Me gustan las series “cortas”. Lo dice alguien que se pegó un atracón con mucho entusiasmo quitándole horas al sueño con dos muy largas e históricas como Los Soprano y Breaking Bad… y que ahora no puede esperar al próximo martes con una nueva entrega de Better Call Saul precuela (vaya palabreja) de “Breaking…”. Por eso trato de no engancharme con series de largo aliento con muchas temporadas, que sé que las hay buenas y más adictivas que el helado de súper sabayón de Esther.
Y debo decirlo: me encantan las series europeas, sobre todas las inglesas. Los ingleses tienen buenos guionistas con historias que siempre tienen una vuelta de tuerca de esas que te hacen abrir los ojos desmesuradamente y levantar las cejas arrugando la frente sincronizadamente. Normalmente tiene excelente fotografía y muy buenos actores que en la pantalla podrían ser confundidos con cualquier pasajero de la línea 144.
Pues bien, como Netflix siempre te “investiga y aprende” las cosas que ves y que más te gustan -tal como hace Google y vaya a saber cuántos más-, hace unas semanas me sugirió una mini serie que cumplía con todos los requisitos. A saber: inglesa, policial y ¡cuatro episodios! Su nombre: Collateral de 2018. Sólo conocía a una de las actrices, Nicola Walker, a través de otra serie pero larga (lleva 3 temporadas), Unforgotten, también inglesa.
Me entretuvo bien y alerta, con panoramas cambiantes y como ya dije: inesperadas vueltas de tuerca. Los episodios duran 57 minutos y diría que es ideal para ver en un par de días a menos que uno sea un ultra ansioso. Básicamente se trata de cómo un asesinato -al parecer fortuito- de un repartidor de pizza conlleva a una oscura y larga trama asociada al “negocio” de la inmigración ilegal en el Reino Unido.
Eso sí, no tan ilegal como la inmigración del invisible Covid-19 que nos tiene alterados y espero que todo lo prevenidos, unidos y solidarios que logremos mientras nos entretenemos, por ejemplo, con esta excelente mini-serie.
Collateral. Disponible en https://www.netflix.com/title/80185171
