La primera noticia fue, cuanto menos, una curiosidad: un portal pornográfico habilitaba su servicio premium para los internautas italianos, encerrados en cuarentena generalizada. Hasta ahí, una mera nota de color. Lo que siguió, conforme otros países imitaban la (tardía) disposición italiana, fue una andanada de actitudes similares de instituciones y de industrias culturales de todo el mundo. Desde los principales museos y las más prestigiosas óperas hasta pequeñas editoriales de juegos de mesa, firmas de todo el planeta pusieron a disposición del público material para hacer más llevadero el encierro. Al mismo tiempo, proliferan las campañas para apoyar a los pequeños artistas locales, que suelen subsistir gracias a sus presentaciones en vivo y se encontraron de la noche a la mañana sin ninguna posibilidad de ejercer su arte u oficio.

Mirar, leer y “pasear”

Uno de los primeros recursos virtuales que salieron a relucir fueron las “visitas” virtuales a distintos museos del mundo. Muchos de ellos ya las tenían disponibles en sus páginas web, pero en el contexto pandémico actual volvieron a cobrar notoriedad. En algunos casos, las destacaron o facilitaron su acceso dentro del sitio.

En este rubro destacan el Museo Británico , el Museé d’Orsay , el Museo Egipcio del Cairo, el Louvre , el Museo Frida Kahlo , el Hermitage , el Reina Sofía , el Museo del Prado , el Museo Nacional de Tokio , el Tate , la Galería Nacional de Berlín  y el Museo del Vaticano , aunque hay decenas más. En la Argentina algunas instituciones también se sumaron a la iniciativa, como el Museo Nacional de Bellas Artes en lo público. El Malba en el ámbito privado, también habilitó secciones virtuales de conversatorios, material pedagógico y colección online.

Otro rubro que también se virtualizó sorprendentemente rápido es el de la ópera. Sitios emblemáticos como el MET de Nueva York o la Filarmónica de Berlín  abrieron sus “puertas” digitales al público. Y para los curiosos, en el portal español Arte.tv subieron recientemente la ópera tanguera María de Buenos Aires, en la reciente versión de la Opera National du Rhin, de Estrasburgo, con la coreografía del maestro argentino Matías Tripodi.

Por otro lado, no es mal momento para empezar cursos online de casi cualquier cosa, muchas veces de modo gratuito. Por ejemplo, la Asociación Española de Egiptología  ofrece distintas conferencias sobre asuntos del antiguo reino del Nilo.

Leer (un poco más), jugar y bailar

Pero la virtualización cultural no alcanza sólo a los espacios más tradicionales del universo del arte. Prácticamente todas las disciplinas hicieron lo mismo de un modo u otro. En Japón, por ejemplo, varias publicaciones conocidas –como la revista Shonen Jump- habilitaron sus colecciones. Muchas veces exigen bajar sus aplicaciones, pero los lectores de manga encontrarán alrededor de 4000 títulos para leer.

Sin llegar a esos niveles de masividad, cosas como el Project Muse (de estudios sobre el comic) también están disponibles. Editoriales importantes, como la española Astiberri Ediciones , comenzaron a habilitar la descarga de algunos de sus títulos. En la producción local sellos como LocoRabia recordaron que su portal de cómics online sigue vigente y el colectivo editorial BS  lanzó un pack digital gratuito con un libro de cada sello que lo compone.

También las editoriales de juegos de mesa se lanzaron a la iniciativa. Los boardgames tienen una larga tradición de versiones “print & play” (“imprimir y jugar”), no siempre del todo legales. Pero ahora son las mismas productoras las que ponen a disposición de quienes deben guardarse archivos pdf para llevar al papel y pasar el rato de encierro. En lo local, el sello Bureau de Juegos  “liberó” uno de sus títulos más populares, el No lo testeamos ni un poco. Sus colegas españoles de PerroLokoGames , en tanto, habilitaron la descarga de Dirty Fridge.

Desde luego, uno de los sectores que reaccionó más rápido fue la industria de los videojuegos. Primero porque abundan las propuestas gratuitas (en celulares, muchos monetizan con los servicios adicionales) y luego porque la proliferación de plataformas gamers habilitó la aparición regular de ofertas en cantidad. Epic Games , por ejemplo, todas las semanas pone a disposición del público la descarga de uno o dos juegos, con o sin pandemia. Ubisoft , otra gran usina productora, anunció que Odyssey, una de las iteraciones de Assansin’s Creed, podrá jugarse gratuitamente este fin de semana. La empresa también puso a disposición de los internautas Rabbid Coding, un juego educativo sobre programación para niños de 6 a 14 años. En el ámbito local, SHD Community recomienda cada día en su página de Facebook un juego gratuito de temática de terror o suspenso.

El sector que reaccionó sorprendentemente rápido ante la pandemia fue el del tango, que cobró rápida consciencia del peligro. En la Argentina se suspendieron las milongas y clases incluso antes de que llegaran las recomendaciones oficiales. Llamativamente para una disciplina tan fuertemente social y presencial, la virtualización empezó a darse rápidamente: en redes sociales (desde Facebook o Instagram a Youtube) comenzaron a sucederse videos en vivo de grupos y cantantes. Profesores de baile subieron videos con recomendaciones para seguir ejercitando la técnica o practicar pasos de baile. Y a nivel global, se formaron rápidamente colectivos como Virtual Neolonga (también en Facebook) que programan y transmiten sets de DJs con tango contemporáneo para escuchar y bailar en casa.

La patria (cultural) es el otro

El parate de la actividad impacta gravemente sobre la economía de las industrias culturales (excepto, quizás, sobre las acciones de Netflix y otras plataformas de streaming). Pero las artes escénicas, la danza y la música en particular sufren mucho la imposibilidad de reunirse. Cada sector está buscando alternativas para atravesar el mal momento. Una iniciativa surgida en Alemania, que algunos replicaron en las redes sociales locales, pide a quienes puedan pagar igual las entradas de recitales y espectáculos, aunque luego estos se cancelen. Un modo de permitirle al artista sostener al menos algunos ingresos.

Quienes tienen más seguidores recurren a portales como GoFundMe o Patreon y vuelcan allí contenido, nuevo o reciclado. Es una opción recurrente para quienes tienen público fuera del país (como sucede con algunos grupos de tango) y pueden capitalizar un show “en vivo” desde un living. En casos más desesperados, directamente se están haciendo colectas para permitir subsistir a quienes tienen por única fuente de ingreso las presentaciones en público. Así, hay iniciativas como Enroscadismos (para bailarines de tango) también en otras disciplinas. Hoy gran parte de estos movimientos están a un click de distancia. Si algo sobra en estos días de cuarentena, es tiempo para googlearlos.

Un pedido es transversal a artistas de todos los ámbitos: buscan recordar a su público que los momentos difíciles se atraviesan en buena medida gracias a la cultura. Piden no olvidar eso cuando haya pasado la tormenta. El dibujante rosarino Renzo Podestá lo planteó en su página de un modo bastante crudo: “Apoyen SIEMPRE a los artistas y sus producciones, que somos la única barrera contra la paranoia, contra la insensatez de la saturación de información al pedo, contra el aburrimiento pequebú y lo mejor de todo: contra ustedes mismos”.