Las mejores historias, los grandes goles, las leyendas del fútbol, en blanco y negro, y también a color, las competencias mundiales más prestigiosas. Podría ser un storyboard pero fidedignamente sintetiza a Goal Star.
El primer ícono del fútbol es Pelé. Y está bien. Fue uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. A los 17 años debutó en Brasil y el documental recupera las imágenes del negrito adolescente –en color verde amarelo recién podrían verlo, algunos pocos, en el mundial de México ’70- frente a Suecia en 1958. Hizo un gol en cuartos de final ante Gales que apenas se puede describir en palabras: para la pelota con el pecho dentro de área grande de los galeses. Los defensores van a su encuentro, se aprestan a cortarle las piernas a ese pendejo sudamericano presumido que con la camiseta 10 en la espalda realiza una finta de ballet, y convierte su gol con un tiro seco, fino, al palo derecho del arquero que nada puede hacer ante semejante disparo que seguramente lo avergüenza.
Hay otro gol –porque de eso se trata este documental- también de Pelé pero en la final ante Suecia. Es un imagen muy conocida para los que gustamos del fútbol. Para la pelota con el pecho en campo enemigo, viene un soldado a su encuentro pero lo humilla, le hace “el sombrerito”, jugada de atorrante aprendida en barrio Sarmiento o en una playa de Rio: como si fuera un acróbata, Pelé calcula el momento justo para “dormir” la pelota con el empeine, elevarla por encima de la humanidad del enemigo, y antes de que toque el césped mandarla a guardar.
Hay más goles maravillosos en un top ten donde sobresalen Beckenbauer, Matthaus, Laudrup, Roberto Baggio, Owen, Diego. Me quedó con dos golazos: el de Archie Gemmill, petiso, zurdo, incipiente pelada, por Escocia, y el del Said Al Owairan, de Arabia Saudita, que ningún belga pudo frenar en 1994 cuando tomó la pelota en el medio campo –a lo Maradona- y se largó a correr con la pelota atada a su pie derecho…
La historia oficial de la Copa Mundial de FIFA. Serie documental. Disponible en Netflix.
