entrevistas realizadas en las montañas, Galeano desarrolló la premisa que estructura este libro y también buena parte de su obra: Guatemala (definida por él como un “pequeño país heroico”) se convirtió en el laboratorio donde se ensayaría la intervención imperialista por parte de los Estados Unidos y donde se pondría en práctica el modelo político que luego se impuso durante décadas en el resto de Latinoamérica.
Guatemala es un documento valioso no sólo por su contenido histórico, político y social, sino también porque constituye una pieza clave a la hora de abordar el trabajo del autor. Quienes estudiaron su obra lo sitúan como un posible antecedente de una de sus producciones más reconocidas, Las venas abiertas de América Latina. A pesar de que transcurrieron más de cincuenta años desde su publicación, algunos fragmentos siguen teniendo gran vigencia en el contexto actual. En la introducción, Galeano advertía: “Guatemala es víctima, como toda Latinoamérica, de una conspiración del silencio y la mentira. Los dueños de los medios de información, que fabrican la opinión pública, ocultan y deforman los hechos con arbitrariedad y eficacia: las noticias se contraen hasta desaparecer o se hinchan hasta el estallido, según convenga”.