Cinco presos muertos fue el saldo de tres revueltas simultáneas en penales santafesinos. El signo distintivo fue justamente las tres explosiones de internos en tiempos casi coincidentes: es la primera vez que un hecho de esa naturaleza ocurre en la historia de las unidades penitenciarias. Primero estalló Las Flores en la capital santafesina, después Coronda, y finalmente Piñero, que fue claramente la de menor intensidad.
Todo sucedió a media tarde del lunes y con solo 15 minutos de diferencia. Desde la capital santafesina hasta la ciudad de Coronda hay 54 kilómetros y 190 hasta Piñero. El dato de los tres motines, por simultáneos, sospechosos de su aceitada coordinación.
En Piñero, el foco fue rápidamente neutralizado. Todos los presos quedaron recluídos en sus celdas, y el caso se cerró sin mayores incidentes. No así la Unidad 1° Dr. César Tavares, en Coronda, y en la Unidad 2° en Las Flores, en el norte de la ciudad de Santa Fe. Los internos -procesados y condenados- alcanzaron los techos para hacer oír sus reclamos. La situación fue subiendo la tensión con el paso de las horas. Llegaron videos grabados en las penitenciarias y una lista de reclamos de los presos, que tuvieron a la pandemia de Coronavirus y la suspendida visita desde hace una semana de sus familiares directos, como su detonante principal.
Cuando caía la noche se tuvo la certeza del primer crimen, que se produjo en la cárcel de Coronda. La víctima fue identificada como Alen Miguel Matías Montenegro, de 29 años que se encontraba detenido en la unidad N°1 como consecuencia de un homicidio calificado ocurrido en 2015. Luego se supo que formaba parte de la barrabrava de Colón, denominada como Los de Siempre.
El objetivo de los presos era muy claro: enmarcar en medio de la pandemia por el Coronavirus una acción coordinada de motines pidiendo la libertad masiva por presunta posibilidad de contagio, algo que había sido desechado por las máximas autoridades políticas y judiciales que habían establecido que esto no sucedería y mucho menos para reclusos de alta peligrosidad.
Según una nota publicada por Gustavo Grabia en Infobae, "en Coronda entre otros internos está buena parte de la barra brava de Colón, conocida por sus sanguinarios antecedentes que dejó un tendal de muertos en los últimos años. Allí no hubo diálogo posible y el motín se descontroló por la tarde y los enfrentamientos dejaron el saldo de un muerto, Alen Montenegro, uno de los lugartenientes de los violentos del Sabalero que estaba recluido desde 2015 por asesinato calificado y que seguía manejando su facción en la tribuna a través de su tío, apodado Tongo. En el medio de los videos de extrema crudeza aparece participando Juan Abel Quique Leiva, el mítico jefe de la barra de Colón, condenado a 30 años de prisión por diversos delitos, incluyendo un asesinato, y que manejaba un pabellón pintado con los colores de su equipo y donde hasta tuvo el privilegio de tener una pelopincho para pasar los días de calor. Al caer preso, Quique le dejó el mando de la barra a su hermano Nano, baleado el año pasado por la lucha interna por el poder. Los Leiva siempre se jactaron de su relación con personajes importantes de la provincia pero nada sirvió a la hora del estallido en Coronda. La información oficial es que hubo un incendio adrede en el pabellón tres para generar pánico y que obligó a los reclusos a salir al patio y fue allí donde se dio el enfrentamiento fatal", aseguro Gravia.
De igual modo, en las revueltas internas, otros cinco internos resultaron con heridas de distinta consideración como también, dos agentes del servicio penitenciario. Los siete heridos, fueron trasladados en ambulancias al hospital Cullen de Santa Fe.
Respecto de la cárcel de Las Flores, en la capital santafesina, la noche llegó de la mano de un motín con decenas de presos, que rompieron las instalaciones del penal, quemaron colchones, puertas de madera, y a varias de éstas las usaron para prender fuego y hacer un costillar previo devastar la heladera y el almacén de los alimentos.
Finalmente, grupos de operaciones penitenciarias y de la Policía de Santa Fe, con el ministro de Seguridad Marcelo Sain a la cabeza, iniciaron un asalto final sobre los amotinados, a las 3.30 horas y consiguieron neutralizarlos para luego ser ubicados en las celdas de sus pabellones. Con las primeras luces del amanecer hallaron dos cuerpos completamente calcinados, los dos restantes fallecieron en el hospital Cullen.
Las cuatro víctimas fueron identificadas como Matías Gastón Crespo, de 31 años; Andrés Ezequiel Behler, de 23; Rolando Duarte, de 60, los tres del pabellón de delitos contra la integridad sexual. Mientras que la cuarta víctima fatal fue identificada como Jonatan Exequiel Coria, de 29 años.
A nivel general, las peticiones de los internos que comenzaron a viralizarse el pasado fin de semana fue en torno de las condiciones de salud, higiene y seguridad para evitar el contagio masivo dentro de las cárceles, ya que el encierro y el mal estado edilicio de los lugares de detención son un caldo de cultivo para el coronavirus: hay sobrepoblación que produce hacinamiento, humedad y falta de ventilación, muchos internos de riesgo con enfermedades respiratorias y un deficitario acceso a la salud, según coinciden en destacar funcionarios de la defensa pública, defensores privados, los propios internos y sus familiares.