“Estamos en una emergencia global que requiere políticas globales valientes y contundentes”, advirtió este lunes el ministro de Economía, Martín Guzmán, al participar de una teleconferencia con sus pares y presidentes de Bancos Centrales del G-20, convocada de urgencia para buscar soluciones coordinadas al enorme desafío que implica la crisis del coronavirus. Esa cooperación, remarcó, es clave “para preservar la estabilidad social global”. Luego sugirió que el FMI debería distribuir recursos entre todos los países miembros, como lo hizo en 2008 cuando estalló la crisis financiera en Estados Unidos, que las economías más avanzadas habiliten canjes de monedas con el resto de los países y que los avances en vacunas o tratamientos médicos para combatir el virus sean compartidos entre las naciones a precios “asequibles”.
“Estamos viviendo una crisis de salud pública y económica global de una magnitud tal que nadie podría haber previsto apenas unos pocos meses atrás”, empezó Guzmán su exposición en el encuentro virtual del G20. La descripción es compartida por la mayoría de los países que componen el bloque y por los organismos que participan de las sesiones, como el FMI. También la OCDE, que reúne a 36 países centrales y economías en desarrollo, estimó que la crisis actual será la más grave del siglo XXI y la más importante desde el crack bursátil de 1930. Angel Gurría, su presidente, indicó que se necesitarán al menos dos años para recuperar las pérdidas. El gobierno de Estados Unidos, sin embargo, sigue con respuestas erráticas frente a la emergencia sanitaria.
Guzmán alertó que los parámetros de la economía de mercado son incapaces de dar respuesta a la debacle internacional. “La economía global de mercado no estaba preparada para lidiar con las consecuencias del Covid-19, y es de la mayor importancia que profundicemos tanto como sea posible la coordinación global y los esfuerzos de cooperación, para poder preservar la estabilidad social global”. Si la misma idea se expresa por la negativa, el planteo del ministro argentino es que la estabilidad social está en riesgo sin una acción “valiente y contundente” de las naciones en su conjunto.
El diagnóstico de Guzmán, quien durante años trabajo de manera directa con el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, es que el mundo se enfrenta a “algo mucho más complejo que un problema de demanda”. Si la economía de mercado es incapaz de superar esa restricción, la conclusión es que los estados nacionales deberán tomar las riendas e imponer condiciones a los distintos actores económicos: empezando por los más poderosos, la economía financiera globalizada. El mensaje es también un tiro por elevación a los acreedores internacionales que deben negociar con Argentina la reestructuración de la deuda, y a los fondos buitre, que esperan agazapados.
“No podemos ni debemos enfrentar este shock solamente con medidas de estímulo estándar”, evaluó Guzmán. Por lo tanto, postuló que la respuesta global debe basarse en cinco principios:
* “El primer principio es que la salud pública es la prioridad número uno”, señaló. Para salvaguardarla, explicó que es preciso reducir la circulación de gente y de bienes, lo que obviamente reduce la actividad económica. “Consecuentemente, debemos tomar medidas para garantizar el suministro de bienes y servicios esenciales”.
* “El segundo principio es que debemos proteger a aquellos que queden en una situación de vulnerabilidad”, siguió. Sin la intervención pública, se producirán “situaciones desesperadas para muchos”. “Debemos actuar con decisión para evitar un colapso social”, reclamó. Las medidas para hacerlo son las transferencias directas de dinero, subsidios a los empleos en riesgo y la extensión de seguros de desempleo. “La Argentina está tomando todas estas medidas”, recalcó.
* “El tercer principio es que las políticas deben preservar el capital de las organizaciones, lo que es diferente de proteger las ganancias o a los accionistas”, avanzó. Es decir, resguardar que la crisis no sea una oportunidad para otra ronda de concentración económica. “La forma en que manejemos esta cuestión será crítica para evitar la profundización de las desigualdades que tanto daño le han hecho al mundo”, completó.
* “El cuarto principio es que la investigación para lidiar con la crisis del Covid-19 debe ser un bien público global”, y que los avances que se produzcan deben ser compartidos “a precios asequibles”.
* “El quinto principio es que necesitamos usar la caja completa de herramientas de políticas económicas para proveer liquidez global”, sentenció. Puso como ejemplos la extensión de los canjes de monedas bilaterales y una ampliación de los Derechos Especiales de Giro (la “moneda” del FMI) para repartir dinero entre todos los países miembros, con aportes principales de Estados Unidos y el resto de las potencias, como se hizo en 2008.
Finalmente, Guzmán les recordó a sus colegas y a los presidentes de Bancos Centrales que se está atravesando “una emergencia global” y que las soluciones, por lo tanto, tienen que ser globales.
Discurso completo de Martín Guzmán en la reunión extraordinaria de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales del G20.
Buenos días, o buenas tardes, para todas y todos.
Estamos viviendo una crisis de salud pública y económica global de una magnitud tal que nadie podría haber previsto apenas unos pocos meses atrás. La economía global de mercado no estaba preparada para lidiar con las consecuencias del COVID-19, y es de la mayor importancia que profundicemos tanto como sea posible la coordinación global y los esfuerzos de cooperación, para poder preservar la estabilidad social global.
En el frente económico, lo que enfrentamos hoy es mucho más complejo que un problema de demanda. No podemos ni debemos enfrentar este shock solamente con medidas de estímulo estándar. La razón por la cual la gente no puede ir a trabajar es que necesitamos reducir la circulación para evitar la diseminación del virus.
Postulo hoy que la respuesta global debe basarse en cinco principios.
El primer principio es que la salud es la prioridad número uno. La Salud es un bien público global. Para salvaguardar la salud pública debemos reducir la circulación de gente y de bienes. Ello, por supuesto, reduce la actividad económica. Consecuentemente, debemos tomar medidas para garantizar el suministro de bienes y servicios esenciales.
El segundo principio es que debemos proteger a aquellos que queden en una situación de vulnerabilidad. Cambios en la composición de demanda, sin intervenciones de políticas, llevan a situaciones desesperadas para muchos. Debemos actuar con decisión para evitar un colapso social.
Hay tres formas de encarar esta necesidad:
· Proveer transferencias de dinero.
· Proteger el empleo a través de subsidios al trabajo en los sectores que sean afectados críticamente por la crisis.
· Proveer la extensión de seguros de desempleo.
La Argentina está adoptando todas estas medidas.
El tercer principio es que las políticas deben preservar el capital de las organizaciones -el conocimiento propio de las empresas en actividad-. Esto es diferente de proteger ganancias, o a los accionistas. La forma en que manejemos esta cuestión será crítica para evitar la profundización de las desigualdades que tanto daño le han hecho al mundo.
El cuarto principio es que la investigación para lidiar con la crisis del COVID-19 debe ser un bien público global. La investigación es esencial y el conocimiento médico y científico que es generado por la investigación debe ser hecho disponible globalmente a precios asequibles.
El quinto principio es que necesitamos usar la caja completa de herramientas de políticas económicas para proveer liquidez global. Por ejemplo: debería haber extensiones de los swaps bilaterales (canjes bilaterales de monedas) con las economías más avanzadas, así como incrementos de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional. Esto es una emergencia global que requiere de políticas globales valientes y contundentes.
La Argentina está lista para ayudar al mundo a navegar a través de estos tiempos difíciles. Podremos enfrentar esta crisis si actuamos juntos con decisión.
Muchas gracias