Acabo de volver de Olavarría. Pésima organización, no había gente de seguridad, no había prácticamente ayuda de emergencias médicas, calles cortadas, miles que entraron sin problemas y sin tener entrada porque te decían “pasápasá” y nadie controlaba si mostrabas una entrada, papel higiénico o nada en absoluto. Ya sé que es una práctica habitual, pero la magnitud de encuentro de ayer superó con creces lo habitual.
Hubo casi 400.000 personas y nadie para orientar, organizar ni cuidar. Unos veinte policías armados hasta los dientes. Un desastre. El Mister no puede ignorar esto. Hay cosas que podes pedir a 20.000 personas, pero si no pones ni vos ni el municipio infraestructura para cuidar algo tan inmenso, estas cosas pasan.
Que esto suceda en una intendencia PRO quizás no sea casualidad: (un hit multitudinario: Mauricio Macri/la puta que te parió) y el Indio hablando de Abuelas y docentes y enloqueciéndonos con Todo preso es Político. Esos son datos. Pero hay otros más tremendos: la absoluta ausencia de defensa civil, seguridad municipal y asistencia médica fuera del predio. Es más, el acceso por la larga calle Avellaneda hubiera sido muy sencillo, pero por misteriosas razones la municipalidad la valló en dos sectores, lo cual obligó a decenas de miles de personas a circunvalarlas por las callecitas adyacentes para finalmente acceder al predio atravesando un terraplén, una vía y saltando alambrados.
Pero también es cierto que el Indio debe tener una productora que le arma el evento y que una parte de la organización le compete (razonamiento post Cromañón). No basta con hacer un comunicado amoroso. No basta con parar el recital. Hay que asegurarse de que exista la infraestructura necesaria para tu actuación... es una pena inmensa, y comida suculenta para las fieras... porque nadie va a fijarse que, a diferencia de otro tipo de fiestas, en las que se destacan las drogas sintéticas y los cuchillazos entre bandas, aquí podían coexistir alguien en grado extremo de fisura con bebitos y niños.
Como bien dijo mi hijo: el Indio Solari es un fenómeno cultural, social, político y económico, porque ayer su presencia generó laburo para mucha gente que vive –o vivía– de las economías informales. Por eso amerita respeto, atención y un análisis serio de lo que pasó.
Testigo presencial (feliz con la felicidad de un hijo adolescente para quien éste fue su primer recital, pero que contrariando todo pronóstico atribuible a su edad, fue también muy crítico de estas cuestiones).
* Escritora, docente.