La mitad de los alumnos del mundo no puede asistir por la pandemia del coronavirus a la escuela o a la universidad, lo que supone 850 millones de estudiantes, una cifra que se ha doblado en cuatro días, indicó este miércoles la Unesco.
Según los últimos datos de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que son de este martes, 102 países mantienen totalmente cerrado su sistema educativo y otros once han impuesto cierres locales para frenar el avance del virus.
A principios de mes, la Unesco ya alertaba que más de 290 millones de alumnos no podían acudir a sus centros, con el cierre del sistema educativo presencial en 13 países de forma total y en otros 9 parcial.
"La escala y velocidad de los cierres de escuelas y universidades representa un desafío sin precedentes para el sector de la educación", indicó la organización, que puso a disposición de los países afectados asesoramiento para ejercer la docencia a distancia.
En paralelo, mantiene reuniones virtuales periódicas con los ministros de Educación de todo el mundo --como la que celebró a distancia el pasado 10 de marzo-- para compartir experiencias y evaluar las necesidades prioritarias.
La Unesco anunció la puesta en marcha de una Coalición Mundial junto a organizaciones multilaterales y el sector privado, con empresas como Microsoft o GSMA, "para ayudar a los países a desplegar sistemas de aprendizaje a distancia con el fin de reducir al mínimo las perturbaciones educativas y mantener el contacto social con los alumnos".
Para la directora general de la organización, Audrey Azoulay, la situación creada por el covid-19 impone a los países "desafíos para proporcionar un aprendizaje ininterrumpido a todos los niños y jóvenes de manera equitativa".
Azoulay consideró que la crisis del coronavirus puede ser "una oportunidad para repensar la educación, ampliar el aprendizaje a distancia y hacer que los sistemas educativos sean más resistentes, abiertos e innovadores".
Por su parte, la subdirectora general de Educación de la Unesco, Stefania Giannini, avisó que las dificultades se agravarán si la situación se alarga en el tiempo. "Las escuelas, por muy imperfectas que sean, desempeñan una función igualadora en la sociedad y cuando se cierran las desigualdades se agravan", aseguró, ya que los alumnos de familias desfavorecidas tienen menos oportunidades educativas fuera de la escuela y además muchos niños se quedan sin acceso a comida gratuita o subvencionada.
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