Este miércoles, primer día hábil en cuarentena luego del fin de semana largo del 24 de marzo, los accesos a la ciudad de Buenos Aires amanecieron colapsados. Es que los controles policiales se hicieron más estrictos con el objetivo de verificar que quienes circularan acreditasen cumplir con una tarea esencial y no estar de regreso de unos días de vacaciones. El endurecimiento en los retenes se combinó con la decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de cerrar 59 puntos de entrada a la Capital, para dejar solo 13 accesos habilitados , lo que contribuyó a acentuar los embotellamientos.
“Estamos en una situación de crisis, todo aquel que no realice un servicio esencial tiene que quedarse en su casa”, advirtió por la mañana del miércoles Eduardo Villalba, secretario de Seguridad de la Nación, en diálogo con AM750. Es que las imágenes que llegaban desde los colapsados accesos a la ciudad distaban mucho de las que se habían visto en los primeros días de cuarentena, con autopistas casi vacías, colectivos sin pasajeros y solo algún que otro camión.
El miércoles, con solo un carril habilitado y con controles de las fuerzas de seguridad en cada acceso, el día comenzó muy distinto. "Los permisos para servicios esenciales son para los trabajadores de la salud, fuerzas de seguridad y todos los que tienen que ver con el abastecimiento alimentario", recordó Villalba y agregó que "lo que vemos en los accesos a la ciudad excede mucho lo que creíamos que iba a ocurrir".
El martes por la tarde, Diego Santilli, vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, había anunciado que se cerrarían 59 puntos de entrada a la Capital, para dejar 16 accesos exclusivos para transporte público y solo 13 para el tránsito en general. Entre los accesos habilitados más importantes se encontraban los de la Autopista Buenos Aires - La Plata, Puente Avellaneda, Puente Pueyrredón, Acceso Norte, Puente Alsina, Puente La Noria y el empalme Dellepiane con General Paz. Ante estas restricciones, un escenario de embotellamiento era fácil de prever.
El mayor flujo de tránsito comenzó a registrarse en el ingreso por el Puente Pueyrredón, desde la zona sur del conurbano bonaerense, donde cerca de las 4.30 de la mañana ya se notaban largas filas de vehículos. Hacia las siete de la mañana, en plena hora pico, llegaron a formarse unas diez cuadras de autos esperando del lado del partido de Avellaneda, sobre las avenidas Mitre e Hipólito Yrigoyen.
En la autopista Panamericana, desde la zona norte, la escena fue similar: se registraron hasta cinco kilómetros de cola en el ingreso a la Ciudad, frente a los controles realizados por Gendarmería. Otros puntos como los puentes Nicolás Avellaneda, Alsina y la Noria también mantuvieron un flujo mayor de vehículos que se dirigían hacia la Capital Federal.
Ante esto, el gobierno porteño anunció que pondrá en marcha una serie de medidas para evitar los embotellamientos. Entre ellas, la más destacada es la de establecer carriles exclusivos en algunos accesos para los cerca de 250 mil trabajadores de la salud, seguridad, comunicadores y abastecimiento autorizados a circular. Es que además de las molestias lógicas de un embotellamiento y el peligro de acumular gente en el contexto de una pandemia, la aglomeración perjudicó a los trabajadores que sí estaban habilitados para circular.
En este sentido, Santilli aseguró: "Estamos trabajando con la Provincia y la Nación para determinar carriles exclusivos para que no se genere una demora, para que fluya". Además, precisó que estos carriles se dispondrán "en los accesos más anchos", aunque aún no se notificó en cuáles de los 13 accesos habilitados funcionarán.