Instituciones religiosas de diversos credos reaccionaron positivamente ante una solicitud enviada por la Secretaría de Culto de la Nación requiriendo "camas que pudiesen ofrecer las diferentes entidades religiosas y sus organizaciones, para disponer al cuidado y la atención de pacientes que no estén diagnosticados con coronavirus ni sean de gravedad, sino para auxiliar al sistema de salud en el caso que sea necesario". Oficiosamente desde el Gobierno se transmitió que la respuesta obtenida de parte de representantes de todos los credos ha sido positiva, pero aún se está en etapa de inventario de los recursos que pueden ponerse a disposición.
En el ámbito de la Iglesia Católica varias diócesis están haciendo un relevamiento de los lugares disponibles, pero todavía no existe un inventario de todos ellos. A través de una carta dirigida al gobernador catamarqueño, Raúl Jalil, el obispo de Catamarca, Luis Orbanc, ya puso a disposición la Casa de Retiros Espirituales Emaus, con setenta camas en habitaciones individuales.
En Buenos Aires, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) informó que la Fundacion Hatzalah Grupo de Rescate está haciendo una convocatoria para armar un centro de atención para aproximadamente setenta personas. En este, como en todos los casos, los ofrecimientos se hacen a través del Ministerio del Interior, encargado de disponer de esos recursos y habilitar los lugares llegado el caso.
De la misma manera, desde la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) se informó que la cooperación se está canalizando a través de iglesias y organizaciones religiosas locales a partir de un pedido hecho desde la federación. La otra entidad nacional que nuclea a los evangélicos, la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA), también está haciendo consultas a sus miembros con el mismo propósito, mientras simultáneamente convocó a una "cadena de oración" para el 24 de marzo pidiendo a Dios "piedad y misericordia para que toda peste cese".
En Buenos Aires, el sacerdote católico José María "Pepe" Di Paola afirmó en una entrevista radial que “los curas villeros tenemos las parroquias a disposición” y que en la Villa 31, donde él trabaja, "habilitamos y cerramos el primer piso de la parroquia, pusimos catorce camas, e invitamos a los abuelos de la villa para que puedan pasar su cuarentena ahí, aislados". Si bien advirtió que "nos costó hacer tomar conciencia de eso porque las familias piensan que los cuidan estando todos juntos.”
El cura señaló además que hay que pensar diferentes soluciones ante el problema "porque en nuestros barrios hay realidades diferentes a otros puntos de Argentina” y marcó que, teniendo en cuenta que "acá las viviendas son muy pequeñas y hay hacinamiento”, y actuando en consulta con los epidemiólogos, habría que pensar en utilizar espacios como los clubes de barrio "para que la gente pueda estar evitando el contacto cercano".