–¿Por qué decidieron lanzar un plan de lucha?

–Básicamente, porque nosotros creemos que hay un deterioro social enorme, que se expresa en las cifras de la UCA vinculadas al millón y medio de nuevos pobres, que se profundiza cuando se mira a los más pibes: entre los menores de 14 años, la mitad de los pibes son pobres. La indigencia también se dispara afectando prácticamente al diez por ciento de los chiquitos en la Argentina. Esto le impone un enorme riesgo de futuro para el país que estamos construyendo y esa situación genera un contexto de enormes dificultades ante un Gobierno que no termina de dar cuenta del deterioro que se está viviendo. Todo este escenario nos encuentra ante grandes dificultades sociales frente a  políticas públicas con las que busca ajustar por todos lados. 

–¿De qué manera?

–Para nosotros existe una profundización muy marcada desde principios de año en busca de achicar el déficit fiscal sólo achicando el gasto social. Como se intentó recortar con la modificación de la fórmula de cálculo del aumento para los jubilados y pensionados para que fueran a la baja, sumado a los distintos recortes en los programas de empleo y al proceso de la ley de emergencia social, que luego de ser apoyado por un enorme consenso en el Congreso, el Gobierno debiera haber reglamentado de manera inmediata y tardó cuatro meses para hacerlo y seguirá estirando su implementación. Lo que nosotros ponemos en discusión es que en la Argentina hay emergencia social y que se requiere de manera inmediata trasladar los recursos necesarios para atender a esta población, construir un registro de trabajadores de la economía popular, incorporar el salario social a centenares de miles de familias. Pero no vemos esa voluntad de parte del Gobierno.

–¿Cómo perciben el incremento de la pobreza en su trabajo diario?

– Lo que nosotros percibimos es que, por un lado, viene más gente a buscar incorporarse a los programas sociales, tener acceso a una posibilidad de supervivencia, en las distintas cooperativas, en programas que realizan nuestros movimientos. Todo esto sumado a la situación de los comedores. Vemos una disparada, desde hace un año largo, de la cantidad de gente que concurre a los comedores. También se expresa en un relevamiento nutricional que nosotros hacemos en los chicos que vienen a nuestros comedores, donde  prácticamente la mitad de los chicos que concurren padecen situaciones de mal nutrición producto de la dieta donde no ingieren proteínas, carnes ni leche y que se reduce prácticamente al guiso y al mate cocido. Esa falta de nutrición de los pibes y la falta de laburo en las familias contribuye y explica el crecimiento de la pobreza que se vive en los barrios.

–¿Cuáles son las expectativas sobre las respuestas que debería dar el Gobierno?

–Creemos que hay que construir un gran bloque social que ponga en debate en la Argentina la política económica. Mientras no se discuta eso y no se construya ese espacio de articulación entre el movimiento obrero, la CGT, los movimientos sociales y se pueda cuestionar de plano la política económica que genera incremento en los despidos, que aplica tarifazos sobre las pymes generando mayores dificultades de empleo, que genera una apertura en las importaciones que complica y pone en crisis al empleo. Y si no hay empleo en la Argentina, hay mayor pobreza y si hay pobreza va a ver mayores dificultades sociales. Entonces hay que construir un gran bloque social que haga comprender al Gobierno que las enormes ganancias para los sectores más ricos de la Argentina tienen que ponerse en discusión y comprender que no es viable un país como el que ellos pretenden. Un cuestionamiento absolutamente necesario, porque se les va la vida a millones de familias y especialmente a los niños, entre los que según todas las estadísticas se agrava el deterioro social.