Soy de los que creen que, todavía, una buena lectura sigue siendo de lo mejor para hacer más llevadero un encierro. También que estamos hartos de leer y escuchar cosas respecto del coronavirus, por más dispuestos que estemos a acatar las normativas.
Cada día nos intriga más saber que va a pasar en un futuro a la vista. La catástrofe sanitaria no parece estadísticamente tan grave como otras que ha sufrido la humanidad, pero la proyección económica de sus consecuencias, si la analizamos linealmente, termina en un punto de caos insustentable.
Para no desesperar, recomiendo un best seller económico: Utopía para realistas, del holandés Rutger Bregman, en favor de la renta básica universal, la jornada laboral de 15 horas semanales y la apertura de las fronteras. Su tesis es tan obvia que podría ofender la inteligencia. Cree que la pobreza no es una falta de carácter, ni de aptitud, ni de actitud de las personas; es una falta de efectivo.
Pero nutre a la obviedad de datos contundentes. Como que el PBI promedio del mundo, que hoy anda en los 12.000 dólares per cápita, no admite que un 20% de la población no disponga de 15 dólares diarios. También relata experiencias y propuestas sobre la aplicación de la renta básica universal. Por ejemplo: uno de los primeros que la consideró fue Milton Friedman, antes de transformarse en el padre intelectual del caos ultraliberal que vivimos.
Es un libro de lectura sencilla. Bastan tres sentadas de un par de horas para absorberlo y nutrirse.
“Utopía para realistas”, Rutger Bregman, Ediciones Salamandra, 2017.