Gente que se cruza de vereda cuando los ven pasar y otros que los filman, almaceneros que se niegan a venderles comida, hoteles que los expulsan porque cierran, policías que les exigen que abandonen la ciudad en la que viven, chequeos médicos forzosos… Los testimonios de extranjeros que estaban recorriendo la provincia de Salta cuando se empezó a propagar el coronavirus (Covid-19) dan cuenta de situaciones de xenofobia como las descriptas, pero también de muestras de solidaridad de salteños que optaron por darles refugio o llevarles comida a turistas cuyo único delito fue tener apariencias y acentos diferentes a los locales en medio de una pandemia de dimensiones inusitadas.
Marcus Weiden es alemán, tiene 42 años y hace dos que viaja por Sudamérica en un camión con su perra Frieda. “Cuando el coronavirus empezó a afectar a la Argentina generó un ataque de pánico y, en cuestión de horas, los extranjeros se convirtieron en enemigos, ya que muchas personas temen que traigamos la muerte”, se lamentó en diálogo telefónico con Salta/12. Marcus se encuentra en un cámping de la ciudad vallista de Cafayate junto a otros seis extranjeros con los que esperará allí a que se termine el aislamiento social preventivo y obligatorio para poder continuar con su viaje. Para llegar a ese lugar, tuvieron que vivir 48 horas de angustia y hostigamiento.
“Había estado haciendo música callejera”, le contó a Salta/12, “pero me cerraron el mercado, es donde mejor me iba”, se apenó. Después intentó ganarse unas monedas en restaurantes y confiterías “pero había cada vez menos gente”. Mientras analizaba los pasos a seguir, una noche tocaron la puerta de la habitación del hostel donde se alojaba para anunciarle que debía dejarlo al día siguiente “porque están dando la indicación de que se van a cerrar los hostales”, según le explicaron. “Y yo me quedé tipo `Ay güey, ¿entonces, qué voy a hacer?´".
Pensó en tomar sus cosas e ir con su bicicleta y su carpa a instalarse a algún lugar, pero en general los lugares estaban cerrados. Los encargados del hostel le permitieron quedarse una noche más allí, situación que aprovechó para pedir ayuda a otros viajeros. Una argentina que estaba de visita en México compartió su mensaje en un grupo de CouchSurfing, la aplicación que pone en contacto a viajeros para alojarse mutuamente en forma gratuita, y de esa manera consiguió que el salteño Sebastián Scasso le ofreciera hospedaje en su casa del Dique Cabra Corral, a 70 kilómetros de la capital salteña.
“Afortunadamente recibí mucho apoyo, que es la parte positiva que le doy a la situación”, se alegró el mexicano, y reflexionó: “A pesar de que se está poniendo fea la cosa, también está saliendo a relucir la solidaridad que existe entre los viajeros”.
Diego tomó su bicicleta y tuvo que sortear algunos controles policiales, en los que fue explicando que había ingresado al país hacía ya dos semanas, que se encontraba bien de salud, y que se dirigía al lugar donde haría la cuarentena. “Los policías fueron muy amables y me trataron bien”, destacó.
Llegó a Coronel Moldes, donde lo buscó Sebastián. En la noche llegó la patrulla, le hicieron algunas preguntas de rigor, y al otro día un equipo de médicos le hizo un examen de rutina para otorgarle el certificado de salud.
“Yo prefiero quedarme aquí, porque si me quisieran devolver a mi país primero tendría que ir a Buenos Aires. Eso ya representa un peligro. Y además México no está tomando las medidas que se requiere para esta situación, así que aquí me siento a gusto. Además, pienso seguir viajando”, concluyó el joven arquitecto.
“No es la visión del Estado”
El ministro de Turismo y Deportes de Salta, Mario Peña, reconoció que se dieron manifestaciones discriminatorias contra turistas extranjeros en Salta y lo atribuyó al miedo lógico de la población. “Nos ha pasado de ver turistas circulando por distintos municipios y eso obviamente genera algún tipo de problema, sobre todo, en los pueblos más chicos y que son difíciles de controlar”. “Había una conciencia en la gente de que todo extranjero que caminaba era portador del coronavirus y eso generaba lógicamente una situación compleja desde lo social”, observó .
Peña aseguró que “la visión del Estado no es de ninguna manera acompañar eso, sino entre todos poder buscar una solución para cada uno de los inconvenientes”. “En la provincia no tenemos ninguna situación de extranjeros ni con sospechas ni con coronavirus, lo que estamos viendo es que son todos casos de los propios argentinos que estuvieron en diferentes países y cuando retornaron volvieron con el virus. Pero socialmente pasó eso, lo hemos visto en las redes”, agregó.
En ese sentido, el jefe de la cartera turística salteña estimó en solo un centenar la cantidad de turistas que permanecen en la provincia y que pretendían regresar a sus lugares de origen, muchos de los cuales debían abordar el vuelo de Aerolíneas Argentinas que ayer los llevaría a la ciudad de Buenos Aires.
No obstante, recordó que “muchos turistas optaron por quedarse en nuestro país a pasar la cuarentena”.
El ministro salteño explicó que la normativa nacional prohíbe tomar nuevas reservas, pero no establece el cierre de los establecimientos hoteleros. “Cada uno (de los alojamientos) ha tomado sus medidas, y hoy la realidad es que en la ciudad de Salta tenemos 4 o 5 hoteles (de los más 200 que existen) que permanecen abiertos, y en el interior te diría que ninguno”. “Para los turistas que están en el interior estamos gestionando el traslado a la capital para que se alojen en esos hoteles que aún están abiertos. También hay campings que dependen de los municipios y los alojamientos informales que de alguna manera escapan a nuestro control”, concluyó.