La crisis financiera internacional continúa escalando e impacta fuertemente en la Argentina. Este lunes el riesgo país volvió a dar un salto de 435 puntos y cerró en un pico de 4499 unidades. Los bonos como el Bonar 2024 bajaron hasta el 4 por ciento y la paridad de los títulos públicos ya se ubica por debajo del 25 por ciento. Se trata de cifras que muestran la incertidumbre del mundo y su efecto financiero en el país.
Las acciones de las empresas argentinas que se negocian en Nueva York también se derrumbaron al inicio de la semana. La que más perdió fue Despegar con un retroceso del 26,6 por ciento. Esta empresa dedicada al turismo atraviesa un freno total de actividades debido a las políticas de protección de los países contra el avance de la pandemia. En la lista de empresas con caídas siguieron las energéticas como Edenor (-13,1 por ciento) y bancos como el Macro (-6,4). La bolsa local se mantuvo sin operaciones por el feriado.
La fuerte inestabilidad financiera excede a la Argentina y sacude a los mercados globales. Las bolsas europeas perdieron nuevamente cerca del 3 por ciento. Se destacó la baja del índice CAC de Francia con un retroceso del 3,3 por ciento. Las cotizaciones del Dax alemán cerraron con un rojo de 2,1 por ciento. La Unión Europea avanza en una estrategia de estímulos monetarios y fiscales para intentar contener la corrida de activos y buscar cierta moderación de la caída de demanda agregada en los mercados internos.
En la Reserva Federal de Estados Unidos avanzan en una lógica similar en términos de estrategia monetaria. Ese lunes se anunció un paquete ilimitado de liquidez para evitar el colapso del sistema financiero y permitir a las grandes empresas continuar renovando los vencimientos de su deuda corporativa. La medida es similar a la efectuada en la crisis de 2008 cuando el Banco Central norteamericano decidió inyectar liquidez sin restricciones con el objetivo de evitar la quiebra masiva de las multinacionales.
Las recompra de bonos de esta semana implicaría un desembolso de al menos 65 mil millones de dólares diarios y una vez que llegue el viernes se estima una emisión cercana a los 600 mil millones de dólares (una vez y media el PIB argentino). En este punto se contempla además la recompra de deudas hipotecarias por hasta 50 mil millones de dólares.
El paquete de estímulo monetario no frena expectativas y las bolsas de Nueva York cerraron otra vez en rojo. Por la mañana se habían moderado las caídas –tras los anuncios de la Reserva Federal- pero con el correr de las horas volvieron a acumularse importantes caídas. Se destacó el retroceso del 3,2 por ciento del Dow Jones y del 3,1 del S&P, dos de las principales bolsas de Estados Unidos. En menos de cuatro semanas perdieron casi el 30 por ciento de valor.
Entre los principales problemas que enfrenta la gestión de Trump figura la falta de acuerdo en el Congreso para avanzar en un programa de estímulos fiscales (que complemente la flexibilidad monetaria de la Reserva Federal). Este fin de semana no se pudo conseguir consenso entre republicanos y demócratas para terminar de lanzar uno de los programas de estímulos más ambiciosos de la historia del capitalismo. El plan incluye envío de dinero directo a gran parte de los ciudadanos norteamericanos.
Los pronósticos de recesión para la principal economía del mundo permiten entender el pánico en los mercados. Morgan Stanley cree que el crecimiento del segundo trimestre caerá un 30 por ciento, Goldman Sachs 24 por ciento y JPMorgan Chase 14. En cualquiera de estos pronósticos el retroceso del PIB sería a tasas de dos dígitos en entre abril y junio.
El impacto de estas caídas estimadas en el PIB es violento en términos de empleo y de ingresos para la población y justifica la puesta en marcha de un ingreso garantizado para cada ciudadano para evitar el colapso del consumo. La falta de acuerdo es porque los demócratas aseguran que el dinero pautado para la protección para los trabajadores sigue siendo insuficiente. El otro punto que reclaman es protección sanitaria para los segmentos vulnerables. El programa fiscal rondaría una cifra equivalente a cinco veces el PIB de Argentina (serían cerca de 1,8 billones de dólares).