La crisis internacional desatada por la pandemia del coronavirus tendrá efectos en la economía argentina. El impacto ya se advierte sobre el comercio internacional, con caídas en las exportaciones y el precio de los commodities. También hay un golpe financiero por el desplome de las bolsas, la suba del riesgo país y una previsible demora en el acuerdo por la reestructuración de la deuda. Por otro lado, habrá consecuencias en la actividad económica local a raíz de las restricciones que impuso el Gobierno para evitar la rápida propagación del virus. Así se desprende del análisis realizado por la consultora PxQ, el instituto Ieral de la Fundación Mediterránea y la Universidad de Avellaneda (Undav).
En la última gran crisis internacional en 2008, la economía argentina sufrió una recesión que en 2009 se vio potenciada por la paralización de actividades que provocó la gripe A, pero en 2010 logró un récord de crecimiento, con un aumento del PBI del 10 por ciento. Ese panorama contrasta con la fragilidad actual de la economía. “En la crisis de 2020 todavía no puede dimensionarse el impacto en términos de vidas humanas y de parate económico. Mientras, nuestro país carece de los instrumentos de política monetaria de los que disponía en 2008. Ahora la situación fiscal y de deuda es precaria, y el nivel de reservas del Banco Central es limitado”, detalla el Ieral. En la misma línea, la Undav agrega: “Argentina siente los sucesos actuales globales más que otros países de la región porque se encuentra en plena crisis de sobreendeudamiento, producto del modelo económico de la gestión anterior, y en recesión económica hace dos años".
Finanzas
Las acciones se vieron arrastradas por lo que sucedió en el resto del mundo. El S&P Merval acumula una baja del 27 por ciento desde el 19 de febrero y el riesgo país superó los 3500 puntos básicos, un máximo desde el 2005. En tanto, los bonos soberanos en dólares se ubican en paridades cercanas al 35 por ciento. “El precio actual de los bonos podría hacer que la oferta argentina sea más tentadora para los bonistas, aunque se vuelve clave que los títulos no bajen de paridades del 35-30 por ciento porque en esos valores se corre el riesgo de que los fondos grandes vendan y entren los fondos buitre, que busquen forzar el default y luego litigar”, anticipa PxQ. “La demora en el tratamiento de la reestructuración implica que el gobierno deberá tomar decisiones sobre los pagos a realizarse en abril”, agrega. Por su parte, Ieral afirma que cada punto de interés adicional que tenga que reconocerse para cerrar el trato implica una erogración adicional de 688 millones de dólares al año, equivalente a 0,14 puntos del PBI. A eso se le sumaría la carga de intereses de 2,1 mil millones de dólares al año, si el cupón de interés baja de 7 a 3 por ciento anual. Los bonos ley extranjera que se reestructuran suman 68,8 mil millones de dólares, equivalentes a 14,6 por ciento del PBI.
Otro de los efectos financieros tiene que ver con el dólar, que se fortaleció contra las monedas emergentes y trasladó una presión sobre el tipo de cambio paralelo contado con liquidación, que llegó a los 89 pesos y amplió la brecha en 41 por ciento con el oficial. Las brechas generan problemas, según la Undav: “Se ejerce mayor presión al tipo de cambio oficial a través de las expectativas, dado que los formadores de precio consideran de mayor referencia a estos tipos de cambio que al oficial, por lo que trasladan aumentos de precios a insumos y productos con componentes dolarizados”. La universidad destaca que el control de cambios mantiene estable al dólar, dado que “calma” la volatilidad financiera y “preserva” las reservas internacionales.
Comercio exterior
El impacto en el comercio internacional está relacionado a la reducción en los flujos de comercio con los socios de Argentina. El principal destino de exportación es Brasil, con el 16 por ciento del total de las ventas en 2019. “Las perspectivas de crecimiento del país vecino ya fueron recortadas en febrero y todavía falta mensurar el impacto que el Covid-19 pueda tener sobre su economía”, resalta la consultora PxQ. Además, existe un fuerte flujo comercial con las principales zonas de riesgo. La Unión Europea representa el 14 por ciento de las ventas argentinas al exterior, China el 11 por ciento y Estados Unidos, el 6 por ciento.
Al problema de las exportaciones se le agrega la caída en los precios. La soja, principal producto de exportación, se ubicó en 315 dólares por tonelada a fines de la semana pasada, el valor más bajo de los últimos seis meses. Lo mismo ocurrió con el derrumbe del precio del petróleo, que este lunes fue por momentos de menos de 30 dólares por barril. “Habrá que computar el impacto sobre Vaca Muerta, uno de los sectores más dinámicos del último tiempo”, anticipa Ieral. “El sector petrolero local es una de las áreas estratégicas a las que apunta el nuevo gobierno para dar un salto exportador a corto plazo y conseguir divisas”, explica el informe de la Undav.