Una de las actividades que quedaron postergadas por la cuarentena coronavirósica, y que se espera retomar una vez que concluya el aislamiento obligatorio, es la reinauguración de la estación de tren Rivadavia, prevista originalmente para este 24 de marzo. ¿Por qué esta fecha? Porque la intención era volver a poner en valor los murales instaurados y restaurados de la que en 2014 se había rebautizado (aunque sólo de manera simbólica) como Estación de la Memoria. La parada ferroviaria de la línea Mitre ramal Tigre, entre las calles 11 de Septiembre y Pico del barrio porteño de Núñez, se encuentra a pocos metros de la ex ESMA, y es la estación de tren más cercana a un centro clandestino de detención de la última Dictadura.
Por eso, dentro del Espacio Memoria y Derechos Humanos que funciona en el viejo predio de la Armada Argentina ya se venía trabajando desde 2013 sobre una serie de pinturas, intervenciones y murales hechos por jóvenes artistas y colocados tanto en las paredes externas con también en las internas. Todo eso fue originalmente inaugurado en abril de 2014, con un despliegue que incluyó murgas y música en vivo.
Sin embargo, posteriores obras de refacción pensadas para las vías, las dársenas y los andenes adulteraron y hasta incluso borraron ese trabajo. El motivo explicado por el gobierno nacional anterior (a cargo de quien estaba esta y otras líneas del ferrocarril) fue el de remodelar la estación Rivadavia, cosa que recién sucedió en 2019. Por eso es que en los últimos meses se comenzó a trabajar en la restauración de las obras.
“El proyecto trató de llevar parte de lo que hacemos dentro del Espacio Memoria, y de la reivindicación de los Derechos Humanos, al barrio y a una estación transitada en su mayoría por trabajadores y trabajadoras. Pensamos que era muy interesante poder volcar parte de la lucha de los organismos de Derechos Humanos en un espacio transitable”, explicó la curadora Lorena Bossi. Andy Riva, uno de los artistas plásticos involucrados, agregó que los murales tienen que ver también “con honrar a aquellas personas que luchaban por un mundo más justo y que la Dictadura asesinó, secuestró e hizo desaparecer”.
Ambos trabajaron en el Espacio Nuestros Hijos, la Vida y la Esperanza de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, junto al equipo de trabajadores del área Programas y Actividad del Ente Público Espacio Memoria. Las distintas intervenciones artísticas refieren a historias de la vida y militancia de los detenidos-desaparecidos, las luchas y resistencias con el terrorismo de Estado y, además, hay recorrido por los distintos sitios de memoria del país a través de un mapa.
Además de honrar al nombre propio (la memoria), las obras realizadas en esta estación ubicada a metros de Avenida del Libertador y también de la General Paz tiene otro propósito: generar que tanto los pasajeros que transitan la estación como los transeúntes que la circundan recorriendo las calles aledañas conozcan lo que sucedió en aquel centro clandestino de detención donde ahora funciona un museo. Una estrategia que, según los propios artistas, intenta “abrir el predio hacia el afuera, integrándolo al entramado del barrio”, acaso como una forma también de que el piberío que no nació ni se crió en Dictadura sepa lo que sucedió durante esa época no sólo a partir de libros y documentales sino también en esas cuadras y en ese vecindario.