Mauricio Macri llamó al presidente Alberto Fernández para aconsejarlo en el medio de la pandemia del coronavirus. El ex mandatario recomendó seguir el “modelo inglés” evitando tomar medidas drásticas que paralicen la economía. Horas más tarde, el Presidente hacía lo opuesto a las recomendaciones de Macri dictaminando el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
El “modelo argentino” deFernández y el “modelo inglés” de Macri representan las dos grandes líneas de política económica frente a la pandemia que se desarrollaron a nivel global cruzadas por la decisión ética de privilegiar la salud por sobre la actividad económica o, por el contrario, intentar sostener la actividad económica aún a costa de la expansión del virus.
Entre los Estados que optaron por privilegiar la respuesta sanitaria y evitar los desbordes en los sistemas de salud a costa de una parálisis en la actividad económica producto de las recomendaciones de distanciamiento social y aislamiento se ubicaron los países asiáticos, que hasta aquí mostraron la mayor efectividad en el control de la pandemia, y de forma temprana fue la decisión que adoptó el gobierno argentino. Por ejemplo, el cierre de espectáculos masivos en la Argentina se decidió al día 12 de detectarse el primer caso mientras que en China se decidió al día 24, en Italia se decidió recién al día 35, en España al día 42 y en Francia 43 días después de detectarse el primer caso.
La otra postura adoptada por países como el Reino Unido, México, Estados Unidos y Brasil fue la de entregarse a una suerte de proceso de selección natural tratando de no alterar la rutina económica por más que ello implique una rápida expansión del virus y el probable colapso de los sistemas de salud. La economía dominó en este caso a la salud con un costo que todavía es difícil de dimensionar en términos de vidas humanas. Incluso en algunos casos, como en el Reino Unido, ya tuvieron que volver sobre sus pasos y tomar medidas de aislamiento más tarde que otros países.
El “modelo inglés” ante la pandemia exacerba la característica del sistema global a subordinar al ser humano frente a su propia creación económica. Avances tecnológicos que generan pérdidas de puestos de trabajo y exclusión social; destrucción del medio ambiente en nombre de la producción; ciudades llenas de departamentos vacíos junto a población sin acceso a una vivienda digna; son algunos de los ejemplos habituales.
El “modelo argentino” frente a la pandemia, por el contrario, avanza en una toma de conciencia sobre la necesaria subordinación de la economía hacia las necesidades humanas. La cuarentena obliga, por ejemplo, a discernir que necesidades son esenciales y cuáles relativamente superfluas, buscando mantener e incluso ampliar la oferta de las primeras mientras las segundas se paralizan forzosamente. Lograr que los argentinos puedan satisfacer esas necesidades esenciales es una tarea que no debiéramos olvidar cuando superemos la pandemia.
@AndresAsiain