El martes último se difundió un video que mostraba el momento en que Raúl Zigarán, integrante de la Unión de Trabajadores Desocupados de Salvador Mazza (UTD), se prendía fuego en el puente internacional que separa a Argentina de Bolivia. El acto fue en el marco de una protesta por mayores controles para detectar el coronarivus Covid-19, y la provisión de herramientas para desmalezar y prevenir el dengue.
En un arranque de ira, luego de esperar en vano una respuesta de las autoridades, Zigarán se roció alcohol y se prendió fuego con un encendedor. Su mujer, Norma Saldaño, que trataba de disuadirlo, también fue alcanzada por el alcohol y el fuego. Terminó con quemaduras en diferentes partes del cuerpo, y profundamente angustiada, a juzgar por el tono de su voz. “Yo lo único que sé es que estábamos por una causa que es justa", aseguró después en una frase en la que reivindicó su derecho y el de sus compañeros de la UTD, a "tener trabajo, salud, dignidad”.
Zigarán fue más afectado por las llamas y debió ser trasladado al Hospital Juan Domingo Perón, de Tartagal, de donde espera ser dado de alta hoy. Consultado por Salta/12, el dirigente señaló que tendría que haber sido atendido en el hospital de Salvador Mazza. "Lamentablemente ese es uno de los puntos del reclamo, que jamás quiso ser escuchado, nosotros no tenemos hospital, no estamos preparados para enfrentar toda esta crisis de salud que hay. No tenemos nada, solamente hay cuatro médicos nada más", afirmó.
El dirigente social añadió que en el pueblo hay solo una salita preparada para poner en cuarentena a una persona en caso de que aparezca un caso sospechoso de coronavirus Covid-19. Profesor Salvador Mazza colinda con San José de Pocitos, del lado boliviano. Es una amplia frontera seca de 90 kilómetros, donde "para naciente y poniente, la gente se filtra por todos lados y verdaderamente nuestra Gendarmería, lo poco que hay, no alcanza, no da abasto, la Policía no da abasto" para controlar, sostuvo Zigarán, quien destacó que ahora mismo, con el cierre de la entrada de visitantes por los pasos habilitados, los vecinos "contiguos a la frontera, están cobrando en dólares para hacer pasar gente".
Zigarán intentó explicar su acto: dijo que hechos como éste, más los otros problemas que soportan, como la desocupación y el hambre, lo empujaron a prenderse fuego. "Me descontrolé, lo hice por bronca" porque no recibió una respuesta, aunque fuera para decirle que esperara un poco más, relató. Y adelantó que en cuanto recupere su salud retomará la protesta: "Voy a volver al medio del puente", enfatizó. Añadió que "el primer responsable de esto se llama Rubén Méndez", el intendente de Salvador Mazza que le había prometido dar respuestas a sus pedidos.
El referente también recordó una conversación que mantuvo con la diputada provincial Gladys Paredes, quien le dijo que debía permanecer en su casa parar evitar la propagación del coronavirus: "Yo repetuosamente le digo, ¿quién nos da de comer?", subrayó. Zigarán destacó que tienen que buscar trabajo, pero "¿a dónde? si no hay nada".
Y consideró que los gobiernos tienen que hacer algo "porque si no, vamos a terminar matando de hambre a la gente". Advirtió en este sentido que ya está "entrando en pánico la gente, no solo por el coronavirus, sino por el alimento". "No saben qué van a hacer, y va a causar un caos", insistió antes de enfatizar que los funcionarios nunca llegan a ese punto extremo del país, a ver cómo se vive ahí, "a donde pasan las enfermedades".
Según Zigarán, más del 80% de la población de Salvador Mazza trabaja en la informalidad. "Históricamente la gente vivió del bagayo que le dicen. Se descargaba la mercadería de este lado y la pasaban en carretilla, o al hombro". Pero ahora "se arregla con AFIP, con la Aduana y pasa directamente en camión la mercadería, dejando de lado toda la gente que vivía de eso". Hasta el tren boliviano entra a este lado para cargar. Y los cargadores que hacían contrabando hormiga quedaron sin una fuente de trabajo.
Contrabandear changas
Ahora la gente vive "contrabandeando changas" que salen "por ahí", le "dan pasar un bolso de mercadería o sacarlo por otro lado". "El que puede descargar maíz y trigo para pasar por zona no autorizada", lo hace. "Pero ahora no hay absolutamente nada". Otras personas viven "comprando alguito de Bolivia, pasando los controles de Gendarmería para venir a vender a Tartagal, a Mosconi, pasar hoja de coquear, y así, buscando, de miles de formas; (venden) algunos parlantitos para los autos, y pelearla con la Aduana, con la Gendarmería, que por ahí te quita, no hay otra, no hay otra. Es crudo el asunto". El dirigente dijo que por eso, ahora, frente a la cuarentena, están "desesperados", porque no saben de qué se van a alimentar en estos días.
En cuanto al intendente, Zigarán dijo que no atiende las necesidades de los vecinos, y que "fue el primero que está aislado". "Se puso en cuarentena y se compró una burbuja de aire de no sé cuánto miles de pesos" y no va a hacer nada con la emergencia, porque "parecería que él cree que es intendente de Manhattan". Tan abandonado está todo en Salvador Mazza que "ni vale la pena empezar a hacer críticas ya, porque ya el mal está entre nosotros y sabemos quienes son los responsables".
La protesta, que incluía el corte en el puente internacional que une a Argentina con Bolivia, llevaba ya varios días cuando la acción de Zigarán aceleró su levantamiento. Pedían asistencia con planes sociales para los desocupados. Y herramientas para desmalezar
Norma Saldaño también trató de explicar a su marido. "Es un luchador que viene de 2001, ha caído preso", en todos estos años "ha tenido una cordura el tipo", ha sido "muy inteligente, ha conseguido 2.800 pensiones para la gente, planes sociales, viviendas, un montón de cosas conseguimos nosotros como la organización social, pero esta vez lo desconocí porque perdió el control”. Por eso, ella misma decidió levantar la protesta, la carpa y las demás cosas que habían instalado en el corte, mientras Zigarán repetía que no importaba, que se iba a quedar solo reclamando sus derechos: “ya que el pueblo está tan dormido que no quiere hacer nada, entonces solo voy a reclamar. Me voy a hacer escuchar para que el gobierno tome atención en este pueblo de Salvador Mazza”, decía.
Saldaño recordó que escuchó un audio en el que Gustavo Sáenz dice que siente bronca e impotencia ante la falta de asistencia a algunos lugares, “imagínese: si el gobernador siente impotencia, qué podemos sentir nosotros como desocupados que no tenemos ni un plan social, tenemos que salir a changuear para que nuestros hijos tengan qué comer. Mis compañeras, mis compañeros, no estamos (reclamando) por amor al deporte”. “Esa es la situación, uno no sale por loco, sale por necesidad, para que el Gobierno te escuche. Vivimos en un pueblo tan rico, el departamento San Martín es riquísimo en petróleo, en gas" y "tenemos que andar con la garrafa al hombro comprando un gas de Bolivia porque es más barato, y nadie hace nada por nosotros, ese es el tema”.