La cuestión penitenciaria transita con altibajos. Hasta el momento, ni en el Servicio Penitenciario Federal (SPF) ni en el bonaerense (SPF) apareció ningún caso sospechoso de coronavirus entre los internos y sólo uno en el personal, pero sin contacto con los detenidos. Los jueces no han tenido flexibilidad, es decir que hubo pocas excarcelaciones y pocos presos enviados a prisión domiciliaria. Es más, cinco jueces de ejecución penal frenaron las salidas transitorias de 275 detenidos, lo que provocó una fuerte crisis en esos internos. Finalmente, casi el 85 por ciento de los presos bonaerenses desistieron voluntariamente de recibir visitas como una forma de prevenir la expansión del coronavirus. Uno de los primeros gestos fue de la mujeres de Batán, pero este martes ya se habían sumando detenidos de 43 establecimientos carcelarios. En el sistema federal también los presos están evaluando las autolimitaciones de las visitas y el ex vicepresidente Amado Boudou picó en punta. La protección va en doble sentido. En los penales la abrumadora mayoría son jóvenes, de manera que los padres que los visitan presentan cierto riesgo. Pero también los propios internos son población de riesgo, con alta presencia de asma, tuberculosis, hepatitis y HIV. Además, la superpoblación actual es un riesgo en sí mismo. La cuestión carcelaria produjo gravísimos motines en Italia y España, mientras que en Estados Unidos, de un plumazo, se prohibieron las visitas a 175 mil personas privadas de la libertad en el sistema federal.

La lógica indicaba --incluso hubo una acordada de la Cámara Nacional de Casación Penal-- que los magistrados evaluaran con más rapidez casos de detenidos en condiciones de ser excarcelados o enviados a prisión domiciliaria. Es una forma de descomprimir los establecimientos penitenciarios. Sin embargo, eso no ocurrió. Más bien sucedió lo contrario: cinco jueces de ejecución penal prohibieron las salidas transitorias que tienen los internos que ya cumplieron gran parte de la condena. Pero además, la decisión fue abrupta, sin diálogos previos ni con las autoridades ni con los propios presos.

En los 43 penales bonaerenses, la novedad más relevante fue este martes que 36.511 detenidos del total de 42.968 presos bonaerenses resolvieron autolimitar las visitas que reciben. Es casi el 85 por ciento. Si se toman en cuenta los presos que están en comisarías y alcaidías, el total suma más de 50 mil en toda la provincia. Las plazas disponibles son aproximadamente 24 mil, por lo que queda claro que la sobrepoblación es de más del 100 por ciento, todo en edificios que en su mayoría son antiguos y están en muy malas condiciones. Esa situación ya convierte a los presos bonaerenses en población de riesgo. El método habitual, por ejemplo, es que en una celda para dos personas se colocan cuatro cuchetas más, lo que provoca un deterioro de todos los parámetros.

La actitud de los presos de limitar ellos mismos las visitas tiene un enorme costo para cada uno, porque para muchas personas privadas de libertad significa recibir menos alimentos, menos elementos de higiene y, en general, productos que les permiten la sobrevivencia.

Hay 25 establecimientos en que los detenidos no recibirán ninguna clase de visita, mientras que en 10 penales los internos acordaron no recibir a nadie que tenga menos de 18 o más de 60 años, tampoco mujeres embarazadas ni personas con antecedentes de enfermedades de riesgo. Finalmente, hay ocho unidades en las que sólo se aceptará la visita de familiares directos. Es muy probable que en los próximos días se sumen los presos de otros penales.

En todos los casos, lo que se promovió fue una reunión entre las autoridades de cada unidad y los internos. En ese marco se tomaron las decisiones. Durante el fin de semana que pasó, el Ministerio de Justicia bonaerense, a cargo de Julio Alak, dispuso la presencia de centenares de médicos que revisaron a los visitantes, tomaron la fiebre y se impidió el ingreso de quienes prsentaban factores de riesgo.

En el sistema federal --que tiene relativamente poca superpoblación-- se está conversando sobre la limitación de visitas. Hay diálogo en casi todas las unidades y se prevén novedades a corto plazo. Por ahora, la ministra Marcela Losardo y el titular del SPF dispusieron que los horarios de visita se extiendan, justamente para permitir mayor control de los médicos. Habrá que ver cómo evoluciona la situación y se irán tomando las medidas.

Está cantado que en las prisiones no hay distanciamiento social posible. Para colmo, el nivel sanitario está entre malo y muy malo. Hasta ahora hubo incidentes graves en Italia, España y Brasil, mientras que Irán liberó a miles de presos para prevenir el contagio. En Estados Unidos ya hay decenas de internos y de penitenciarios en cuarentena y se produjeron las primeras muertes.