La tensión, la restricción de visitas, el hacinamiento y el temor del contagio derivaron en un nuevo motín, esta vez en la unidad 4 de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, que se resolvió con un acuerdo que firmaron el juez provincial, el juez federal, las fiscalías respectivas, autoridades penitenciarias, de seguridad y del gobierno de Entre Ríos. En el acta de 11 puntos se acordaron cuestiones de higiene y alimentación, pero también que habrá una evaluación de excarcelaciones y prisiones domiciliarias para los internos mayores y con más problemas de salud.
En tanto, la Comisión Provincial de la Memoria le pidió a la Corte bonaerense que disponga alguna medida que descomprima la situación en las cárceles del sistema provincial y evaluaba pedirle al gobernador Axel Kicillof la alternativa de recurrir a ideas como la conmutación de penas. La Corte respondió convocando de manera urgente a la Mesa Interinstitucional de Diálogo.
El motín de Concepción del Uruguay fue similar al de Las Flores, en la capital de Santa Fe, pero sin las graves consecuencias que tuvo la rebelión santafesina,
con cuatro muertos en esa cárcel y una más en Coronda. En lo concreto, los internos dominaron los pabellones y los techos, incendiaron colchones y hubo que recurrir incluso a fuerzas federales para retomar el control. En realidad, lo que frenó el motín fue el acuerdo que firmaron todas las partes que tienen que ver con la cuestión carcelaria, en especial en lo que tiene que ver con excarcelaciones y prisiones domiciliarias.
Desde ya que el distrito más crítico por la cantidad de internos (51.000) y por el hacinamiento es la Provincia de Buenos Aires. En las unidades sigue habiendo una tensa calma y enormes reclamos porque aunque el ministro Julio Alak dispuso que se reciban las entregas de alimentos, medicamentos y ropa que los familiares les mandan a los presos, el sistema no terminó de ponerse en marcha en varios penales. Eso produce aún más tensión.
Entre las organizaciones que se ocupan de la situación de los presos y en las agrupaciones de abogados hay coincidencia en que es mejor presentar recursos individuales para conseguir las excarcelaciones y prisiones domiciliarias. De hecho, la defensa de Amado Boudou reclamó ayer nuevamente la excarcelación, teniendo en cuenta que no tiene condena firme. Sin embargo, todo es más urgente que nunca por el clima en las cárceles, el temor y el peligro de contagio.
Eso llevó a la presentación de habeas corpus colectivos en varias provincias y la posibilidad de que se le pida a Kicillof alguna medida de conmutación de penas destinada a los detenidos que ya tenían salidas transitorias, a los de más edad, embarazadas, mujeres con niños y a los presos que no signifiquen ningún peligro.
El estado de Nueva York ya es ejemplo de lo que puede pasar. El coronavirus entró en varias cárceles, no sólo afectando a internos sino también a penitenciarios. Este martes se conoció el caso del famosísimo productor Harvey Weinstein, preso por violación, que dio positivo. El empresario estuvo en el penal de Rikers Island, frente al aeropuerto de La Guardia, donde se contagiaron 21 presos y 17 penitenciarios. Las autoridades consideran que es imposible el distanciamiento en una cárcel, por lo que el intendente de Nueva York, Bill De Blasio dispuso las excarcelaciones de 200 internos de ese penal. El virus llegó incluso a la famosa cárcel de Sing Sing, también en Nueva York, donde estuvieron alojados el mafioso Lucky Luciano y otros integrantes de su banda.
En el Reino Unido, el gobierno prevé enviar a prisión domiciliaria a unos 9.000 presos, una medida que tiene que ver con que este lunes faltaron a su trabajo 3.500 de los 35.000 penitenciarios que prestan servicios en las cárceles. Es decir que el temor al contagio está diezmando al personal que trabaja en los penales.
Esto podría ocurrir en la Argentina porque tampoco son buenas las condiciones laborales de los penitenciarios del país.
En todo lo que se refiere a descomprimir la situación en las cárceles, sucede que la justicia y las autoridades argentinas vienen reaccionando con enorme lentitud. Hay miles de presos que no cometieron delitos graves, que no significan ningún peligro --el ejemplo mayor es el narcomenudeo-- y están también las personas mayores y enfermas privadas de la libertad. Todo indica que, como sucede en Estados Unidos y el Reino Unido, tarde o temprano habrá contagios en las cárceles, tanto en los presos como en el personal penitenciario, lo que provocará una crisis de proporciones.