El equipo de camarógrafos e investigadores enfrenta una plaga de mosquitos e inundaciones en el bosque chaqueño. El pequeño gran objetivo es llegar hasta un laberinto de hojas y ramas donde reposan los monos. Cuando instala su cámara en territorio ajeno, James, el jefe del equipo fílmico, no puedo ver nada a su alrededor pero su cámara es sensible a la luz infrarroja, es imperceptible para el ojo humano.
-¿Emilio puedes encender las luces infrarrojas por favor?
-Claro James- contesta el guía argentino y procede a encenderlas.
-Y se hizo la luz, miren eso, es increíble- exclama James ante los investigadores de Owl Monkey Proyect que observan las imágenes. El mico –nunca pudo ser captado por la cámara en su vida nocturna- aparece en el monitor, subido a un árbol. Su comportamiento es normal, la luz infrarroja es imperceptible para él.
Un grupo de leonas persiguen a guepardos en Kenia. Moverse todas las noches tiene sus riesgos ante los predadores, pero esta vez se escapan de la cacería aunque queda reafirmado el orden jerárquico de la noche. En la costa caribeña de México usan un dron para contar los nidos de los flamencos. Macacos japoneses, monos búho, zarigüeyas, elefantes, murciélagos vampiros y ballenas asesinas se dejan ver en La Tierra de noche, una excepcional serie donde se utilizaron cámaras de alta tecnología ultrasensibles que pueden filmar a color en la noche cerrada, o con equipos térmicos diseñados para la guerra. Tecnología sin precedentes para la ciencia, con tomas desde el aire, desde tierra y debajo del agua. Y la enorme voz de la cantante mexicana Lila Downs que narra bajo la suave luz de la luna.
La tierra de noche. Miniserie. Disponible en Netflix.