Miembros de la comunidad indígena El Rosal, del pueblo tastil, denuncian que fueron olvidados en medio de la cuarentena obligatoria por el coronavirus Covid-19. La mayoría de las familias son productoras de alimentos a pequeña escala, pero ahora no pueden comerciar porque las autoridades locales consideran que no están contempladas en los grupos autorizados para la circulación en el Decreto de Necesidad y Urgencia 297/20. Desde la intendencia de Campo Quijano aseguraron que les llevarán bolsones alimentarios.
Se trata de más de 30 familias que viven en el paraje El Rosal ubicado a 100 kilómetros del municipio de Campo Quijano. Se encuentran a 3600 metros sobre el nivel del mar y al pie del Nevado de Castilla.
“Está todo cerrado. La municipalidad cerró y no nos dejan bajar ni subir”, expresó Hugo Gutiérrez, dirigente de la comunidad de El Rosal. Contó que “prácticamente" les "cerraron el paso” y quedaron "olvidados, porque la municipalidad no se llegó para ver la situación de las familias”.
En la comunidad, la mayoría de sus integrantes se dedican a la producción de habas, arvejas, queso, maíz, carne, entro otros productos que se venden para ayudar al sustento.
“Desde la municipalidad no dejan que bajes con las verduras al mercado de Cofruthos (el mercado concentrador ubicado en la ciudad de Salta) o que nuestros compradores vayan a buscar. Nosotros tenemos contactos con los compradores, pero no pueden venir porque está cortado el paso”, relató.
En tanto, el intendente de Campo Quijano, Carlos Folloni, dijo a Salta/12 que el paso de los productores no se realiza porque “solo está permitido para los que tengan comercio”. “Los pocos que tienen permiso son los proveedores para ir a San Antonio de los Cobres y dejar el alimento”, indicó.
Dentro de la localidad existen dos controles: el primero en el destacamento de Gendarmería en el paraje Ingeniero Maury y el segundo, de la Policía de Salta en el ingreso al municipio de Campo Quijano.
“Hay un control de Gendarmería y por eso se complica que los dejen bajar, el colectivo que subía una vez a la semana no está circulando y quedaron varados. Nosotros vamos a estar subiendo”, manifestó Folloni.
Además, contó que ayer "salieron dos camiones por el tema del agua a la Quebrada del Toro y mañana (por hoy) salen bolsones de alimentos para abastecer a las familias”.
Sin embargo, Gutiérrez dijo que la producción que están acumulando por la falta de venta va a madurar y secar. “En seco es muy poco lo que se vende”, describió. “Necesitamos poder vender y comprar para tener en el invierno porque necesitamos resistir y tener el sustento para cada familia”, destacó.
En tanto, Folloni dijo que hoy se dirigirá a la Secretaría de Acción Social de la provincia para que les entregan los bolsones de mercadería. “Calculo que serán 200”, dijo. En cuanto, a la situación de los productores locales manifestó que se reunió con el ministro de Producción de Salta, Martín de los Ríos, y que “uno de los temas (que se conversó) fue ver cómo podemos ayudar a los productores. Todavía no hay nada definido y se sabrá entre el lunes y martes de la semana que viene”.
El sinfín de ausencias
En la comunidad funciona la escuela albergue El Rosal y de acuerdo a lo estipulado por las autoridades del Ministerio de Educación de la provincia, se iba a garantizar la alimentación diaria. No obstante, la escuela está cerrada y no ha recibido ningún tipo de mercadería, ya sea para cocinar en el establecimiento o repartir los bolsones a las familias.
Gutiérrez dijo que les avisaron que "la escuela iba a entregar las mercaderías a los chicos, pero todavía no llegó nada”. “Un señor que viene a vender mercadería a los pobladores de la zona nos dijo que recién la semana que viene iba a llegar porque él la iba a traer”, añadió.
El intendente afirmó que “la escuela está cerrada”. “Estoy gestionando una cocina del Ejército para que llegue a la comunidad y se pueda hacer la comida para la gente. Esperamos tener suerte para tenerla”, expresó.
A las carencias de El Rosal se suma la problemática de la conectividad. “Aquí solo tenemos conectividad en la escuela. A veces hay tres o cuatro personas conectadas y la señal ya es mala”, dijo Gutiérrez.
A pesar de la poca conexión de telefonía celular y de Internet, el dirigente agradeció al director de la escuela, Aldo Palacios, porque “él nos deja el Wi-Fi abierto durante las vacaciones y ahora, si no estaríamos totalmente aislados”.
Entre las medidas nacionales adoptadas por el coronavirus está el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Pero para la comunidad, la inscripción se dificulta. “Solo tiene que estar una persona con el celular, esperando que no se caiga la señal”, dijo Gutiérrez. Y contó que escucharon sobre la medida por radio, si no no se enteraban.
El productor agregó que en la comunidad falta de un enfermero del puesto sanitario. “Este año vino un enfermero con contrato, pero al no ser de aquí se le complicó venir y no llegó más”, contó. “Presenté nota a Salud donde pedimos que se nos cambie por una enfermera de la zona que vive aquí. Ella es profesional y está cerca de nosotros”, expresó.